El terror político

México vive el proceso electoral más grande de la historia con 19 mil cargos de elección popular en juego, entre ellos está la Presidencia de la República, 128 Senadores, 500 Diputados federales, más los  Legisladores locales, Ayuntamientos y Alcaldías de la CDMX, lo que pone en el ojo del huracán al Instituto Nacional Electoral, los organismos electorales locales, y por el ámbito Judicial a los Tribunales Electorales de las 32 entidades y al Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación.

En estas elecciones diversos analistas han mencionado tres poderes fácticos que participan: la Iglesia católica, los militares y el Gobierno de los Estados Unidos. La Iglesia Católica violenta el artículo 130 de la Constitución, ya que está en pleno activismo político, lo cual desde la Secretaría de Gobernación le merece una amonestación pública para que deje de participar en política.

El gobierno de Estados Unidos, con su embajador Ken Salazar, es un permanente invitado en Palacio Nacional y se ha dejado ver con muchos actores políticos, lo que sin duda influye en los afectos y desafectos de alguna de las candidatas.

Pero yo agrego dos más, el primero que es un factor real de poder imagen del presidente Andrés Manuel López Obrador y toda la experiencia político electoral que han adquirido después del 2006, les da una seria posibilidad de que Claudia Sheinbaum sea la primera presidenta de México, al final es el electorado quienes decidiremos. El último poder fáctico son los grupos de la delincuencia organizada que tienen zonas, municipios y entidades bajo control.

El informe “Votar entre balas” elaborado por las organizaciones Data Cívica y México Evalúa, a conocer que, de 2018 al 13 de abril de este año, se han registrado en nuestro país por parte de grupos de la delincuencia organizada, mil 777 amenazas, asesinatos, ataques, armados, desapariciones y secuestros en contra de personas del ámbito político y gubernamental; además de instalaciones del gobierno o de partidos políticos.

Los estados de Guerrero, Guanajuato, Veracruz, Zacatecas y Baja California son los principales focos rojos, de acuerdo con esta investigación; en la que los ataques político-criminales ocurrieron en 581 municipios que concentran hasta 75 millones de personas, 60 por ciento de la población mexicana.

En el mismo reporte señalan que 8 de cada 10 ataques del crimen organizado contra actores políticos en México son letales; ya que, de la cifra total, mil 373 ataques en este mismo periodo son contra actores políticos, incluyendo candidatos, funcionarios públicos, alcaldes, regidores o policías locales; denominando a este tipo de violencia, “político-criminal”.

Reconocen que, en el transcurso de 10 años, casi se ha triplicado el uso de la violencia contra actores políticos de alto perfil, con el objeto de multiplicar las redes del crimen organizado, o hay un debilitamiento del sistema de seguridad y justicia; o bien para que el crimen organizado pueda acceder a recursos económicos o conocer la información de sus territorios.

Esta es hoy nuestra realidad, el voto es el arma más poderosa de la ciudadanía para elegir a nuestros gobernantes, pero por primera vez el “terror político” es un factor en la elección.

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