El disparo de argón, una reflexión sobre la memoria y las distorsiones de la realidad

El disparo de argón, una reflexión sobre la memoria y las distorsiones de la realidad

La pluma de Juan Villoro explora cómo las crisis personales nos obligan a reexaminar nuestra percepción del tiempo.

Redacción
Enero 5, 2025

El disparo de argón (Juan Villoro, 1991), es una novela que invita a la reflexión sobre la naturaleza de la memoria, el tiempo y las distorsiones de la realidad. En ella, el autor  se adentra en un relato en el que el presente y el pasado se entrelazan a través de la vida del protagonista que, al explorar la historia de un accidente, termina por confrontarse con sus propios recuerdos.

El relato inicia con un incidente aparentemente trivial: un accidente ocurrido en un laboratorio. Sin embargo, lo que empieza como una investigación científica se convierte rápidamente en un viaje introspectivo.

Desde el inicio de la novela, Villoro establece que el tiempo no es lineal, y lo refleja en su protagonista, quien experimenta una suerte de desdoblamiento temporal.

“En el espacio de un segundo, el pasado se convierte en presente; lo que ocurrió hace años, ahora es como si estuviera ocurriendo frente a mí.” Esta reflexión sobre la fugacidad del tiempo es uno de los temas centrales del libro.

Villoro establece que el tiempo no es lineal

A lo largo de la obra, Villoro maneja una prosa cargada de simbolismo y reflexiones filosóficas. El disparo de argón, hace referencia a un fenómeno químico que también tiene un paralelo en la idea de la distorsión y el desvío.

A través de las metáforas científicas, el autor logra dotar a la narrativa de una estructura que parece escapar de la lógica convencional, como si las reglas del mundo físico y emocional se entrelazaran en una danza impredecible.

 “El argón, gas noble, no reacciona, se queda en silencio, como el recuerdo que no se disuelve.” Esta frase refuerza la idea de que, a pesar de los intentos por entender lo sucedido, algunos recuerdos permanecen inquebrantables, como ese gas que no se mezcla con los demás elementos.

Uno de los aspectos más fascinantes de la novela es la exploración del tema de la memoria. Villoro aborda cómo los recuerdos se fragmentan, se reconstruyen y, a menudo, se confunden con las construcciones del deseo o del miedo.

El personaje principal se enfrenta a un dilema existencial

En un pasaje, el narrador reflexiona: “La memoria no es un espejo, sino una interpretación”. Esta frase encapsula una de las tesis más profundas de la novela: que lo que recordamos no siempre es lo que ocurrió, sino una interpretación de lo sucedido, alterada por el paso del tiempo y las experiencias posteriores.

El personaje principal se enfrenta a un dilema existencial, ya que el accidente que investiga no solo cambia su vida, sino también su comprensión del mundo.

La pluma de Juan Villoro explora cómo las crisis personales nos obligan a reexaminar nuestra percepción de la realidad.

“A veces, el verdadero accidente es el que no ocurre, ese instante que nos perdemos en la certeza de que todo sigue igual”, dice el narrador, sugiriendo que la verdadera transformación no es necesariamente externa, sino interna, una revelación que ocurre cuando nos detenemos a observar lo que hemos dado por sentado.

El disparo de argón es una obra compleja

El disparo de argón es una obra compleja que desafía las expectativas del lector y lo invita a cuestionar la naturaleza de la realidad y la memoria. Con una prosa cuidadosa, Villoro logra fusionar la ciencia con la filosofía, el pasado con el presente, y lo físico con lo emocional.

La novela, traducida al alemán y francés, es una reflexión sobre cómo los eventos de nuestras vidas, por más pequeños o significativos que sean, pueden tener un impacto duradero en nuestra comprensión de nosotros mismos y del mundo que nos rodea.

Información de Angélica Ruiz

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