Eme Malafe, portavoz del barrio y música urbana 

Martín Aldama conocido como “Eme Malafe”, nació en 1995 en el Barrio de San Francisco, en la Ciudad de México, es un cantante que ha revolucionado la escena musical urbana de México. Su carrera despegó rápido desde su primer sencillo en 2017, pues Eme encontró en la música una forma de expresión y comenzó a componer canciones, influenciado por la narrativa más que por la música, se ha posicionado a través del rap, el reggaetón y el regional.

Eme Malafe”, nació en 1995 en el Barrio de San Francisco

Sus letras reflejan la realidad de los barrios populares, buscando generar un diálogo a través de la empatía y la cercanía con su audiencia, pues representa a la gente que viene del barrio; ese siempre ha sido su estandarte, pues, aunque tuvo una infancia feliz siempre tuvo el ejemplo del esfuerzo y trabajo duro para poder salir adelante.

“La neta mi infancia fue bien chida, muy familiar, siempre acompañando a mi jefita, a mi abuelita, a trabajar, rodeada de mis hermanos y mucho juego. De bien chiquito el que chambeaba era mi papá, pero después le empezó a ir un poco mal y la jefita también tuvo que salir, vendía muchas cosas, limpiaba casas de otras personas, de todo”, comentó.

El cantante se ha involucrado en diversas causas sociales, para abogar por la justicia social y apoyar a las comunidades desfavorecidas 

Eme comprendió desde pequeño que el trabajo duro era la clave para poder aspirar a una buena vida, lo que valora como adulto, pues compartió que, aunque sus padres; con 5 hijos, nunca los hicieron sentir carencias, debió haber sido un gran esfuerzo.

“Todos sabemos que aquí no se mueve nada sin el dinero, por eso siempre estoy puesto para chambear, todos queremos vivir bien y siempre vi a mis jefes muy chambeadores, la verdad es que no tengo otro ejemplo en casa que no sea de trabajo.

“Lo malo de esas etapas o esas épocas es que cuando hay que apretarle al trabajo a veces se descuida un poquito la parte familiar por los tiempos y se entiende. A veces no los veía hasta la tarde-noche, o solo para comer, pero recuerdo mi infancia muy feliz, la verdad no siento que la sufrí, uno de morro ni se da cuenta, yo creo que los que la sufrieron fueron ellos porque hacían que no notamos lo que faltaba y ahora uno lo valora”, apuntó.

Influencia musical

Confesó que creció en una familia donde la música no era significativa, aunque comenzó a encontrar el gusto por las canciones de los Tucanes de Tijuana; sin embargo, fue gracias a las canciones de El Tri y Haragán que quedó fascinado por la forma en que se podían contar historias acompañadas con el ritmo.

“La neta en mi casa nunca hubo una cultura musical, mi jefe ponía a los Tucanes de Tijuana, mi mamá cuando hacía el quehacer ponía mucho Juan Gabriel, Rocío Dúrcal, a mi carnal el mayor le gustaba mucho la banda, como para zapatear.

“El casete de los Tucanes sí lo ponía mucho, porque era el único que había y le agarré el gusto, pero tenía un tío que ponían a El Tri, el Haragán y me gustaba un chingo las historias que contaban, yo creo que lo que más me empezó a llamar la atención era eso, cuando se narraba algo y podías imaginarte la historia”, mencionó.

Durante su adolescencia, fue cuando comenzó a hacerse el hábito de escribir, luego de una tarea escolar donde tuvo que realizar un cuento, luego de la experiencia y retroalimentación de su profesor, sus libretas comenzaron a llenarse de diferentes narrativas y textos, fue en la universidad cuando comenzó a darles estructura musical.

“En la secundaria tenía una clase de computación o algo así y nos dejaron escribir un cuento, pero era para practicar el usar bien el Word y el teclado y el maestro cuando le entregué la mía me dijo que estaba chido. De ahí me agarré a escribir, luego hasta en clase agarraba mi libreta y me ponía a escribir cuentos.

Así me aventé desde segundo se secundaria, luego en la prepa conocí más de la escritura, empecé a escribir más ensayos, poesía, ya estructuraba mejor mis historias y en la universidad decidí escribir una rola y pasó”, recordó.

La música fue una casualidad de la vida para Eme, pues recuerda que su aspiración de niño era convertirse en médico cirujano; sin embargo, luego de no quedar en el área de medicina comenzó a tomar nuevos rumbos, incluso, compartió que el estar en público era un martirio en su época de estudiante.

Las vueltas de la vida

“Yo nunca me vi en la música, fue cosa de las vueltas que da la vida, porque de morrito yo quería ser cirujano, ese fue mi primer sueño y hasta veía documentales y programas de cirugías plásticas. Todavía hasta la prepa me metí al área de ciencias de la salud, pero me mandaron a veterinaria, pero no era lo mío.

Le empecé a agarrar el gusto a escribir y en algún momento subí una rola, luego otra y otra y la vida dio sus vueltas, porque a mí me daba mucha pena que la gente me escuchara hablar, nunca fui de los que buscara un aplauso, pasaba a exponer en la escuela y eso era lo peor que me pudieran hacer, pero cuando esto empezó a jalar me tuve que quitar todo eso”, compartió.

“Nadie me buscó, más bien yo busqué, mis amigos me motivaron a que grabara las rolas y en Facebook me puse a ver dónde había estudios de grabación y así fue como llegué a un estudio por el centro, que estaba barato.

La primera rola fue la de ‘Pa Correr Nacimos’, está en YouTube y poco a poco fue que a la banda le gustaba lo que estábamos haciendo, te dabas cuenta cómo iba creciendo lo que hacíamos porque la gente no me conocía físicamente, pero ya traían mis rolas, la escuchaba en lugares”, apuntó.

Luego de sus primeras composiciones el cantante buscó la forma de poder grabar su material, lo que terminó convirtiéndose en una “bola de nieve” en su vida, pues la reacción a su música fue inmediata, de forma local, pero con cada canción que sacaba notó un crecimiento en popularidad, lo que lo hizo apostar por este rumbo.

Eme comenzó a profesionalizarse en la música al darse cuenta del impacto de sus letras en los jóvenes. Su objetivo es motivar a las nuevas generaciones a alejarse de los problemas que afectan a las comunidades urbanas. Su estilo musical, es una mezcla de géneros urbanos con el regional mexicano, lo que le permite abordar temas sociales de manera única.

Estilo único

Es una bendición que la banda te tome como referencia de algo y ver que está rindiendo frutos el que me haya aferrado tanto a mi visión, que yo sabía que si algún día llegaba quería representar a mi gente, al barrio y es bien chido saber que está sucediendo”, dijo.

Los objetivos del artista reflejan su mentalidad, pues más allá de sueños en escenarios y reconocimientos, su aspiración más grande es poder seguir trabajando para seguir creciendo.

“El plan es seguir chambeando hasta donde Diosito nos diga que ya estuvo, tengo muchas ganas de ir al gabacho, cantarle a la gente de allá y conectar con ellos, eso es lo que sigue. 

Tenemos mucha música que va esperando, muchos sencillos, muchas colaboraciones con otros artistas, lo que sentimos que es necesario para el siguiente escalón, no vamos a dejar de chambearle”, concluyó.

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Más allá de su carrera musical, Eme MalaFe se ha involucrado en diversas causas sociales, utilizando su plataforma para abogar por la justicia social y apoyar a comunidades desfavorecidas. Su compromiso con estos temas refleja una profundidad y conciencia que trasciende su música, llevando un mensaje de motivación para los suyos.

La historia de Eme MalaFe es un recordatorio de que el talento, acompañado con la cultura del trabajo, cuando se combinan con la perseverancia, pueden llevar a grandes alturas. Desde sus humildes comienzos hasta su estatus actual como un ícono musical, su viaje inspira a muchos a seguir sus sueños y a encontrar su propia voz en el mundo.

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