Delfina Gómez: “subirse al carro del ganador”

Observatorio electoral

El título anterior hace alusión al “efecto bandwagon”, que comenzó a usarse durante 1848 en los EUA, durante la campaña presidencial de Zachary Taylor. Se refiere a una atracción introducida en el ambiente político por Dan Rice, un payaso profesional miembro del Partido Whig, al que se le ocurrió usar su carro de trabajo, que incluía una banda musical, para atraer electores a la campaña de Taylor. Además de ella, arriba del mismo iba el candidato presidencial y su equipo político más cercano.

Cuanto más popular era el carro de Rice, más dirigentes políticos se subían al mismo. Así, cada vez más simpatizantes apoyaban a Zachary Taylor. La gente se divertía observando cada día qué nuevo dirigente se subía al carro. Años más tarde, esos carros fueron piezas indispensables de las campañas electorales en los EUA; una parte del espectáculo político. Desde entonces se popularizó la frase “subirse al carro del vencedor”, para describir la actitud de quienes solo buscan aprovechar el éxito de otros, sin que les importen mucho sus convicciones.

Ese es el fenómeno que se ha visto durante los últimos meses en la campaña de la candidata de Morena a la gubernatura del Estado de México, Delfina Gómez. Desde antes de su postulación, por su clara ventaja en las encuestas y sondeos de opinión, tuvo varias adhesiones previas al inicio del actual proceso electoral. Primero lo hicieron el PT (que en 2015 se alió al PAN y en 2017 compitió solo, aunque después declinó a favor de Gómez) y el PVEM (que desde 2003 había sido aliado del PRI.

Eso solo fue el principio. Durante la campaña de Morena se han ido sumando cuadros directivos y militantes de otros partidos. Por su importancia numérica destacan los que han dejado el PRD; por sus antecedentes políticos destacan los priistas que se han subido al carro morenista, ya sea a través de otro partido o directamente. En el primer caso destaca Luis Miranda Barrera, militante del PVEM, hijo de un ex titular de la SEDESOL y nieto de un ex procurador estatal (los dos del mismo nombre) priistas de toda la vida. El otro caso se trata de ex presidentes municipales del PRI que se han sumado a la campaña morenista.

Los anteriores son solo ejemplos de la gran cantidad de militantes de otros partidos que se han insertado en las estructuras morenistas. No se sabe si como “Caballos de Troya”, para derrotar a las huestes de ese partido desde adentro (fungiendo como espías de la priista Alejandra del Moral) o con el único fin de subirse al carro de la candidata con más posibilidades de ganar la gubernatura del estado con más población, más electores y más presupuesto en todo el país: Delfina Gómez.

Por si eso fuera insuficiente, algunos dirigentes de Morena han llamado a los dirigentes y militantes de MC, que otra vez no postuló candidato a gobernador, a subirse al carro de la probable ganadora. El peligro de una oferta como ésta es que ese partido se llene de cínicos, que sigan el ejemplo trazado por uno de los personajes más deleznables de la política mexicana, el “tlacuache” César Garizurieta, quien alguna vez dijo ufano: “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”.

El riesgo es que el potencial nuevo gobierno se llene de oportunistas que desplacen a los militantes de Morena, para seguir lucrando con el erario público; y que ante la eventual derrota priista y triunfo morenista se apresuren a jurar lealtad a la probable gobernadora electa al grito de ¡El rey ha muerto, viva la Reina!

TAR