En estos días el tema de la gentrificación ha dado mucho de qué hablar, qué podemos decir respecto a los servicios públicos, como es el agua.
Desde hace aproximadamente un par de décadas, las colonias consolidadas y que daban identidad, a la vez que mantenían cultura y tradiciones, han comenzado a sustituir sus viviendas unifamiliares de dos pisos de altura, por edificios de muchos departamentos que superan los seis pisos, ¿Qué efectos puede tener esta redensificación sobre una ciudad?, la primera es la evidente, la gentrificación que desplaza a la población originaria por extranjera, principalmente de Estados Unidos de Norteamérica y de Canadá, son estos los que en un primer momento cuentan con el poder adquisitivo para adquirir estas viviendas que muy difícilmente puede adquirir un trabajador.
Junto con esto, lo más evidente es una presión sobre los servicios públicos que muy difícilmente puede absorber un organismo operador de la ciudad, ya que la inversión en ampliación y mejoramiento de la infraestructura hídrica debe ser en todos los sentidos, en ampliar diámetros de los líneas de conducción y recolección, equipos de bombeo, plantas de potabilización y de tratamiento, entre otras, existen algunos instrumentos para absorber estos impactos, son mecanismos de compensación por la incorporación de éstas construcciones.
Se asume que estos recursos deberían ser suficientes para todo lo comentado, pero es claro que ninguna ciudad que no haya sido planeada como tal, puede responder a una explosión demográfica como la que ocurre muchas ciudades del país, de otra forma, el agua no es suficiente, se presentan derrames de aguas residuales y la calidad de servicio a la que una vez estuvo acostumbrada esta ciudad turística, deja de serlo, incluso se corre el riesgo de contaminación del mar por grandes volúmenes de agua contaminada, como ya ocurre.
Por otra parte, la expulsión de la población originaria se da hacia las afueras de la ciudad, en donde el costo de la vivienda o de los terrenos es accesible a sus bolsillos, pero normalmente son centros de población que tampoco contaban con la infraestructura necesaria para recibir esa cantidad de nuevos residentes, y constantemente vemos que coinciden estas zonas con las de baja disponibilidad del recurso agua, enfrentándose así, el responsable de la dotación de los servicios a una doble presión, por un lado la de mejorar la infraestructura de la zona consolidada, sumada a la de las nuevas zonas de crecimiento urbano.
Podríamos decir que esto se debe, por supuesto, a una mala planeación urbana, cuántas veces se ha comentado acerca de la importancia de que sean instrumentos efectivos a corto, mediano y largo plazo, y si estos existen, es obvio que alguien supo lo que estaba por ocurrir y simplemente por lagunas legales se otorgaron los permisos que no están permitidos en los instrumentos de planeación.
Muchos efectos multiplicadores negativos habremos de esperar, a la presión sobre el servicio público del agua, se suma una presión económica, también por la falta de instrumentos de planeación económica, los costos de traslado de la población a sus centros de trabajo y estudio, la desaparición de zonas de amortiguamiento ambiental, la aparición de zonas de población con construcciones inadecuadas para un desarrollo humano adecuado, sin servicios, etc. Todos estos problemas, más temprano que tarde, serán heredados a las nuevas administraciones y a la población que la sufrirá, pero siempre quedará el estigma de las responsabilidades actuales, por esto es tan importante la visibilización de estos temas, y más en ciudades donde todo puede minimizarse, por la falta de voces críticas.
PAT
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