Es julio y ya huele a enero
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Nunca como antes se había sentido al mes de enero tan cerca como hoy. Quizás en noviembre o principios de diciembre algunos buscaban anticipar sus compras mientras los pequeñines se ilusionan con la posibilidad de tener juguetes nuevos al inicio del año que sigue.
Ese es el ambiente que parece vivirse en el Estado de México en pleno arranque del segundo semestre de 2022.
La ansiedad de los suspirantes a una candidatura por cualquiera de sus respectivos partidos y el interés por parte de esto de anticipar su presencia nos coloca en la antesala de enero de 2023, fecha cuando se suponía que arrancaba el proceso electoral para la renovación de la gubernatura.
Los destapes ya tienen un rato, si bien el día de ayer la aspirante a la postulación priista, Alejandra del Moral, reiteró sus intenciones de ser la candidata de su partido o al menos su propuesta para la alianza, lo cierto es que es un pronunciamiento que había hecho ella misma semanas atrás y que generó que los morenistas buscaran que se declarara que realizaba actos anticipados de campaña, algo que no ocurrió.
En público y en privado se menciona que Alejandra es la apuesta del gobernador para abanderar una posible alianza con los panistas y perredistas, aún así, en la entrevista, se le vio mesurada y evitó hablar demasiado sobre el tema aunque no dejó de lanzar un mensaje a sus posibles aliados: “es tiempo de las mujeres”.
Entre los morenistas el primero en levantar la mano para decir “yo voy” es Higinio Martínez, quien ante el reconocimiento del fracaso por intentar un consenso, ha dicho abiertamente que él sí participará en la encuesta de su partido para definir a quien será su abanderado o abanderada.
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El senador texcocano parece llevar ventaja respecto a las preferencias de los militantes morenistas gracias a los recorridos que ha realizado desde hace varios meses por todo el estado; sin embargo, también parece no contar con la bendición del Presidente y es ahí donde ha encontrado su más grande traba para lograr el apoyo unánime que parece buscar.
Martínez Miranda ha tratado de reducir el impacto negativo respecto al rechazo de una candidatura de consenso pero hay algo que fue evidente: no tuvo el poder de convocatoria, siquiera, para obtener una respuesta. Al menos así lo anunció Mario Delgado y lo ha reconocido el propio Higinio: Simplemente lo ignoraron.
Por su parte Delfina, fiel a su costumbre, espera pacientemente siendo la hija obediente en espera de la recompensa, sabedora de que ni siquiera tiene que escribir una carta para recibir el regalo ansiado. No siente prisa porque sabe que la decisión no está en ella.
Horacio Duarte comenzó, quizás muy tarde, a buscar reuniones para participar en lo que ya será una contienda interna cantada.
Sin embargo, tiene una ventaja respecto a los otros dos aspirantes y es que, en caso de que Morena ganara con otro candidato, él todavía tendría posibilidades (tal vez más posibilidades que ahora) para esperar un ciclo más; ni Delfina ni Higinio cuentan con esa opción en sus perspectivas.
En el panismo el tema parece estar más que zanjado. Enrique Vargas cuenta con el favor de la gran mayoría de la militancia estatal y eso le permite pensar en enamorar a los seguidores de los otros partidos, y no solo de los priistas y los perredistas, sino también podría pensar en llamar la atención de un cada vez más nutrido grupo de morenistas inconformes que no están muy de acuerdo con las decisiones/imposiciones de su dirigencia nacional.
El calendario electoral marca que será hasta enero de 2023 cuando arranque oficialmente el proceso para renovar la gubernatura pero muchos aspirantes a la contienda ya escriben sus cartas de deseos y manifiestan comportamientos ejemplares para obtener el premio tan deseado de convertirse en el sucesor o sucesora del Alfredo del Mazo.
Con tanto interés por el mismo objetivo ¿qué amistades y alianzas sobrevivirán a estos seis meses para compartir el premio? Y ¿habrá interés en ser “niños” compartidos?
j.israel.martinez@gmail.com