Mujeres.
Madres, nietas, hermanas, tías, primas, cuñadas, suegras, comadres, nodrizas, todas hijas.
Todas son mujer. Todas, son todas nuestras. Y todos somos de ellas.
Lo sabemos muy bien, todos venimos de una mujer.
Entonces, ¿qué es lo que sucede con el trato que reciben las mujeres?
Acabamos de ser testigos de las multitudinarias manifestaciones de millones de mujeres, no solo en México, sino en varias partes del mundo, exigiendo justicia, respeto, igualdad, equidad y sobre todo seguridad para sus personas.
La mujer es la diosa dadora de vida.
Es quien nos concede la oportunidad de vivir a través de su disposición y bondad, de su compasión, de su amor incondicional.
Empero, es urgente que las féminas tomen conciencia de lo fundamental que es formar, enseñar y educar a sus vástagos, en que a una mujer se debe respetar y cuidar siempre y permanentemente. Ellas son de donde emana el amor, la bondad, el respeto y la solidaridad con la que los seres humanos, interaccionan a diario, en todas las actividades de la vida misma.
La violencia que, lamentablemente se ejerce en contra de las mujeres, lejos de disminuir, se mantiene, y en algunos casos se acrecienta.
Y no se puede soslayar en ese sentido, los abusos que se presentan también en la niñez.
En todos los ámbitos, se presenta el fenómeno de la violencia de género, en las diferentes actividades donde participan las mujeres, tanto profesionistas como amas de casa, trabajadoras y estudiantes, en cualquier lugar y zona geográfica, y no importa la posición ni la edad. Se ejerce violencia contra mujeres adultas, de la llamada tercera edad, como también y sin miramientos, a niñas pequeñas, incluso bebes, así como las adolescentes, que por muchas razones son quien, por su etapa de vida y juventud, se encuentran más vulnerables.
Es menester, por tanto, desde casa impulsar el absoluto respeto a las personas, enfatizando la presencia de la mujer.
Los padres, hermanos, primos, tíos, en fin, los masculinos de la familia, todos los parientes, participar en las dinámicas de respeto, reconocimiento y admiración a las mujeres del núcleo familiar, de tal forma que se haga una sinergia expansiva a toda la sociedad en su conjunto.
Hijas, porque todas las mujeres son y fueron hijas.
Todas de una u otra forma, han contribuido de múltiples maneras a construir lo que la humanidad es y será por siempre.
Mujeres heroínas, mujeres dedicadas, mujeres que día a día luchan, estudian trabajan, forman, educan, trabajan, hacen lo necesario para tener a sus hijos, maridos, familiares en condiciones, entregadas, responsables y comprometidas, a que nos les falte alimento, ni medicamentos, ni atención, que, sin mirarse, dan todo por todos.
Hijas que reconocemos como lo que son: ¡MUJERES!
PAT
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