“El lado obscuro de la soledad”
¡Ojalá que nunca conozcas el lado obscuro de la soledad! La idea que tenemos respecto a la soledad es la que determina si se le teme o se le aprecia, es importante conocer las formas en las que esta puede afectar la salud física y mental, y cómo evitar que esto ocurra, pero, también reconocer que hay soledades acompañadas que duelen más que estar solo.
Así como saber la diferencia entre la soledad que es el deseo de estar acompañado cuando se está solo y experimentar tristeza, apatía o desgano (incluso estando acompañado, esto es “sentirse solo”, que es distinto a estar solo) y la solitud que es el deseo de pasar tiempo consigo mismo, aquí no hay un sentimiento de vacío o tristeza sino que se elige para descansar, reflexionar, crear, tomar tiempo fuera, y es recomendable para la salud o que incluso puede preferirse ante un momento de tristeza sin que implique prolongar el tiempo en la distancia social.
Necesitamos saber que, en nuestra condición de seres sociales, es cierto que el aislamiento social permanente afecta la vida emocional y también incrementa los riesgos de presentar ciertas enfermedades físicas y mentales, deteriora la autoestima y disminuye las habilidades sociales.
Aunque cabe aclarar que el factor que determina si la soledad física o emocional puede afectar la salud es la frecuencia y forma en la que esta se experimenta.
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Si bien, es importante tener contacto social con otras personas beneficiando las habilidades sociales y cognitivas, así como la adecuada toma de decisiones, puesto que los seres humanos (los seres vivos) requerimos del contacto con el otro, de las caricias físicas y/o emocionales, cómo pueden serlo el saludo, la conversación, la convivencia, una sonrisa, también es verdad que la calidad de las interacciones y de las relaciones es más relevante que la cantidad o la frecuencia, puesto que es posible tener pocos vínculos y frecuentarse cada cierto tiempo y sentirse bien con ello si la dinámica es enriquecedora para sus integrantes aunque no suceda todos los días.
Hay personas que viven solas y que experimentan estabilidad emocional y compañía de sus seres queridos aún en la distancia. Y personas que viven con alguien y por la dinámica de su relación experimentan un gran sentimiento de soledad.
La soledad es triste cuando no se desea, cuando se origina al ser excluido, o si la razón de esta es la pérdida de alguien que se ama.
La soledad no es sana cuando se sufre, al no sentir que se comparte un vínculo importante con otras personas, que no se es parte de ningún grupo o en la ausencia de una actividad que resulte apasionante y en la cual se den interacciones positivas con otros.
Las relaciones en línea ayudan, pero no compensan del todo el encuentro cara a cara, aunque es posible que por diversas circunstancias se mantenga un vínculo profundo con alguien a distancia, entre otros factores, es el tiempo el que permite demostrar la profundidad de los vínculos.
Por todo lo anterior, es recomendable para preservar la salud detectar cuando la soledad se está instaurando en nuestra vida y buscar opciones de convivencia que promuevan el bienestar a corto y largo plazo.
La solitud es elegida, así que lo que ocurre en ella se disfruta, incluso, favorece la convivencia social, al tomar tiempo y distancia para estar consigo mismo sin depender de estar con otras personas para realizar actividades recreativas, de descanso o trabajo.
Favorece el autoconocimiento al permitir la introspección.
En esta no se busca el aislamiento social sino la oportunidad para saber pasar tiempo a solas, se necesita del contacto con otros, pero no se depende de este para el bienestar personal.
Es circunstancial, es transitoria o periódica, y quien la disfruta igualmente la pasa bastante bien en la convivencia con su entorno.
En la soledad no elegida no hay disfrute, además de que quienes tienen un profundo sentimiento de soledad pueden no encontrar satisfacción aun estando acompañados o esta es muy breve y en cuanto vuelven a encontrarse a solas se reactiva el dolor emocional.
En algunos estudios se ha determinado que las personas solas tienen más riesgos de salud que las personas en pareja, sin embargo, si la relación que se tiene afecta la salud física o mental esto es igual o en ocasiones más dañino que no tener una relación de pareja.
Que la soledad no mate…
Aprender a estar consigo mismo, aprender a estar en solitud.
Establecer y cuidar los vínculos de calidad, aún si son dos o tres, con esta cantidad es suficiente para sentirse verdaderamente acompañado.
No aislarse, salir de casa a menudo, participar en actividades altruistas.
Reforzar el autocuidado: mantener hábitos sanos, comer, dormir y descansar, realizar ejercicio, etc.
Solicitar apoyo de un profesional de la salud si el sentimiento de soledad es constante y se incrementa o hay dificultad para descartar pensamientos negativos.
Hablar con otras personas, buscar relaciones que enriquezcan, con responsabilidad afectiva y reciprocidad, tener cuidado de entrar en relaciones que no favorecen la salud y el bienestar.
Recordar que el lado obscuro de la soledad es que puede ser dañina para la salud, y qué hay distintas opciones para disminuir estos riesgos, y que, en lugar de temerle, si no puede evitarse es posible vivirla de la mejor manera posible.
No todas las personas tienen familias numerosas o no en todas las historias la convivencia se da en buenos términos, esto no debe ser un impedimento para crear lazos afectivos importantes con amigos que pueden a llegar a ser la familia elegida.
Vivir en pareja puede ser una excelente forma de sentirse acompañado, eligiendo la vida en pareja por otras razones y no para evitar la soledad porque de ser así es menos probable que exista un buen pronóstico si esta es la única o la principal razón para adentrarse en una relación amorosa.
Mantenerse activo socialmente, ejercitar las habilidades sociales y aprender a estar en solitud, dar distintos sentidos a la vida en cada una de sus etapas, elaborar las heridas y ser autorresponsable, lo que incluye admitir cuando se requiere apoyo y acompañamiento.
Es válido admitir que la soledad te está afectando y empezar a construir nuevas relaciones o fortalecer las que ya tienes, no solo para cuidar tu salud, sino también por el gozo que se vive al estar en las relaciones correctas, y decidir ser también una excelente compañía para quienes te rodean…
Aún sin planearlo tenemos que aprender a estar acompañados o solos, pero no nos enseñan a estar con la única persona que estaremos toda la vida… Nosotros mismos, y esto no solo habría que planearlo sino realizarlo con toda la responsabilidad posible … y amor, amor a la vida y a la persona que estamos siendo hoy y mañana también.
¡Abrazo!
Lorena Patchen
Psicoterapia presencial y en línea.
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