En este mes de marzo, en que la igualdad de género domina el discurso público, es una muy buena noticia que el énfasis se esté poniendo en las mujeres indígenas y en la urgencia de acabar con los diversos tipos de discriminación que enfrentan. En el evento de conmemoración del Día Internacional de la Mujer en Palacio Nacional, la presidenta Claudia Sheinbaum recordó que 2025 ha sido declarado el Año de la Mujer Indígena y explicó la necesidad de redimensionar el papel de las mujeres indígenas en la historia para reafirmar su lugar en el presente. Esto no visibiliza las barreras históricas que impiden el pleno goce de sus derechos, sino que también llama a replantear el enfoque desde el cual se abordan estos derechos.
Ser mujer es una experiencia que se sitúa en la intersección de realidades muy diversas. Junto con el género, confluyen otras categorías como el color de piel, la orientación sexual, la clase social y la discapacidad, las cuales influyen de diversas maneras en el acceso efectivo a los derechos. Además, en una nación pluricultural como la nuestra, existen pueblos y comunidades con cosmovisiones diversas, y con concepciones de género que desafían las categorías de análisis tradicionales. Por tanto, comprender los retos de la igualdad de género para las mujeres indígenas exige no solo econocer la diversidad cultural, sino valorarla activamente, para entender cómo enfrentan la desigualdad de manera particular.
El análisis de contexto con perspectiva intercultural es un enfoque que busca entender y evaluar una situación, problema o entorno teniendo en cuenta las diversas culturas, creencias, valores y prácticas de las personas involucradas. Al incorporar una perspectiva intercultural, se intenta apreciar y respetar la diversidad cultural, minimizando malentendidos y logrando una interacción más efectiva en contextos multiculturales.
De lo que se trata es de entablar un verdadero diálogo intercultural. Esto implica, en primer lugar, identificar y superar las barreras lingüísticas y culturales para asegurar que la comunicación sea clara y comprensible para todas las partes involucradas. Además tal diálogo debe basarse en una una actitud de respeto hacia las diferencias culturales, evitando prejuicios o estereotipos, y asegurando que todas las voces y perspectivas culturales sean escuchadas y valoradas en el proceso de análisis. Los retos son enormes.
Hoy que los derechos de las mujeres indígenas se han puesto en el centro de la agenda pública es fundamental que desde el ámbito de la impartición de justicia se consolide una metodología de justicia con perspectiva intercultural que garantice el acceso a los derechos de las mujeres indígenas en un entorno de respeto y colaboración, permitiendo así alcanzar soluciones más efectivas y verdaderamente reparadoras.
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TAR