Deforestación y lluvias agravan erosión en Edomex

Deforestación y lluvias agravan erosión en Edomex

Deforestación y lluvias agravan erosión que a su vez está directamente relacionada con la disminución de la cubierta vegetal.

Brian Prado
Junio 21, 2025

Durante la temporada de lluvias, los efectos de la deforestación y el mal manejo del suelo se intensifican en diversas regiones del Estado de México. Según especialistas, estos procesos aumentan los riesgos de deslaves, pérdida de suelos agrícolas y afectaciones en cuerpos de agua.

Las consecuencias están directamente relacionadas con la disminución de la cobertura vegetal en zonas con vocación forestal y agrícola.

Varios municipios con alto nivel de degradación

Sebastián Rodríguez, especialista en medio ambiente y académico de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), explicó que varios municipios mexiquenses enfrentan altos niveles de degradación del suelo que se ven agravados con la llegada de las lluvias.

“En el Estado de México, zonas como Temascaltepec, Amanalco, Ocuilan y parte del Valle de Bravo han sido fuertemente modificadas por deforestación o actividades agrícolas y ganaderas que no respetan la capacidad del suelo.

Cuando llegan las lluvias, este tipo de terrenos pierden estabilidad, lo que deriva en escurrimientos intensos, deslizamientos de laderas y pérdida de suelo fértil. Esto tiene un impacto directo en la producción agrícola y en la seguridad de caminos rurales”, detalló.

Uno de los efectos más inmediatos, es el aumento de la erosión hídrica, que afecta particularmente a las comunidades que dependen del campo. Aclaró que este proceso no es exclusivo de áreas rurales, ya que también se presenta en zonas urbanas con pendientes pronunciadas.

“Municipios como Zinacantepec, Tenancingo y Jilotzingo enfrentan una pérdida progresiva de la capa superficial del suelo. Esta capa contiene la mayor parte de los nutrientes necesarios para los cultivos. Su pérdida reduce la capacidad de producción de alimentos y eleva los costos para los productores locales. En contextos de lluvias intensas, el suelo se vuelve más propenso a compactarse y perder permeabilidad”, dijo.

El especialista también advirtió sobre los efectos indirectos en los cuerpos de agua del estado, como ríos y presas. Detalló que la pérdida de cobertura vegetal incrementa el arrastre de sedimentos, que a su vez afecta la calidad y capacidad de almacenamiento del agua.

“Las lluvias arrastran los sedimentos sueltos que se generan en terrenos degradados. Esto genera procesos de sedimentación en ríos como el Lerma y en presas como la de Valle de Bravo. Con el tiempo, estos depósitos reducen la capacidad hidráulica y dificultan el tratamiento del agua, lo que genera presión sobre los sistemas de abastecimiento en temporadas secas”, dijo.

Zonas urbanas fueron ocupadas sin planificación

Rodríguez también puntualizó que la problemática se agrava en contextos urbanos, especialmente donde existen asentamientos en zonas de riesgo o con pendientes. Afirmó que muchas de estas áreas han sido ocupadas sin planificación, lo que aumenta la vulnerabilidad.

“En municipios con urbanización no controlada, como Tlalnepantla, Naucalpan o Huixquilucan, se han construido viviendas en laderas sin la infraestructura adecuada. En temporada de lluvias, el suelo sin vegetación se vuelve inestable. Esto puede provocar colapsos o afectaciones graves en viviendas, caminos y drenajes” concluyó.

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