Felisa Hernández, con preparación y dedicación forja gran trayectoria como violista
La maestra Felisa Hernández Salmerón es un ejemplo de preparación y dedicación en la música, quien tras enamorarse de este arte, recorrió diferentes países, recolectando experiencias y aprendizajes, que le permitieron volver a México para convertirse en una reconocida instrumentista de la viola.
La maestra es originaria del Puerto de Veracruz y fue gracias a la preocupación de sus padres por darle un desarrollo integral que comenzó su acercamiento a la música desde muy temprana edad.
“Mis papás tuvieron la visión de que yo fuera alguien que tuviera la parte de las artes, idiomas, deporte y ese tipo de educación y me metieron a la escuela de música a los 5 años, no podías elegir tu instrumento sino que la escuela te decía cuál ibas a tocar, yo empecé con el violín y después hubo un déficit de músicos porqué abrieron una orquesta a la que casi todos se fueron.
A los más chiquitos nos hicieron cambiar de instrumento de acuerdo a las necesidades y fue a los 11 años que comencé con la viola”, mencionó.
Sus primeras interacciones con la viola no fueron las mejores, pues tardó en agarrarle el gusto debido a que no diste esta creencia de que quienes terminan en este instrumento fue porque no pudieron con el violín, pero Felisia, no solo descubrió su gusto por esta nueva faceta, sino que descubrió su vocación.
“No fue un bonito cambio, siempre el estigma del violista es que el que no puede tocar violín se pasa a la viola, entonces me tarde como un año en agarrarle el gusto, pero la verdad mi personalidad y todo le va perfectamente a lo que es la viola.
Ahí en la escuela municipal de Bellas Artes estuve hasta los 16, porque en aquel entonces solo tenían hasta el nivel medio superior y de ahí se acomodaron las cosas para que yo me fuera a Estados Unidos a estudiar la licenciatura”, comentó.
Hernández Salmerón recuerda que fue en ese lapso de tiempo cuando supo que quería dedicar su vida a la música, luego de vivir una experiencia en el extranjero que marcó el rumbo de su vida, el cual sigue recorriendo.
“Fue en un campamento de verano, y ahora que soy más grande y que tengo alumnos me doy cuenta que, esas experiencias, como que fuera de tu entorno, con jóvenes de tu misma edad, divirtiéndonos, aprendiendo, son cosas que en poco tiempo te cambian la vida. A mí me cambió la vida por eso de los 15 en un campamento que fui a Estados Unidos”, señaló.
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El contexto de la música
La maestra, también lidió con la incertidumbre de sus padres respecto a la profesión que había elegido, debido a la dinámica estudiantil de la carrera en México, además del contexto laboral de los músicos; sin embargo, encontró una brecha cuando su madre le propuso realizarse académicamente en el extranjero.
“Sí, claro que hubo ese miedo, justo después de ese campamento que te digo es cuando regreso a casa y les digo a mis papás que quiero ser músico, sí hubo bastante problemática y lo que convenció a mis papás para que yo recibiera el apoyo moral, económico y todo fue la condición de que si iba a estudiar música lo tenía que hacer en el extranjero.
Mi mamá había estudiado en la Universidad Veracruzana, su facultad estaba muy cerca de la de música y cada vez que pasaba veía cosas, olía cosas y pues le quedó esa memoria de lo que implicaba este en la facultad de música, fue eso y este estigma de que no se gana bien. Ella tenía mucha fe que otro tipo de ambiente sería más profesional”, apuntó.
En este sentido, la maestra señaló que resultó ser benéfico debido al modelo de estudios que encontró en el extranjero, pues comentó que en México la licenciatura de música requiere de varios años, mismos en los que fuera del país tuvo la oportunidad de tener posgrado.
“Aquí la carrera de música es muy tardada y frena mucho el avance de los chicos, entre que en algunas escuelas se permite entrar muy grandes, tienen que pasar por un nivel propedéutico, la licenciatura, es muy tardado titularse; por ejemplo, si a los 16 hubiera entrado a cualquier escuela de música aquí me hubiera titulado como a las 25, 26 y yo a esa edad ya tenía dos licenciaturas y dos maestrías”, puntualizó.
Tras realizar dos licenciaturas continuó su camino fuera del país, con una maestría en Canadá y otra en Bélgica, en este último lugar fue donde comenzó a tener sus primeras presentaciones de forma profesional, lo que considera atípico.
“Después de terminar estas carreras en Washington me brinqué a Canadá, a la Universidad de la Columbia Británica y ahí estudié la maestría. Creo que la diversidad de nacionalidades en las que me desarrollé, el hablar otro idioma también abre mucho camino, creo que toda la experiencia fue muy buena, incluso en n el valorar también lo que uno tiene”.
Yo fui un caso muy raro en el que hasta que yo no terminé la maestría comencé a trabajar un poco, pero dando clases; a niños en escuelitas, pero realmente a tocar fue hasta que me fui a Europa. Después de Canadá me fui a Bélgica a estudiar y a hacer la otra maestría y fue hasta esos 3 años ahí que comencé a florecer en la viola, no era mi tiempo y más o menos hasta los 26 años empecé a suplir y a audicionar en las orquestas”, detalló.
Preparación académica
Sin embargo, no hay tiempo que no se cumpla, a todos nos llegan las oportunidades, depende de cada quien el hacerlas “efectivas”, en el caso de Felisa la preparación y conocimientos que adquirió a lo largo de 13 años ; además de su talento, la llevaron encontrar su primera gran oportunidad en una orquesta conformada por músicos de todo el continente americano.
“Viví 13 años en el extranjero y mi regreso fue a través de una orquesta juvenil que se llamaba Orquesta Juvenil de las Américas, esta se conformaba por músicos que fuéramos de nacionalidad norteamericana, centro americana y sudamericana, o bien, de extranjeros que vivieran aquí.
Audicione y quedé para la gira de 2011 por México, a los principales de la orquesta nos combinaron con la Orquesta de Minería durante una semana, ahí por primera vez en mi vida me crucé con personas de ambiente laboral de la música clásica de México, al otro año me invitaron a pertenecer”, comentó.
Después de esa experiencia se comenzaron a dar las oportunidades por las que estuvo esperando la maestra, encontrando el lugar que ocupa hasta la fecha en la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, curiosamente, regresó a Bélgica para preparar su audición y regresó con un sueño para ya no regresar, como quienes salen del país.
“Después de la experiencia de ese verano la gente me empezó a animar para audicionar a una de las 5 plazas que se habían abierto y una de ellas era principal de viola de la filarmónica de Ciudad de México, me regresé a Bélgica a preparar la audición con toda la decisión de ganar, cancelé todo lo cancelable allá, me vine con dos maletas; ahora si que a probar suerte, y ya jamás volví a Bélgica más que una vez por el resto de mis cosas, así regresé a México”, relató.
Oficialmente entró en enero del 2013 a la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México, por lo pronto, encontró un espacio en la Orquesta de Minería, fue en ese entonces donde también le llegó la oportunidad de permanecer al Teatro de Bellas Artes, misma que tomó impulsada por su afición al canto.
“En esos meses me empezaron a invitar de principal a la orquesta del Teatro de Bellas Artes, durante esa suplencia, me invadió la emoción de los cantantes, cuando se abrió la audición, vi una oportunidad para estar cerca de la ópera a pesar de no llegar a ser cantante. Al año y medio de mi llegada se abrió esa plaza de viola principal, gané la audición y ya llevo ahí 10 años”, comentó.
Música y filosofía
Para Felisa no hay mayor secreto para lograr los objetivos que el estudio, no solo en la rama en la que cada persona se quiera desarrollar, sino en todo lo que les complemente para su desarrollo, filosofía que comparte a sus alumnos como catedrática de la Universidad Nacional Autónoma de México.
“Creo que la clave sigue siendo la misma, hay que estudiar, pero también hay que prepararse en otro tipo de habilidades; entre ellas los idiomas. También el poder viajar a todos nos abre la visión, la ambición y nos muestra las posibilidades de lo que podemos lograr. El esfuerzo es inapelable, aunque es cierto que estamos en una época donde debemos tener otro tipo de preparación”, mencionó.
La maestra regresó a México para cumplir un sueño, mismo que prevalece a pesar de que haber tenido que superar obstáculo que, como mujer, suelen encontrarse en todos los ámbitos.
“En lo personal, cuando llegue a la ciudad de México pude percibir que había una gran área de oportunidad para los violistas jóvenes. Ahí empezó mi carrera en México hace 11 como principal de violas en la Orquesta Filarmónica de la ciudad de México y en la Orquesta del Teatro de Bellas Artes.
Como mujer he luchado contra corriente ya que vivimos en una sociedad machista y eso me ha fortalecido para salir adelante como musico y como persona. Mi recomendación para las artistas es que jamás se dejen amedrentar e intimidar por sus colegas y que luchen hasta lograr lo que deseen”, concluyó.
DB