De acuerdo con el Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías de la entidad (IIFAEM) los materiales de hueso y el cuerno de res, que aprovechan algunos artesanos mexiquenses, tienen una gran exigencia, por lo que no se genera una producción masiva; además cuentan con apenas 79 maestras y maestros registrados.
Emiliano Ramos es uno de los maestros que mantiene viva una tradición centenaria: “El trabajo del cuerno”.
El arte del cuerno
Con más de 30 años de experiencia, ha perfeccionado una técnica que aprendió de su abuelo, quien le enseñó que, al transformar un material tan rudo como el cuerno, no solo se crea un objeto, sino que se conserva la identidad de un pueblo.
“La gente piensa que es fácil, pero trabajar el cuerno es todo un arte. Primero hay que conseguir buenos cuernos de ganado, y eso ya es un reto porque no cualquiera sirve. Después viene el proceso de curado, que lleva semanas. Todo esto es paciencia y mucha observación, porque si te apresuras, se rompe o no queda bien”, compartió.
Detalló que la vida de un artesano de esta rama está llena de herramientas rústicas, moldes y piezas en diferentes etapas de fabricación. El artesano da forma a peines, botones, mangos de cuchillos y cucharas, artículos que, aunque parecen simples, exigen un proceso minucioso y detallado.
“Cada cuerno es distinto. A veces tiene grietas, vetas de colores que ni te imaginas, y hay que saber por dónde cortarlo y cómo darle forma. No es como trabajar madera o metal, el cuerno tiene vida, tiene su carácter, y si no le tienes respeto, no te deja trabajar”, apuntó.
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Trabajo del cuerno con carga cultural
El oficio, además de ser complejo, tiene una carga cultural. Desde tiempos prehispánicos, el cuerno ha sido utilizado por diversas comunidades para la creación de herramientas y adornos rituales.
“Lo bonito de esto es que cada pieza lleva historia. Aquí en el pueblo, muchos artesanos ya se han cambiado a otras cosas porque esto no deja mucho dinero, pero yo sigo, porque siento que si lo dejo, se pierde algo de quienes somos. No es solo hacer un peine o un mango, es seguir un legado”, señaló.
La comercialización de sus piezas no es sencilla, y a pesar de las dificultades, Emiliano sigue trabajando con dedicación. Muchas veces acude a ferias y exposiciones en distintos municipios del Estado de México, donde, entre otros artesanos, busca que su trabajo sea valorado.
“A veces la gente regatea, no entiende lo que hay detrás de cada pieza. Yo les digo: ‘mire, esto no lo hizo una máquina, lo hizo mi mano, y en cada pulida va un pedacito de mi vida’. Si me pagan bien o no, yo igual lo disfruto, pero qué bonito sería que la gente reconociera el trabajo”, apuntó.
El trabajo del cuerno en el Estado de México es un arte que requiere precisión, paciencia y un profundo respeto por la materia prima, según detalló, lo que vuelve especial a esta artesanía que se toma su tiempo en cada pieza.
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MPH