En el marco del Día Mundial del Fotógrafo, que se conmemora cada 19 de agosto, el artista visual y fotógrafo que interviene sus imágenes con pintura; Mauro Hernández, habló sobre la evolución que ha tenido la disciplina desde sus orígenes analógicos hasta la era digital y algorítmica.
En su experiencia, este tránsito ha significado tanto nuevas posibilidades técnicas como un reto para la valoración del trabajo de quienes se dedican a la fotografía.
Evolución de la fotografía
Al recordar sus primeros acercamientos a la fotografía, explicó que su interés se centró en el valor material y simbólico de las imágenes impresas. Considera que este proceso artesanal representaba una forma distinta de relacionarse con el tiempo y con la memoria.
“Cuando empecé a tomar fotografías, el trabajo era muy distinto, porque había que revelar, imprimir y manipular físicamente el material. Eso generaba una relación con cada imagen que iba más allá de lo inmediato. Hoy las personas toman una fotografía y la borran en segundos, pero en la época del rollo cada disparo tenía un peso y había un cuidado detrás de todo el proceso”, mencionó.
En cuanto al impacto de la digitalización y las herramientas algorítmicas, señaló que estas han ampliado las posibilidades creativas, aunque también han provocado un cambio en la percepción social de la fotografía. Subrayó que muchas personas ya no distinguen entre una pieza artística y una imagen producida de manera rápida.
“Con la llegada de lo digital y ahora con lo algorítmico, la gente empezó a ver la fotografía como algo que cualquiera puede hacer. Ya no se piensa en la formación, la técnica o el ojo del fotógrafo, sino en la facilidad de acceso a una cámara en el teléfono. Eso ha hecho que se le reste valor al trabajo de quienes lo vemos como un proceso artístico y de investigación”, dijo.
/https://wp.lajornada.prod.andes.news/wp-content/uploads/2025/08/evolucion-de-la-fotografia-del-rollo-al-algoritmo-retos-y-adaptaciones-2-1024x576.jpg)
Digitalización e impacto económico de la fotografía
El fotógrafo explicó que esta situación se traduce también en un impacto económico. En contraste con la idea de que la digitalización abarata los procesos, en la práctica para los profesionales representa mayores costos y la necesidad de actualizarse constantemente en cuanto a equipos y programas.
“Hoy en día no basta con tener una cámara, también necesitas una computadora de alto rendimiento, programas que se actualizan cada año y equipos que se vuelven obsoletos muy rápido. Eso encarece el trabajo para los fotógrafos, porque no es solo la inversión inicial, sino el mantenimiento y la constante renovación tecnológica que exige la industria digital”, apuntó.
Finalmente, compartió su preferencia por las piezas antiguas y las técnicas que combinan la fotografía con la intervención manual. Señaló que, en su caso, la pintura sobre imágenes impresas le permite establecer un diálogo entre lo material y lo digital, lo cual considera una manera de recuperar el sentido de permanencia de la obra.
“A mí me interesa mucho el trabajo con piezas antiguas, porque ahí encuentro un valor que no se pierde en segundos. Intervenir con pintura sobre una fotografía me da la posibilidad de construir una pieza única, que no se repite en una pantalla. Es mi forma de resistir a la caducidad digital, porque lo que está impreso y pintado se mantiene como un objeto que dialoga con el tiempo de otra manera”, mencionó.
Con estas reflexiones, el artista subrayó que la evolución hacia lo algorítmico no debe borrar la historia de la fotografía, sino abrir un espacio de debate sobre el valor de las imágenes y el papel de quienes las producen en un entorno de transformaciones tecnológicas constantes.
Sigue nuestro CANAL de WHATSAPP y entérate de la información más importante del día con La Jornada Estado de México.
MPH