El Cigala crea una Obra maestra, en el escenario

Diego El Cigala enamoró e hipnotizó durante las dos horas del recital de Obras maestras en La Maraka, de la Ciudad de México.

Así como cantaba Javier Solís; “Voy a mojarme los labios con agua bendita”, el cantaor de flamenco parece que bebió agua bendecida por los grandes del bolero y desgarraba la voz en el local de la Avenida Eugenia.

Justo a las 21:30 horas se plantó en el escenario vestido con un traje claro y acompañado por tres músicos.

La música de Diego «El Cigala», un hechizo gitano

El Cigala demostró que solo con su voz, un violoncello, pianista y percusionista, es suficiente para hechizar como aquellos gitanos de los que lleva el ADN en su sangre.

“Si te contara”, así abrió la noche lluviosa y sí, es mejor verlo en vivo que contarlo. Le siguió “Compromiso” y vaya que se comprometió con su público, el mismo que le gritaba un amor eterno o que era un guapo.

Las manos de El Cigala parece que tienen vida propia, en constante movimiento señalan, apuntan y llevan el ritmo, aplaude, marca el compás y sus músicos se deleitan con cada canción contagiando a los presentes.

Tanto encanta, que creó una “Historia de amor” en el salón y los enamorados se besaban, coreaban y otros movían sus cuerpos invitando a bailar a sus amigos o parejas.

“Estoy muy contento de estar aquí. ¡Viva México! Los quiero mucho y espero que pasemos un rato de lo mejor posible, que dios os bendiga”, comentó

La atracción y conexión que tuvo Diego con sus fans se puede resumir en una imagen, nadie o casi nadie perdía el tiempo grabando con los teléfonos celulares como se ha vuelto una costumbre en los conciertos, donde la mayoría está más al pendiente de grabar y ver el dispositivo móvil que lo que ocurre en el escenario, pero con el cantaor era él, el centro de todo.

En la planta alta no dejaba de bailar Susana, mujer ya madura que viajó desde Mérida para ver a su ídolo.

“Lo he visto varias veces, siempre me deja sorprendida. Es único y no me lo iba a perder con estas canciones. Ya compré su disco y la verdad no tengo palabras para expresar lo que siento. Mi esposo me regaló el viaje, creo son unos 20 mil pesos con avión, hotel y boleto, más las comidas”, contestó la señora que estaba a punto de soltar algunas lágrimas por la emoción.

Se escuchaba un “Corazón loco” y los gritos subieron de volumen cuando el artista pidió a los asistentes que se pusieran de pie y aplaudieran al ritmo de la música, El Cigala los veía emocionado y agradecido.

“Gracias por existir, gracias por estar está noche aquí”, dijo.

“Deseo que pasen unas felices fiestas, llenas de amor, de ilusión, con sus seres queridos. Es un placer estar aquí está noche y compartir, sólo pido a Dios que les dé mucha salud”, expresó antes de interpretar “Dos gardenias”.

Noche de lluvia y boleros en el Salón La Maraka

En La Maraka la gente bailaba, gritaba y sudaba igual que el intérprete, quien además se secaba el sudor constantemente por el calor que se sentía y contrastaba con la fría y lluviosa noche en el exterior.

Para cerrar la noche, El Cigala se plantó como si fuera un astado bravío, fingió torear y un grito lo acompañó varias veces: ”¡Oleeee!”.

Se despidió de todos y si hubiese estado en una plaza seguro salía en hombros con rabo y oreja por esa noche triunfadora.

DB