La coalición electoral opositora en riesgo

Observatorio Electoral

En las últimas semanas, los dos principales partidos aspirantes a conquistar la gubernatura del Estado de México, PRI y Morena, han incrementado sus esfuerzos para ampliar sus alianzas con otras fuerzas políticas.

Obviamente, el objetivo es sumar más votos a sus previsibles candidatas, Alejandra del Moral y Delfina Gómez, respectivamente, en una competencia electoral que de facto ha comenzado desde este año y no en 2023.

Todo esto ha ocurrido ante la complaciente mirada de las autoridades electorales locales, administrativas y jurisdiccionales (IEEM y TEEM) pero también de las federales (INE y TEPJF) quienes no han querido o no han podido detener las numerosas violaciones a la legislación comicial, que de manera cotidiana realizan estos partidos y sus virtuales candidatas a la gubernatura. Aunque el problema no se limita a ellas dos. Prácticamente todos los partidos se han anticipado al inicio de las campañas electorales.

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En última semana se han conocido hechos que deben prender las alertas en el partido Morena, respecto al comportamiento de sus potenciales aliados, en el próximo proceso electoral. Aunque en 2021 Morena, PT y PANAL formaron una coalición electoral local (y los dos primeros junto al PVEM otra a nivel federal) la posibilidad de que esto ocurra en 2023 es incierta, porque verdes y neo aliancistas tienen intenciones de sacar el máximo provecho.

Las razones son varias. Hasta 2018 el PVEM y el PANAL habían sido aliados tradicionales del PRI. Fue la victoria de Morena ese año la que rompió esa larga tradición en suelo mexiquense. Esos dos partidos, al igual que varios más, habían gozado de muchos privilegios de parte del sistema priista. No era fácil romper sus vínculos orgánicos con el partido todavía hegemónico. A pesar de eso, el PVEM compitió solo en 2021. Por su parte el PANAL, ya convertido en partido local, se sumó a Morena y al PT.

Pero no es lo mismo una elección local en 2021, en donde se compitió por ayuntamientos y diputaciones locales, con muchos cargos por repartir, que una en la cual solo se juega la gubernatura estatal. Esto lo sabe bien el PRI, pues en 2017 logró retener ese cargo gracias a los votos del PVEM y del PANAL, pues como partido fue superado en votos por Morena y su candidata. Consciente de tal situación, la coalición electoral que ahora quiere formar con el PAN y el PRD también pretende incluir al PVEM y al PANAL, sus antiguos aliados.

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Trascendió que la semana pasada hubo reuniones entre los dirigentes estatales priista, verde y neo aliancista, a fin de explorar la posibilidad de sumarlos a la coalición que se construye con panistas y perredistas. Aunque se anunció que la dirigencia nacional morenista está negociando con la verde los términos de su eventual alianza, también se supo que el PT advirtió a Morena que no debe descuidar a sus potenciales aliados.

Al parecer, Morena no ha entendido la lógica del comportamiento electoral del PVEM y del PANAL; que los verdes no siguen la lógica de su dirigencia nacional; que sus intereses son otros; que están determinados en parte por sus militantes ex priistas (por algo se le ha llamado el partido “sandía”: verde por fuera, rojo por dentro). Eso explica la resistencia de Verde a coaligarse con Morena y la tentación de regresar al redil priista. La potencial alianza también es una de las causas del conflicto que vive el PANAL por la dirigencia. Después de resolverlo tendrá decidir con quién irá en 2023.Hagan sus apuestas.