¿Estarán contados los días del INAI?
Diálogos en silencio
A. Rosalío Soto Bernal
La pregunta flota en al aire después de que el presidente de México Andrés Manuel López Obrador deslizó la posibilidad de enviar una serie de iniciativas para que organismos autónomos se concentren en secretarías del gobierno federal con la finalidad de evitar duplicidad de funciones, según lo argumenta.
Uno de los casos más significativos es el del Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), que pretenden encasillarlo a la Secretaría de la Función Pública, la Auditoría Superior de la Federación o la Fiscalía Anticorrupción.
De inmediato las reacciones no se han hecho esperar; y es que el tema de la transparencia del ejercicio de gobierno, de las autoridades, debe considerarse como uno de los pilares del sistema democrático: Transparencia y rendición de cuentas.
Y los puntos de vista en contra, iniciaron y provienen de todos lados y de todos colores.
Llama la atención la declaración del director de la División de las Américas de Human Rights Watch, José Miguel Vivanco, la cual fue reproducida por varios medios de comunicación, quien calificó la propuesta de borrar al INAI como una extraordinaria gravedad y un retroceso.
Y es que evitar esta duplicidad, a juicio del presidente López Obrador, no necesariamente implica realizar de una mejor manera esas funciones.
Durante 18 años se ha ido construyendo en nuestro país, de manera progresiva, toda una cultura de transparencia, en donde los ciudadanos tienen a su alcance la posibilidad de pedir información sobre el quehacer gubernamental.
De acuerdo con la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), la transparencia gubernamental consiste en que la información sobre las actividades de los organismos sea creada y esté a disposición del público, con excepciones limitadas de manera oportuna y en formatos de datos abiertos sin limites para la reutilización.
Por ello, no será buen síntoma para nuestro sistema democrático que las funciones de un organismo autónomo como el INAI, pasen a ser parte del gobierno central, es decir se manda una señal errónea de convertirse en juez y parte.
Se trata de hacer más asequible los datos, con procesos más sencillos que garanticen una adecuada y oportuna respuesta de los gobiernos a las solicitudes de información.
Además, no se puede perder de vista que las solicitudes de información se han convertido en aliadas permanentes de investigaciones periodísticas sobre hechos de corrupción; de otra manera no hubiese sido posible acceder a esos indicadores.
Así gana el periodismo de investigación, que al contar con esos datos y una debida curaduría de la información genera contenidos que son de enorme valía para los ciudadanos.
La opacidad no conviene y caer en ella sin duda es un retroceso.
¿Hasta qué punto se tendrá credibilidad en las respuestas del gobierno a una solicitud de información?
Trasladar las funciones de un organismo autónomo a un ente gubernamental puede desalentar al ciudadano a tramitar solicitudes de información; cuando la tendencia tendría que ser en sentido contrario para motivar esta practica.
Esperemos que haya sensatez y no se de un retroceso en la materia.
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