La vigorosa literatura de Ferdinand von Schirach
Cultura en texto y contexto
Hace menos de un mes no sabía quién era Ferdinand von Schirach. A pesar de que recientemente me he hecho más afecto a la literatura criminal, y que no hace mucho compartí en estas páginas algunas reflexiones sobre la novela policiaca, ignoraba el trabajo de este autor alemán.
Gracias a una casualidad lo encontré. No fue sin embargo su obra literaria la que me llegó, sino la adaptación cinematográfica de uno de sus libros, Castigo (Strafe, en su título original) en traje de serie de seis episodios. Cineastas como Oliver Hirschbiegel o David Wnend dirigieron los relatos de von Schirach y realmente quedé pasmado, cautivado por lo que, creo, son unas excelentes adaptaciones. Me explico: es verdad que no he leído aún sus relatos (ahora que termine esta columna, comenzaré a buscar sus libros), pero en la versión cinematográfica se respira un aire eminentemente literario. No son muchas las buenas adaptaciones de las novelas al terreno de las imágenes (destaco El Padrino, de Mario Puzo; El señor de los anillos, de Tolkien; Macario, de B. Traven, y Dos crímenes, de Jorge Ibaergüengoitia, que leí en libro y vi en cine) y abundan las malas (cualquiera de Pedro Páramo y El amor en los tiempos del cólera, por ejemplo).
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La gran complejidad del comportamiento humano está presente en esta serie, con todas sus contradicciones y sus anhelos. Asesinatos, delincuentes, obsesiones, secretos, traumas y otras miserias humanas de difícil clasificación son algunos de los asuntos que abordan estas historias, que alguien en algún portal las llamó el ‘Black Mirror’ del mundo judicial. Coincido: así de alucinantes son estas entregas que considero obras maestras por parte de los directores, los actores y los guionistas.
Indagando un poco sobre quién es Ferdinand von Schirach, resulta que no sólo es un escritor reconocido en Alemania, sino que su inspiración le viene por su profesión primaria: abogado penalista. Pues sí, Castigo aborda seis historias de personajes relacionados con algún entresijo judicial.
Los protagonistas de esta ficción (basados en casos reales que presenció von Schirach) se enfrentan a dilemas morales que a mí como espectador me hicieron cuestionar la naturaleza humana, con sus tonalidades y zonas grises y no blancas o negras como en otro tipo de dramas.
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Parece ser que la premisa de esta serie es que cuando el ser humano se encuentra delante de sus propias miserias caemos en la cuenta de que todos cargamos con situaciones que no podemos perdonarnos y nos castigamos, sin redención. Al estar en una atmósfera judicial, podría pensarse que el castigo es algo que falla un juez tras un juicio y, una vez cumplida la pena, la deuda con la sociedad queda saldada y el contador se pone a cero. Pero en realidad el castigo más duro es el que nos imponemos a nosotros mismos. Esta premisa fue expuesta magistralmente por Edgar Allan Poe, justamente con “El corazón delator”.
En fin, ojalá que disfruten este thriller con un pulso de constante interrogación.