En su libro Fabulosas Imposturas (Bonilla Artigas Editores), la escritora Fabienne Bradu nos sumerge en un fascinante análisis sobre la impostura en la literatura, un tema que nos invita a reflexionar sobre la identidad, la ficción y el arte de reinventarse.
La autora explora cómo muchos escritores han jugado con la idea de ser otros, de crear personalidades alternas y de desafiar los límites entre la verdad y la ficción.
Bradu sostiene que todos los seres humanos somos impostores en cierto sentido, ya que poseemos múltiples “yo” dentro de nosotros.
“Todos tenemos varios “yo” dentro de nosotros, y la literatura nos permite jugar con esas identidades. Hay un deseo universal de transformarnos en otra persona, de vivir otra vida, y los escritores cumplen ese sueño por nosotros a través de sus obras. La impostura literaria es una forma de exploración y de libertad creativa.
“Sin embargo, este libro nació de un hartazgo ante la proliferación de relatos autobiográficos, también llamados autoficciones cuando se adornan con mitomanías y mentiras. Estas autobiografías se han multiplicado hasta el grado de conformar un territorio bautizado egotopía, un neologismo elocuente de la magnitud perniciosa del fenómeno”, respondió la autora.
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La autora destaca cómo estos escritores logran engañar al lector
Sin embargo, la literatura permite a los escritores llevar esa impostura a otro nivel, desarrollando personajes que encarnan distintas facetas de su identidad o incluso creando biografías enteras de personajes ficticios, como hizo Max Aub con su inventado pintor Jusep Torres Campalans.
La autora destaca cómo estos escritores logran engañar al lector con maestría, haciendo de la impostura un arte literario.
“Max Aub, quien logró hacer creer al mundo que su personaje, Torres Campalans, era real. Max Aub urdió una farsa extraordinaria al inventar a un pintor catalán, Jusep Torres Campalans, quien supuestamente había influido en Picasso y el cubismo. No solo creó su biografía, sino que también pintó su obra y hasta consiguió que otros artistas se sumaran a la impostura.
“La impostura fue tan exitosa que, al final, Aub confesó que deshacerla fue más complicado que haberla construido, fue tan convincente que al final le costó deshacer su propia farsa. Es un caso fascinante de cómo la ficción puede sobrepasar la realidad”, recordó la autora.
La identidad puede ser un juego, un malabarismo creativo
Otro de los casos más paradigmáticos que analiza es el de Enrique Vila-Matas, quien, con humor y destreza literaria, juega con las posibilidades de la identidad.
“Vila-Matas juega con la idea de la impostura con humor y gran habilidad literaria. Su primera novela, Impostura, es un claro ejemplo de cómo la identidad puede ser un juego, un malabarismo creativo. Como otros autores, explora la multiplicidad del “yo” y la posibilidad de reinventarse a través de la ficción”, expresó.
El libro escrito y publicado por Vila-Matas en 1984, Impostura está basado en un célebre hecho real, el caso Canella-Bruneri, que sacudió la Italia de los años veinte y dividió al país en partidarios de una u otra de las dos identidades de un desmemoriado recluido en el manicomio de Collegno y al que dos mujeres de diferente extracción social reconocieron apasionadamente como su marido.
En su análisis, Bradu también menciona a escritores como Fernando Pessoa y Romain Gary, quienes llevaron la impostura a niveles extraordinarios.
Pessoa creó numerosos heterónimos con estilos y biografías propias, mientras que Gary logró engañar al mundo al escribir con el seudónimo Émile Ajar.
“Romain Gary llevó su impostura hasta el final al crear a Émile Ajar, una identidad completamente separada de él mismo, logrando ganar dos veces el premio Goncourt. Por otro lado, Fernando Pessoa creó múltiples heterónimos con personalidades y estilos distintos, a tal punto que sus amigos sabían con quién “interactuaban” según su estado de ánimo. Ambos son ejemplos de cómo la identidad puede ser fragmentada y utilizada como herramienta creativa”.
Bradu también aborda el impacto de la tecnología y las redes sociales en la imposibilidad de mantener imposturas literarias en la actualidad.
“Hoy en día, vivimos en una sociedad donde todo se expone, desde lo más trivial hasta lo más íntimo. Esto ha reducido el espacio para la impostura, ya que cualquier intento de creación de una identidad falsa puede ser descubierto rápidamente. Además, la crítica y el medio literario se han obsesionado con la figura del autor, lo que limita la capacidad de jugar con la identidad y la imaginación”, responde la escritora.
Fabulosas Imposturas
Fabulosas Imposturas es un libro que no solo analiza estas estrategias literarias, sino que también invita al lector a descubrir o redescubrir a estos autores.
Bradu logra despertar la curiosidad por la literatura y por el juego de identidades que muchos escritores han llevado a cabo. Como ella misma señala, su objetivo es abrir puertas y motivar a los lectores a explorar estas obras por sí mismos.
Este ensayo es una celebración del ingenio literario y una reflexión sobre la creatividad, la ficción y la libertad que brinda la literatura para reinventarse a través de las palabras.
“Más allá de analizar la impostura, quise despertar la curiosidad en los lectores, motivarlos a explorar estas obras y entender cómo la literatura puede expandir nuestras posibilidades de ser. Si mi libro consigue que alguien regrese a Vila-Matas, Max Aub o Pessoa, entonces habré cumplido mi objetivo”, declaró.
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