GuacamayaLeaks y el AIFA

Un grupo de hackers-activistas que se autoidentifica como “Guacamaya” se infiltró en los archivos digitales de la Secretaría de la Defensa Nacional y dejó expuestos a la opinión pública miles de documentos confidenciales que en un inicio fueron dados a conocer por el portal informativo Latinus, que se apresuró a informar el contenido en sus manos.

Los documentos filtrados van desde la salud del presidente Andrés Manuel López Obrador, que ha sido ocultada a los ojos de los mexicanos y que muestra síntomas de un deterioro evidente, hasta el manejo de la guerra contra los grupos criminales, las compras y adquisiciones relacionadas con los principales proyectos de construcción de la Cuarta Administración y las sospechas de corrupción o de verdaderos casos de corrupción en el actual gobierno.

Ha sido mínimo lo que se ha filtrado contra el contenido real de los documentos que deberán clasificarse primero, pero lo que ha empezado a salir a la luz pública es para preocupar a todos los mexicanos.

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Por ejemplo, tenemos el documento del Comité de Administración del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, con respecto a la evaluación de riesgos dirigido a la Oficialía Mayor, en donde se refieren a los grupos con posibilidades de perpetrar un acto de interferencia ilícita, dicho en otras palabras, un acto subversivo o de sabotaje.

Se trata de 25 grupos identificados con variables en los niveles de amenaza en donde el mayor es el Grupo musulmán extremista Al Qaeda con nivel “12”.  Le siguen en el grado de peligrosidad, con nivel 10, otro grupo terrorista Hezbolla; el grupo criminal del Cártel Jalisco Nueva Generación; el Sindicato Libertad, con amplia penetración en Ecatepec; el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, de San Salvador Atenco; los estudiantes de la Escuela Normal rural Isidro Burgos de Ayotzinapa; la CNTE, grupo disidente de maestros; la Confederación Nacional Campesina y, sorpresivamente, los grupos feministas.

Pero si parece increíble que el ejército califique a los grupos feministas casi como terroristas de alta peligrosidad, más lo es cuando define en esa misma tesitura a familiares de niños con cáncer o a las madres usuarias de guarderías, a los que da una calificación negativa de 6 y 5 respectivamente.  Quizá a los integrantes de colectivos que exigen paz y justicia social, a quienes califican con 9, misma medida que aplican a los grupos de Antorcha Campesina y el Frente Popular para la Liberación de Palestina, está más que justificado el miedo o el temor, porque tales son organismos capaces de perpetrar un atentado o de cerrar las vías de comunicación.

No extraña que hayan metido en este listado a grupos criminales como Los Caballeros Templarios, la Familia Michoacana, Guerreros Unidos, los Cárteles de los Beltrán Leyva, Del Centro, Guerreros Unidos, la Unión de Tepito, porque se presume que todos ellos tienen presencia en municipios del Estado de México.

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Seguramente desde que entró en operación el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles, o desde mucho antes, se encendieron focos rojos en la Secretaría General de Gobierno mexiquense, así como en la Secretaría de Seguridad y su área de inteligencia, donde deben estar trabajando horas extras para saber al instante lo que sucede en este puerto aéreo, que es una de las obras bandera del presidente Andrés Manuel López Obrador y que ha hecho suya el gobernador Alfredo Del Mazo Maza, por todo lo que implica en desarrollo e inversiones para los municipios aledaños y para el Estado de México en general.

¿Pero familiares de niños con cáncer? Están desesperados, pero ¿realmente tendrán esos alcances? Se oye un tanto exagerado, pero es el Ejército el que sabe más.