Decenas de familias en el país perdieron sus ahorros e inversiones en la franquicia Simas Farmacias, proyecto que prometía ventas garantizadas, pero que fracasó y dejó con deudas a socios.
Los afectados interpusieron denuncias penales contra la empresa Franquicia Simas Farmacia, cuyo nombre legal es SI+ Benmo Grupo S. de R.L. de C.V, representada por Fernando Arredondo de la Mora y con sede en Tijuana, Baja California.
Documentos en poder de La Jornada Estado de México indican que la empresa, fundada en 2019, promovía su presencia en 120 puntos del país con planes de expansión a más de mil concesionarias para 2025. El escrito indica que el negocio tenía una rentabilidad de 90%, convenios con grandes proveedores y ofrecía una supuesta garantía de reembolso, en caso de fracaso.
A los inversionistas, la empresa les presentaba corridas financieras con retornos de inversión en ocho meses y utilidades de 184 mil pesos mensuales para las franquicias más pequeñas, después de impuestos. Nada se cumplió.
Pasaron meses sin que la empresa le ayudara a encontrar un local
Salvador Luna, uno de los afectados en el Estado de México, explicó que en 2022, junto con su hermano, adquirió una franquicia con la promesa de abrir en un máximo de cuatro meses. Pese a haber dado la inversión inicial, pasaron meses sin que la empresa le ayudara a encontrar un local, como había prometido.
Después de varias negativas, halló un sitio en el centro de Toluca, con renta mensual de 20 mil pesos. Fue aprobada por la empresa; sin embargo, además del costo del mobiliario y la adecuación del local, estimado en 500 mil pesos —que luego redujeron a 300 mil— tuvo que desembolsar otros 27 mil pesos para permisos, que él gestionó, debido a la falta de respuesta de la empresa. En total, desembolsó casi un millón y medio de pesos.
“Desde marzo de 2022, cuando contraté, tardaron casi un año en entregarme los muebles. Al final, en septiembre, lograron llevarlos, pero para entonces, ya estaba asfixiado con las rentas”, relató Edgar.
“Al hacer mi primera compra de medicamentos y mercancía, la cuenta fue de medio millón, una cantidad que expertos me advirtieron era excesiva y que me iba a perjudicar. Logré reducirla a 250 mil, pero fue una experiencia desalentadora”, añadió .
La apertura de su local fue en octubre. Con publicidad impresa, así como perifoneos para atraer clientela, las ventas fueron escasas.
Salvador Luna recalcó que la comunicación que tuvo con los representantes de la cadena fue mínima.
“Nos enviaron un correo genérico en el que nos preguntaban cómo nos iba. Al ver que muchos estábamos en números rojos o cerrando, otros franquiciatarios respondieron molestos, revelando que éramos más de 150 en esta situación”.
Denuncian fraude en franquicias de Simas Farmacias
Ana Náfate también se interesó por la franquicia. Luego de un proceso de convencimiento, la llevaron a Tijuana a firmar los documentos de concesión, donde la recibieron en medio de lujos. Fernando Arredondo se presentó con ella en un auto deportivo de alta gama. La llevaron a comer a un restaurante exclusivo y le mostraron una farmacia que, se supone, abriría en una gasolinería y donde todo ya estaba montado. Ahí le sugirieron tomarse una foto y le prometieron que su local estaría así en dos meses.
Al regresar al Valle de México, la empresa no daba respuesta para la renta o adquisición de un local dónde instalar la farmacia. Solo le enviaban correos electrónicos para prolongar los plazos y ofrecerle opciones. Esta situación se extendió más de seis meses, por lo que se quejó y buscó soluciones.
“Si no me contestaba una persona, insistía con otras, entonces me mandaron a un local, al Reclusorio Norte, que no tenía estacionamiento. Cuando descartaron las propuestas de locales, porque no tenían aparcamientos, el que me ofrecieron no tenía ni siquiera visibilidad, porque estaba en una callecita en un paradero de microbús. Entonces, le dije: ‘esto me lo estás mandando como patada de ahogado como para callarme y tampoco voy a acceder a lo que tú me digas’. Después dijeron que yo era la que no quería aceptar, me mandaron a uno a Chalma y dos a Cuernavaca”, narró.
A los ocho meses, la empresa le presentó la opción de irse a Yucatán, donde le aseguraron que le iría muy bien. Confió en que el movimiento sería diferente. Dejó parte de su vida personal y se mudó con su hijo a esa entidad. Rentó un local en una plaza comercial de alto costo. Los muebles tardaron en llegar; por lo que la apertura del negocio se prolongó, mientras ella seguía pagando renta sin abrir.
Explicó que la aventura le llevó a desintegrar su familia por el negocio. Según el contrato, ella debía iniciar con cinco trabajadores, pero los gastos prolongados la dejaron con problemas económicos y al inaugurar, decidió atender el establecimiento, aunque tenía que cumplir con obligaciones personales.
Por las condiciones climáticas invirtió en aires acondicionados.
Las ventas se limitaban a sólo algunas bebidas energizantes y productos que se expedían en una tienda. Los gastos continuaban y acabaron con su cartera, por lo que tuvo que cerrar y regresar al Estado de México.
Náfate perdió toda su inversión y su incursión como franquiciataria en Yucatán, solo la dejó con números rojos y deudas.
La historia de Salvador Sánchez es similar. Desde hace décadas se dedica a la instalación de sistemas de cómputo, decidió invertir los ahorros de su familia en la franquicia.
Lo consultó con su esposa, e incluso sus hijas lo apoyaron con patrimonio propio. En septiembre de 2021 firmó el contrato y sí logró abrir la farmacia en marzo de 2022.
Lo hizo con recursos propios, así como con el apoyo familiar.
“Nunca tuve el apoyo de la franquicia, aunque estuve tratando de contactarlos para que me consiguieran un local, que me mandaran mobiliario, el tema del anuncio, los proveedores, la licencia. Afortunadamente, mis hijas y yo, tenemos una profesión distinta, hicimos un buen equipo”, explicó.
Se percató de que la empresa inflaba los precios más de 100%
“Me dedico a los sistemas computacionales, entonces el equipo de cómputo y el sistema lo instalé y lo compré, porque las cotizaciones que me mandaba Simas, estaban fuera de lugar, porque yo conocía el medio. Me pasó lo mismo con el mobiliario. Me cotizaban cantidades enormes y me puse directamente en contacto con el proveedor, y con él me puse de acuerdo, incluso, aunque le pagué a través de Simas me dio las fechas de entrega y por eso me entregó relativamente a tiempo”, explicó Salvador.
Una de sus hijas, quien trabajó en el corporativo de una tienda de supermercado y manejaba la operación de las farmacias, supo que las propuestas de inventario que les ofrecieron eran caras.
Salvador abrió su negocio en una pequeña plaza comercial de Las Torres, entre Colón y Jesús Carranza, en Toluca. De marzo a julio de 2022 le fue muy bien, atribuye el logro a la pandemia de la Covid-19, cuando el negocio farmacéutico tuvo un repunte de ventas importante e incluso llegó a aplicar pruebas de detección del virus. Pese a la experiencia, sus ventas nunca estuvieron por encima de sus gastos.
Asegura que la empresa aprovechó que él, por esfuerzo propio, montó completo su negocio para mostrarlo como un caso de éxito para vender nuevas franquicias.
“Hubo un gran abuso de confianza de Simas, porque vieron que medio funcionaba y seguía operando mi farmacia y la agarraron como el modelo a seguir, para vender, y por esa razón muchos firmaron, estoy seguro de eso”, argumenta.
La frustración para los inversionistas creció cuando en diciembre de 2023 desaparecieron varios ejecutivos de la franquicia, incluido Pablo Velasco, un reconocido empresario del sector farmacéutico, que participó en el éxito que tuvieron negocios como Farmacias del Ahorro y Farmacias San Pablo.
Buscaron quién respondiera por los malos resultados y la falta de atención, cuando se percataron que todos funcionaban en números rojos o ya habían cerrado.
Algunos enlaces regionales anunciaron que Simas Farmacias dejaría de operar, que los dueños habían vendido el negocio y ofrecieron a los inversionistas la opción de migrar a otra franquicia llamada Farma Blanca, previo pago de nuevas cuotas.
Franquiciatarios refieren que ya no fueron contactados
Actualmente, los afectados han interpuesto demandas en contra Fernando Arredondo, Pablo Velasco y Edgardo Ricci, quien era encargado del área Comercial, y ahora se ostenta como propietario de la franquicia Farma Blanca, a quienes se les acusa de replicar el esquema que los dejó en ruinas.
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TAR