Del codiciado mercado de la mota y la venganza de María Sabina
Los Sonámbulos
Con un abrazo solidario para Silvia Chávez González y Carlos Rivero González, amigos periodistas, ante la irreparable pérdida de sus señoras madres.
Por Jesús Delgado Guerrero
No obstante su protestantismo recalcitrante, ese dique religioso que está detrás de la prohibición de las drogas, en 22 entidades de los Estados Unidos se avanzó en la despenalización de la marihuana desde el año 2012. Cuatro entidades más se sumaron, vía sufragio ciudadano, tras las elecciones presidenciales recientes.
No es un asunto menor, no sólo por tratarse del mercado más grande a nivel mundial, sino porque de esos estados al menos seis forman parte del llamado “Cinturón Bíblico”, es decir, el fundamentalismo cristiano y su prohibicionismo al máximo. Sin hipérbole, son de esos territorios donde es más fácil que un millonario y su dogma creacionista pasen por el ojo de una aguja que Charles Darwin al salón de clases.
Luego de casi medio siglo de prohibición alentada por Richard Nixon en la década de los años 70, quizás se dieron cuenta que esto no ha producido otra cosa que miles de cadáveres y redes criminales organizadas que, además de sicarios, incluyen todo un aparato gubernamental, principalmente policiaco, supuestamente dedicado a combatir la producción, distribución y venta de estupefacientes.
De hecho en los Estados Unidos se están derribando muros más allá de la marihuana: a principios de este mes se informó que “Oregon se convirtió en el primer estado en despenalizar la posesión de cocaína y heroína, así como el acceso a hongos alucinógenos para uso terapéutico” (en ciernes, la venganza de María Sabina y sus “angelitos voladores o “niños santos”, profeta en tierras ajenas. La chamana mazateca era visitada por rebeldes rocanroleros, políticos mustios, escritores, banqueros como Roberto Gordon Wasson, ex vicepresidente de JP Morgan, estudioso de sustancias psicoactivas, así como Albert Hofmann, el» padre del «LSD» o ácido lisérgico que lo mismo «aceleró» a Steve Jobs que a Jimi Hendrix).
Así, la posesión de las llamadas “drogas pesadas” en Oregon es un delito civil (multa de 100 dólares o tratamiento gratis de «rehabilitación”, financiado con ingresos fiscales de la industria de la mota).
¿Qué tiene ver todo esto con nuestro país? Mucho. A reserva de pormenorizar pues presenta algunos aspectos “chatos” que todavía criminalizan, en comisiones el Senado de la República despenalizó tanto el consumo como el comercio de la mariguana para uso lúdico y medicinal.
En otras palabras, esto abriría la puerta a regular la siembra, la cosecha, el transporte, comercialización, venta y distribución de la mariguana, en un negocio exclusivo hasta ahora de cárteles criminales y farmacéuticas.
Hay muchas aristas en la citada iniciativa, mismas que han generado protestas de grupos colectivos, los cuales además ven ya puestos los tentáculos de corporativos nacionales y extranjeros para monopolizar el mercado, empresas a las que presuntamente los senadores pretenden beneficiar.
Pero se trata de un paso para despojar de su careta criminal e hipócrita a una actividad que, penalizada, ha generado más muertos y perjuicios que su consumo. Daños en todos los sentidos: humanos, sociales, políticos y económicos… toda una narcocultura que encierra un millonario negocio.
Por ello, no en balde empresas canadienses, estadounidenses y mexicanas están preparándose para explotar ese mercado pues se trata de un nicho que, de menos, generará a nivel mundial no menos de 66 mil millones de dólares para el año 2025, según estimaciones difundidas.
Además, según el estudio “Entrando en el tema: CBD y Cannabis en Latinoamérica Informe 2019”, el mercado en México generó 18 millones de dólares y se calculan 258 millones de dólares para el 2023, esto si la competencia en Estados Unidos con su industria de la mota local no toma más ventajas, como hasta ahora.
También los representantes de la recaudación nacional (Secretaría de Hacienda), están viendo ingresos por no menos de 18 mil millones de pesos en forma anual.
Lo que hizo el Senado fue sujetarse a la orden de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, (SCJN), que en agosto del año pasado solicitó que se emitiera la reglamentación a la reforma a la Ley de Salud de 2017, misma que regula el uso de la cannabis y sus derivados.
¿Va a aumentar el club de “pachecos” en el país? En Estados Unidos, como en Portugal y otros países donde se despenalizó la marihuana y otras drogas, al principio se generó un incremento, pero luego descendió significativamente.
Ha resultado más barato para las sociedades y gobiernos diseñar políticas públicas preventivas, educativas y de salud que todo el cuento sanguinario de policías y bandidos.
¿Se va a terminar con la violencia y el rosario de muertos con cargo a los cárteles en nuestro país? No es probable, porque los grupos criminales han diversificado sus actividades (“renteo”, extorsión, secuestro, trata de personas, asaltos, robos, ciber-delitos y otros) y es justo ahí donde los cuerpos policiacos, de “inteligencia” y demás tendrán que enfocar sus baterías, esto en vez de estar “cazando” o “encubriendo” narcotienditas y a sus cientos o miles de despachadores.
Obviamente a jueces, agentes del ministerio público, directores de cárceles y a policías se les está escurriendo un gran pastel.
Pero más de 14 años de violencia extrema, y muchos más de negocio fomentado por la doble moral, requieren ya otras recetas. El gobierno no debe tutelar la piel de otros.