Discriminan a mexiquense asesinado en la Noche de Iguala

El andar durante 96 meses no ha sido sencillo, las marchas, la exigencia de justicia, la esperanza de saber qué pasó esa noche

A ocho años de distancia de la Noche de Iguala, la familia de Julio César Mondragón Fontes, el mexiquense que fue asesinado el 26 de septiembre de 2014, sigue sin justicia.

En Tecomatlán, una comunidad perteneciente al municipio de Tenancingo, esperan que lo que realmente sucedió se dé a conocer, que los responsables paguen por sus crímenes, en especial los cometidos contra el joven al que apodaban “El Chilango”, que son de lesa humanidad.

Julio César no es parte de los 43 normalistas desaparecidos, de él, cómo murió y dónde, sí se sabe, incluso está enterrado en su tierra natal; sin embargo, debido a que a él sí lo encontraron, a sus familiares se les ha excluido del proceso para revelar quién orquestó la matanza y desaparición de los normalistas de Ayotzinapa.

“Mataron a Julio y parte de nosotros muere con este sentimiento, con esta impotencia, con este coraje de que no hay derechos humanos para nosotros, la gente pobre, la gente de abajo. ¡Con cuánta saña, con cuánta maldad! ¿Qué les hizo mi hijo Julio César para que lo mataran de esta forma tan vil?”, recriminó Afrodita, madre de Julio, con la esperanza de que el gobierno de Andrés Manuel López Obrador le dé la verdad.

Cuitlahuac Mondragón, tío del normalista, reclama que lo que realmente pasó esa noche aún no queda claro, nadie ha pagado por los hechos: la manipulación de la verdad , así como la tortura y el homicidio de su sobrino. 

“Él era hijo de mi hermana Afrodita. A siete años, después de tanto tiempo, se ve que hubo un antes, porque hubo movimientos raros, tal parecía que había un objetivo específico. Nosotros hemos tenido acceso tanto al expediente de Julio César como de los 43 y, en realidad, no hay modificaciones, si acaso, cambia el enfoque y la forma pero en esencia es muy parecida. En lo personal, no le veo un giro”.

El desmentido de la llamada “verdad histórica” apunta a que los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa fueron detenidos por policías corruptos en Iguala y entregados al cártel Guerreros Unidos, que los asesinó e incineró en el basurero de Cocula y tiró los restos en el río San Juan.

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“Muchos de los que han caído, fueron por tortura y no estoy diciendo que son inocentes ni eximiéndolos de la participación, sin embargo, después de ocho años debieron haber buscado los mecanismos para aclarar esto. No hay ningún avance específico en el caso de Julio César Mondragón Fontes”, reclamó el profesor egresado de la Normal de Tenería.

La Noche de Iguala para Julio César

La noche del 26 de septiembre de 2014, Julio César salió de las instalaciones de la Normal Isidro Burgos a Iguala, a donde iban a botear pues, por primera vez, la normal Isidro Burgos iba a ser el punto de partida para la marcha del 2 de octubre, lo que intriga a su familia.

Julio César era uno de los normalistas de Ayotzinapa que fueron emboscados, el único mexiquense.

Al joven le quitaron el rostro cuando aún estaba vivo, le sacaron los ojos, le provocaron fracturas múltiples en 40 huesos que comprenden cráneo, cara, tórax y columna vertebral. 

El cuerpo de Julio César fue encontrado a 500 metros de una zona militar, su celular fue utilizado incluso después de la hora de muerte, pues los expertos argentinos que ayudaron en el caso determinaron que murió a las 12:00 de la noche, la sábana de llamadas revela que al año siguiente fue utilizado para llamar al Campo Militar 1, en la Ciudad de México. 

Para su hermano, Lenin Mondragón, el trato que han recibido por las autoridades desde el inicio de “la pesadilla familiar” ha sido marcado por el relego.

Incluso cuando se reunieron con los padres de los 43, a los Mondragón Fontes no se les citó.

“No nos convocaron, incluso en el último reporte que entregó la Comisión Nacional de Derechos Humanos, que entregó Alejandro Encinas, no nos convocaron. Apenas le dedicaron cinco líneas en las que expresan que a mi hermano lo asesinó un integrante del crimen organizado, “El Chucky”, pero eso exime de responsabilidades al Gobierno y esto fue un crimen de Estado”, reprocha.

La Mentira Histórica 

La Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) de México reiteró su rechazo a la versión del Gobierno de Enrique Peña Nieto sobre el relato conocido como la “verdad histórica” el cual fue cuestionado por los familiares y por una investigación de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).

La investigación señalaba que los cuerpos, no pudieron ser quemados en el basurero de Cocula.

Por ello el Gobierno de López Obrador reabrió la investigación en 2018 y derrumbó esta versión.

En julio del año pasado, restos de Christian Alfonso Rodríguez fueron identificados en la barranca de La Carnicería, ubicada a un kilómetro del basurero.

Pero no son 43, en total fueron 50 víctimas, 47 normalistas y tres civiles, de ellos, sólo siete aparecieron, siete tienen una tumba con su nombre.

El andar durante 96 meses no ha sido sencillo, las marchas, la exigencia de justicia, la esperanza de saber qué pasó esa noche cuando la sonrisa de Julio César y 46 normalistas más se apagó.

Cuando la impunidad y la corrupción se tragaron a 43 que siguen sin aparecer y asesinaron con toda impunidad a civiles y estudiantes.

SPM