El agua y el Plan Nacional de Desarrollo 2025-2030

El Plan Nacional de Desarrollo (PND) 2025-2030 acaba de ser publicado, el Eje General 4 trata del Desarrollo Sustentable, en primera instancia tendríamos que poner sobre la mesa una discusión que ha sido amplia, y que es necesario subrayar, el término de “desarrollo sustentable” o “desarrollo sostenible” serían contradictorios en un sentido estricto de la palabra, todo depende lo que se entiende por ambos conceptos. Si se entiende “desarrollo” como crecimiento económico con distribución de la riqueza, no sería compatible con sustentable y mucho menos con sostenible, lo que lleva a la reflexión de si queda entendido por el redactor del Plan, la diferencia entre ambos conceptos.

Otra falla conceptual incluida en el PND es utilizar el término de los recursos económicos, la cual hace referencia necesariamente a la utilización económica, siempre y cuando lo que se busque sea lograr la maximización y eficiencia económicas. 

Es correcto el diagnóstico, en cuanto a que para lograr el derecho humano al agua se requiere una distribución equitativa y el desarrollo de infraestructura, señala proyectos de saneamiento, rehabilitación de redes hídricas, donde habrá que poner especial cuidado es en que señala proyectos de tratamiento de aguas saladas para su aprovechamiento, existen cuestionamientos razonables en cuanto a el manejo de los residuos y el costo que implica esta forma de abastecimiento, éste es el principal punto de preocupación, que no se resolverá hasta que se garanticen las fuentes de financiamiento para la construcción, operación y mantenimiento de esta infraestructura. Tal vez deberíamos buscar la mejora en el aprovechamiento y eficiencia (no económica), sino en la distribución del agua.

En cuanto al consumo del sector agrícola, por supuesto que hay que mejorar su uso eficiente, pero también es necesario definir qué tipo de cultivos son deseables en qué zonas del país. 

A partir de esta introducción, se hace un diagnóstico denominado “República con derecho al agua”, en general atinado, pero hace falta precisar algunos puntos, la cantidad de agua residual que menciona es tratada, es mucho menor, cuando se tome en cuenta el cumplimiento de la NOM-001-SSA-2021, relativa a las descargas de aguas residuales a cuerpos federales de agua, sin tomar en cuenta, que la medición deja mucho que desear. Los recursos económicos destinados en el periodo 2019-2024 se encuentran lejos del monto de inversión recomendado para un sector con el grado de desinversión que presenta.

Sin embargo, en todo el documento no se menciona nada acerca de los instrumentos económicos o de mejora de los responsables del uso público urbano, los prestadores de los servicios en las ciudades, y sin ellos, las mejoras en obras de cabeza se pueden perder si las ciudades siguen perdiendo agua y no tratan adecuadamente sus aguas residuales, o para qué pueden mantener el costo de producción del metro cúbico de una desaladora.

Junto con estos apartados, vienen dos indicadores relativos al agua, el primero es el indicador 4.6.1 que tiene como objetivo lograr 100% al 2030 de superficie tecnificada en distritos de riego prioritarios, aunque no se menciona cuáles son. El segundo indicador es el 4.6.2 proyectos estratégicos de agua implementados, teniendo como meta al finalizar el presente sexenio, lograr los 17 proyectos planteados ya previamente, ambos tienen una línea base de 0, lo que llama la atención es que los indicadores planteados en el PND pasado hablaban de cobertura efectiva de agua y saneamiento, y en aquel entonces la meta sexenal era mejorarlo en dos puntos porcentuales, y que en este documento nos hubiera gustado verlos, ya que no serían indicadores vehículos para lograr el derecho humano al agua, sino serían los indicadores de impacto directo a los derechos al agua y al saneamiento.

PAT

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