Héctor Aguirre: Un “Diamante” mexiquense en el boxeo profesional
Luego de más de 200 peleas como amateur y 14 campeonatos nacionales, lo que, junto con el equipo que lo respalda, lo ha vuelto una promesa en este ámbito.
De la alberca al ring
Desde pequeño, el deporte siempre fue parte esencial de la vida de Héctor. A los seis años, ya estaba inmerso en el mundo de la natación en el Deportivo Agustín Millán de Toluca, motivado por su familia, que siempre impulsaba la práctica deportiva. Mientras él perfeccionaba su técnica en el agua, su hermano mayor y algunos primos entrenaban boxeo, un deporte que poco a poco comenzó a despertar su curiosidad.
“Yo comencé en natación desde pequeño, mis papás siempre nos inculcaron hacer deporte, estuve como 6 años. Mi hermano mayor también iba ahí a entrenar box, cuando yo salía de natación me quedaba a esperarlo y veía los entrenamientos. Yo siento que ahí me empezó a llamar la atención”, comentó.
Para cuando Aguirre decidió cambiar la piscina por los guantes, tenía alrededor de 12 años. Todo comenzó como un juego; incluso recuerda con humor sus primeros entrenamientos, en los que más que aprender, se dedicaba a jugar con sus amigos. Esta falta de disciplina le valió varias suspensiones de su entrenador, Carlos Duarte, un referente del boxeo en el Estado de México, quien sigue siendo su mentor hasta la fecha.
“Al principio me la pasaba jugando, el profe Duarte nos corrió varias veces, todavía hasta la fecha me lo recuerda. Me ponía a jugar con mis primos y con mis amigos y nos ganamos que algunas veces nos suspendiera. Nos ponía entrenamientos y rivales duros; dice que lo que él quería era que ya no regresáramos, pero pues regresábamos”, comentó entre risas.
Esa etapa lúdica no duró mucho. Con el paso del tiempo, Héctor entendió que el boxeo no era solo un deporte, sino que podía ser su vida, y a los 13 años llegó su primer combate amateur. Aunque no logró ganar, demostró que tenía el potencial necesario para trascender en este deporte.
“Me acuerdo que mi primera pelea fue en San Pedro Totoltepec, yo sin experiencia y me tocó contra un rival que, recuerdo, era medalla de bronce nacional. Te digo que el profe nos ponía rivales fuertes. Al final no la gané, pero me sentí bien; me retiré como 2 meses y regresé a los entrenamientos.
Después me inscribieron a mis primeros estatales, esos fueron en Tezoyuca, eran muchas peleas. La mía me tocó ¡a las 2 de la mañana! Me fue bien, pero en la final me tocó con un rival que era un año mayor y perdí la pelea. Eso ya me dejaba fuera del regional, que es la última clasificación para los Juegos Nacionales, que antes era Olimpiada Nacional”, mencionó.
Sin embargo, un inesperado giro del destino le permitió competir en el torneo nacional ese mismo año. Su participación fue un punto de inflexión, pues vio en el boxeo la oportunidad de conocer nuevos lugares y tener nuevas experiencias.
“Resultó que el que me había ganado, al momento de ir a los regionales, no daba la edad; metió mal sus papeles o algo así y, como yo quedé en segundo lugar, me llaman al clasificatorio y lo gano. Fue ahí que tuve mi primera Olimpiada Nacional.
Esa no la gané, pero la experiencia fue muy bonita, estaban muy bien organizados. Ya hasta que estás en el deporte te enteras de todo lo que hay. Yo sabía que se hacían cada año y, pues, como niño o adolescente vi que podía conocer nuevos lugares, así que me decidí a volver a ganarme mi clasificación para el siguiente año”, apuntó.
Su camino en la élite del boxeo
Lo cumplió. Al siguiente año no solo clasificó, sino que pudo alzarse con su primera medalla nacional, lo que cambió su perspectiva y forjó el rumbo de un boxeador élite en el plano nacional.
“Ahí ya tenía 15 años cuando gané mi primera medalla nacional, y eso hizo que me llamaran a la selección. Tuve mi primera concentración en el CNAR (Centro Nacional de Desarrollo de Talentos Deportivos y Alto Rendimiento). Tuve que cambiar muchas cosas porque incluso me fui para allá un año. La siguiente olimpiada la pierdo, yo no me lo creía, pensaba cómo era posible que, siendo seleccionado nacional, no hubiera podido ganar el oro. Ahí me mentalicé a que ya no podía perder”, comentó.
2014 fue un año importante para el boxeador, pues con su nuevo enfoque logró dar un golpe sobre la mesa en el plano nacional, ganando todo lo que podía ganar en dos diferentes categorías, cerrando un año invicto.
“Ese año, la verdad, me fue muy bien. Participé en la Olimpiada Nacional y la gané. Ese año ya podía entrar a la selección nacional de primera fuerza. Participé en el nacional élite y lo gané. Entonces ese mismo año yo era campeón juvenil y campeón élite; también gané los guantes de oro élite. Me acuerdo bien que tuve 20 peleas en total y no perdí ninguna”, apuntó.
Con la vista puesta en grandes metas, luego de refrendar campeonatos nacionales y quedar en podios de torneos internacionales, Héctor se preparó para hacer el ciclo de los Juegos Olímpicos Tokio 2020. Sin embargo, el camino no fue sencillo. La pandemia golpeó duramente a los atletas, truncando los sueños del mexiquense.
“Me fue muy bien ese ciclo olímpico. Yo ya estaba a tope y comenzaba a sonar lo de la pandemia en 2020. Al inicio de esta en México como que no se la tomaban muy en serio, a pesar de que en otros países ya estaban aislados.
Me acuerdo perfecto que nos fuimos a entrenar un día al Centro Ceremonial Otomí. Allá no hay señal en el celular. Cuando regresamos, comenzamos a ver que se cancelaba el clasificatorio olímpico de Buenos Aires y ya nunca se reanudó. A esos juegos solo fueron los que figuraban en el ranking internacional y yo no estaba porque no había ido a torneos por la falta de apoyo. Incluso me perdí el primer mundial al que clasifiqué por lo mismo”, detalló.
La falta de apoyo económico fue un obstáculo constante, pero Héctor, acostumbrado a las adversidades, no bajó los brazos. A pesar de que los Juegos se retrasaron hasta 2021, decidió continuar su preparación para el ciclo olímpico siguiente. Con la experiencia previa, tuvo que solventar casi todos sus gastos, una realidad que persiste en el deporte de alto rendimiento.
“Yo desde 2022 prácticamente me solventé todos mis gastos, haciendo rifas, viendo qué vendía, y la verdad creo que eso está mal. El deportista solo se tiene que preocupar por entrenar, comer bien, descansar bien, y los administrativos por el tema económico, pero no es así.
Como deportistas, nos tenemos que estar preocupando por encontrar la forma de conseguir recursos, y es algo que a muchos les afecta porque todo el tiempo estás con la angustia, y aunque logres clasificarte a competencias, de repente comienzas a pensar que de qué sirve si no vas a poder ir. Pero no queda de otra, y hay que aferrarse”, señaló.
No obstante, el destino fue el mayor rival de Aguirre en el sueño olímpico, pues a mitad del ciclo para París 2024, la organización internacional de boxeo decidió retirar su categoría de la competencia, lo que hizo que el mexiquense tuviera que empezar de cero.
“Fue en 2022. Yo acababa de participar en un continental en el que asistieron todos los países y quedé subcampeón. Ese mismo día, cuando llegamos al hotel, vimos el comunicado de la AIBA de que iba a haber reajustes para los olímpicos, por lo que se eliminaban algunas categorías. Me pongo a revisar y habían quitado la mía, que era en 75 kg.
Tuve que empezar de cero; era bajar a los 71 kg o subir a los 80 kg. Lo más conveniente era subir. En 2023 tuve mi primera pelea en ese peso y me costó llegar a él. Creo que me faltó tiempo, porque apenas este año fue que me sentí bien para el clasificatorio olímpico, pero ya era tarde”, compartió.
Una nueva historia en lo profesional
Fue entonces que, con una mezcla de frustración y determinación, Héctor decidió probar suerte en el boxeo profesional. Sabía que el camino no sería fácil, pero estaba listo para enfrentar cualquier desafío.
En julio, mientras los atletas se preparaban para los Juegos de París, él comenzaba su entrenamiento para el debut profesional, lo que lo llevó a que, durante un mes, se concentrara junto al campeón de la OMB, Jaime Munguía.
“Me queda la espinita de los olímpicos, pero creo que podría regresar en el último año del ciclo a buscar la clasificación; lo quiero hacer, va a depender también de la promotora con la que esté en ese momento, pero estuve decidido a ir con todo en lo profesional y desde julio comencé a prepararme.
Tuve mi campamento aquí en el Estado de México y, gracias al profe Duarte, se dio la oportunidad de ir un mes a Estados Unidos con Jaime Munguía. La verdad me sirvió mucho para pulir algunos detalles y llevar a tope para la pelea”, apuntó.
El 28 de septiembre, en Cancún, Héctor demostró su valía en el ring, llevándose la victoria y abriendo las puertas a una prometedora carrera en el boxeo profesional.
“Fue una experiencia de la que saqué muchas cosas; era un rival pesado; de hecho, no dio el peso, pero era cancelarla o rifarnos, y lo hicimos. Cuando fue el pesaje, me llevaba 5 kilos y quién sabe cuánto haya rebotado; además, yo ya venía resentido de mis manos y me empezó a doler cuando lo golpeaba.
Pero siento que toda la preparación y las más de 200 peleas como amateur me dieron la experiencia para poder llevar bien la pelea y no arriesgarme. Siento que sin esa experiencia a lo mejor hubiera buscado el knockout y me hubiera expuesto. Al final nos llevamos el triunfo”, comentó.
Aunque considera estar contra el “reloj”, Héctor Aguirre no se detiene. Ya tiene planeada su segunda pelea para diciembre, esta vez a ocho rounds y con el apoyo de un manager de alto nivel en México. Confía en que este respaldo le abrirá las puertas a eventos más importantes.
“Yo me siento muy bien con el apoyo de mis papás, siempre me lo han dado; el profe Duarte, que sin él no hubiera logrado nada de lo que he hecho en el deporte, y voy a seguir con él hasta donde tope.
Pero fíjate que también hay un muy buen respaldo en lo profesional; ahorita mi manager es Roberto Díaz. Él ha sido manager de grandes boxeadores, el papá del Camarón Zepeda tiene muy buena relación con él y nos apoyaron para hacer el enlace. Eso sí te lo prometo, las condiciones están para poder llegar a cosas grandes; depende de mí y lo voy a hacer”, mencionó.
Aguirre es consciente de que los inicios en el boxeo profesional no son fáciles, especialmente en el aspecto económico. A menudo, los boxeadores dependen más de los patrocinadores que de las ganancias de las peleas, y todo lo que se obtiene se invierte en la preparación. Pero Héctor, con el apoyo de su equipo y su familia, está decidido a superar estos retos. Visualiza su futuro con claridad.
En los próximos cuatro años, espera comenzar a protagonizar combates internacionales que le permitan pelear por un título mundial. Para Héctor Aguirre, el sueño de ser campeón mundial no es imposible, y cada golpe, cada sacrificio, lo acercan un paso más hacia ese objetivo.
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