Educación con perspectiva de género
Sin Titubeos
La intención es muy simple: Erradicar las viejas prácticas de discriminación y violencia en el Estado de México, utilizando la educación como herramienta clave, para que las nuevas generaciones tengan una nueva cultura de respeto hacia los demás. No parece fácil, pero en momentos en los que se han incrementado los delitos de violencia en contra de las mujeres y aumentan los casos de feminicidio, la idea de empezar desde el preescolar parece que es la más indicada.
El gobierno de Alfredo Del Mazo Maza implementó la Estrategia Curricular en Igualdad de Género, única en su tipo en el país, con el propósito de eliminar las desigualdades entre hombres y mujeres con planes escolares que incorporan contenidos que, en forma integral y gradual, con perspectiva de derechos humanos e igualdad de género, atenderán el desafío de construir relaciones equitativas y libres de violencia desde las escuelas mexiquenses.
Propone desde el ámbito educativo un cambio cultural en favor de la igualdad, que trascienda y contribuya a mejorar la calidad de vida de las familias mexiquenses. Es un esfuerzo de largo plazo, cuyo éxito depende mayormente de su recepción y adopción social, pero que sienta bases sólidas para modificar de raíz las condiciones que ponen límites al desarrollo de las mujeres.
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El proyecto implementado por la Secretaría de Educación, que dirige Gerardo Monroy Serrano, con apoyo de la UNESCO llegará a todas las escuelas públicas y privadas de la entidad, a partir del próximo Ciclo Escolar 2022-2023.
Este programa académico nació hace varios años y superó desafíos como la pandemia, para finalmente ser una respuesta al reto de eliminar las desigualdades desde raíz, en los primeros años de la formación educativa, para erradicar o modificar los estereotipos de género.
Y es que el ámbito educativo es clave para lograr la igualdad de género. Es el mejor lugar para dotar de nuevas herramientas a las presentes y futuras generaciones.
La materia de Igualdad de Género será impartida durante una hora y media semanal en primaria, y una hora semanal en secundaria y preparatoria.
Además, fueron elaborados cuatro libros para profesores y cinco para estudiantes, cuyo contenido está estructurado en torno a los ejes de Igualdad de Género, Derechos Humanos y Cultura de la Paz, los cuales buscan que niñas, niños y adolescentes alcancen objetivos de aprendizaje con base en la comprensión de la convivencia pacífica, el respeto a los derechos humanos, y el cuestionamiento de las desigualdades.
Este esfuerzo educativo pretende construir una sociedad más justa, que reconozca y respete los derechos humanos y proporcione a las familias mexiquenses los elementos para identificar, prevenir y resolver situaciones de discriminación, con igualdad de responsabilidad, trato y oportunidad.
Parece un trabajo sencillo, pero en realidad es una labor titánica la que emprenderá el gobierno estatal para incidir en la manera de pensar y de observar a los demás, a través de la educación. Se trata de fomentar la cultura de igualdad de género como un derecho humano, indispensable para la construcción de sociedades más justas, que promuevan la igualdad mediante la prevención de la violencia y la discriminación y comprendan la forma en la que los estereotipos de género fomentan la desigualdad.
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Esta estrategia se complementa con otras acciones gubernamentales para garantizar el bienestar de las mujeres, como la asignación de 12 mil millones de pesos en programas con perspectiva de género, lo que ha permitido crear la Policía de Género, fortalecer los 80 Centros Naranja, la Línea Sin Violencia, las Brigadas de Seguimiento, la Red Naranja.
Además de los más de 4 mil 700 Espacios Naranja-Espacios Seguros, poner en marcha los Centros de Masculinidades Positivas, las unidades de atención a personas agresoras de género o ampliar la cobertura de las Unidades Móviles y de las Unidades de Género y Erradicación de la Violencia, entre otras acciones.
Sin duda, representa un gran avance. A la sociedad nos toca hacer también nuestra parte y fomentar ese respeto desde los hogares, desechando los micromachismos. Por algo se empieza.