La gobernante de los lagos: La Tlanchana

Foto: Especial

La gobernante de los lagos: La Tlanchana

Era un ser mítico que solía aparecer en zonas lacustres, como la de Chignahuapan; de belleza y cantos únicos. En San Antonio la Isla aún se habla de ella.

Redacción
Septiembre 28, 2025

La Tlanchana o la sirena era una entidad femenina que estaba relacionada a la fertilidad, a la vida y la muerte. Era una de las deidades a la que se le atribuía el mantenimiento y la prosperidad en zonas lacustres del Valle de Toluca.

Aún persisten los mitos y leyendas en torno a este emblemático ser que representa a varios pueblos, como San Antonio la Isla, Rayón, Chapultepec, Mexicaltzingo, San Mateo Atenco, Lerma, Almoloya del Río o Metepec, este último el que más homenaje le ha rendido en las últimas décadas. 

Tlanchana, significa la que vive en el agua. En nahua se deriva de las palabras atl, agua; tonan, madre;  y chane, espíritu o ser mágico.

La gobernante de las aguas

La leyenda se dio en los tiempos que en San Antonio La Isla era un pueblo ribereño, a las orillas de la laguna de Chignahuapan, los pobladores se dedicaban a la caza, pesca y agricultura.

Se dice que la Tlanchana era un personaje mitológico de la época prehispánica, mitad cuerpo humano, de rasgos finos y encantadores; mitad cuerpo de pez; algunos coincidían que era similar a una sirena. 

La figura habitaba en la laguna, se le consideraba la madre de las criaturas que vivían en las aguas, gobernaba sobre las ranas, atepocates, acociles, pescados, ajolotes, patos, entre otros.

A la Tlanchana se le atribuía la abundancia o escasez de la fauna. Los pescadores se adentraban a las profundidades de la laguna para conseguir pescado blanco.

Las leyendas que a continuación se presentarán, se obtuvieron mediante la tradición oral de los mismos habitantes de San Antonio La Isla.

Historias de pescadores 

Una de las leyendas en San Antonio la Isla, relacionada con la encantadora mujer, es la de Luis Solano Villagómez, quien una mañana se dirigía a pescar. Día a día abordaba su canoa. En una mañana de labores, Luis se adentró a las profundidades de la laguna, ahí vio a la sirena sentada en una  roca entre los matorrales del tule. La exuberante mujer peinaba su hermosa y larga cabellera, fina; parecida a los hilos de seda. 

El pescador narró que era de belleza auténtica y de un canto cautivador. Alrededor de ella la fauna de la laguna se reunía para escucharla, ella les hablaba y cantaba. Hombres como él, que pasaban por el sitio, al acercarse se percataban que no tenía pies, pero sí una larga cola de serpiente.

Luis, al verla de cerca regresó de inmediato a su casa, como decían popularmente, como alma que lleva el diablo. 

Cuando arribó a su hogar, de inmediato le contó a su esposa lo sucedido, pero no le creyó.  Después, el hombre, acudió con vecinos y amigos, tampoco daban crédito a la historia y aseguraban que el pescador alucinaba, no era posible lo sucedido. 

Los cercanos invitaron a Luis a descansar, para así asimilar su relato. 

Al día siguiente la sorpresa sería mayúscula para todos, pues el hombre que había visto a la encantadora mujer, ¡había muerto! 

Algunos dicen que fue debido al susto que recibió, otros aseguraban que la misteriosa mujer le había robado el alma. 

Los isleños 

Los pobladores de la región aseguran que la Tlanchana tenía el poder de convertirse en una linda dama que salía a dar la vuelta por el centro isleño.

Los hombres al verla quedaban cautivados con su hermosura y se acercaban a ella para conversar. Le preguntaban su nombre. Ella se hacía conocer por Hilaria, Elena, Isabel. Nunca nadie supo la verdadera identidad de la misteriosa dama.

Los varones que que admiraban caminaban junto a ella para así conquistar; sin embargo, estos no se percataban que ella los dirigía a la laguna.
Con la hipnótica acción, los hombres no tenían más mirada que hacia la bella dama, quien los guiaba hacia las profundas aguas, donde estos morían ahogados en la inmensidad del agua.

Algunos solían ser advertidos por sus familiares, quienes gritaban al ya embaucado hombre; lo curioso era que nadie acompañaba o dirigía a los varones, estos solo caminaban como sonámbulos, con mirada perdida y directo al agua. 

La sirena se los llevaba a la laguna. Muchos no tuvieron la suerte de vivir para contarlo. 

Ven, sígueme 

Antonio Reyes, uno de los habitantes de San Antonio la Isla, cuenta que hace varias décadas, en el centro del pueblo, vio pasar a una encantadora dama. Al verla quedó fascinado.  Ella siempre caminaba por delante, él quería alcanzarla, pero no podía. Sergio, hermano de Antonio, gritaba que no la siguiera. Se esmeró tanto que corrió y alcanzó al cautivado hombre a quien propició un golpe en la cabeza, derribó a Antonio y este quedó inconsciente. Cuando despertó no volvió a ser el mismo, quedó perturbado y solo hablaba de una mujer que se llamaba María. 

Cambios en estructuras

Entre 1900 y 1970 la laguna de Chignahuapan se encontró en su mayor apogeo. La fauna acuática abundaba. El modo de vida de los pobladores era gracias a diversas actividades que la flora y fauna de la región proporcionaban.

Algunos isleños dicen que la Tlanchana dejó de habitar, repentinamente, las cristalinas aguas de la zona, porque la vegetación fue escaseando. El paisaje, que antes era pletórico, para la década de los 70 del siglo pasado, el escenario era árido. Los pescadores transformaron su labor y comenzaron a tejer tule, otros se convirtieron en agricultores, algunos más en artesanos en el tallado de la madera y el cuerno en un torno de violín, el oficio dio origen a las creadores de polveras, baleros, trompos, yoyos, peines, peinetas, botones de charro, entre otros.

Se la llevaron lejos

Otra de las leyendas en torno a la desaparición de la misteriosa mujer de las aguas es que unos hechiceros se la llevaron en un bule para la laguna de Coatetelco, en Morelo. Algunos afirman que ahí permanece aún. Entre los isleños existe esta creencia porque la laguna se encuentra en su máximo esplendor.

Su figura 

Al paso de los años, los municipios que compartieron aguas en lagos y lagunas, resguardan en figuras de barro, tela, cerámica, papel, madera a la mujer que se ha convertido en un mito, así como una representación de la zona del Valle de Toluca, por ejemplo, en San Antonio La Isla, la sirena la principal se encuentra en la portada de la iglesia, tallada en cuerno de res en forma de prendedores, peinetas, adornos. 

En la parte poniente de la plaza principal, a un costado de la presidencia municipal, se encuentra una cafetería con temática de la Tlanchana, ubicada entre las calles Morelos y Villada. La Tlanchana está representada en varios cuadros, figuras talladas en madera, grabada en placas de metal entre otros.

En el museo Techialoyan-Tepemaxalco también se encuentran varias presentaciones de la sirena.

Iveth Alejandra Zepeda Urbina, cronista de San Antonio la Isla

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