El eco mexiquense del rock

El eco mexiquense del rock

Rockanrolario

Redacción
Septiembre 19, 2025

El calendario cultural del país suma una nueva fecha que vibra con acordes eléctricos. El 11 de septiembre de 2025, el Estado de México celebró por primera vez su Día Estatal del Rock, tras la declaratoria de la 62 Legislatura. El acto no fue un gesto menor: se trató de inscribir en la memoria pública a un género que durante décadas construyó comunidad, narró rebeldías y sirvió de espejo a las transformaciones sociales.

La conmemoración se vivió en el Centro Cultural Mexiquense Bicentenario, donde la Sala Elisa Carrillo abrió sus puertas para entregar reconocimientos, proyectar el documental Legado del Rock Mexiquense y escuchar a la banda Hazel. Ese viernes 12, desde las 11 de la mañana, el recinto se convirtió en una extensión del barrio y del escenario: un lugar donde lo popular y lo institucional se encontraron al ritmo de guitarras y voces juveniles.

El rock mexiquense se reconoció, por fin, como lo que siempre ha sido: un testimonio vivo de identidad. Las letras hablan de inconformidad y de fiesta, de política y de amor, de caminos barriales y escenarios internacionales. Cada acorde condensa historias de municipios enteros, de generaciones que crecieron entre casetes grabados en casa y foros improvisados, hasta llegar a festivales que hoy llenan plazas y auditorios.

El peso simbólico de la fecha remite inevitablemente a Avándaro de 1971, cuando miles de jóvenes se reunieron en territorio mexiquense para una comunión inédita. Medio siglo después, el Congreso estatal decidió convertir ese recuerdo en semilla de futuro. Allí donde la historia oficial vio desorden, la memoria popular supo reconocer libertad. La declaratoria de abril y la celebración de septiembre transformaron aquel eco en calendario.

La fuerza del rock no necesita decretos para existir, pero el reconocimiento institucional abre caminos. Permite que los creadores encuentren respaldo, que los jóvenes se acerquen a su historia y que la sociedad valore al género como patrimonio cultural. Cada 11 de septiembre, el Estado de México se recordará a sí mismo como cuna de un movimiento que rebasó fronteras sociales y artísticas.

El gesto legislativo no se agota en la nostalgia. Se trata de proyectar hacia adelante. De ofrecer a nuevas generaciones un espejo donde mirarse, un espacio donde comprender que el rock fue y es una escuela de ciudadanía. En cada riff se aprende la importancia de la disidencia; en cada coro colectivo se descubre el valor de la comunidad.

El rock enseña que la libertad puede sonar a batería y bajo, que la identidad se construye tanto en los rituales tradicionales como en las voces contestatarias de la modernidad. Y al darle un día en el calendario, el Estado de México dice algo más: la cultura popular merece ocupar el mismo lugar de honor que las instituciones más solemnes.

Ahora, la Ciudad de México ya mira hacia esta experiencia. En su Congreso se discute replicar la iniciativa mexiquense y declarar también el 11 de septiembre como Día del Rock Mexicano. Sería una forma de enlazar la memoria de Avándaro con la capital cultural del país, un paso más para reconocer que el rock no es un paréntesis en la historia, sino un capítulo esencial de nuestra identidad.

El eco mexiquense se expande. El 11 de septiembre ya no solo recuerda el lodo y la lluvia de 1971; ahora marca la certeza de que el rock tiene un lugar en la memoria oficial y en la celebración colectiva. Ese eco resuena, como siempre, a todo volumen.

TE SUGERIMOS:

¡La Jornada Estado de México ya está en WhatsApp! Sigue nuestro CANAL y entérate de la información más importante del día.

TAR

UAEM2