La importancia de la creación del Fondo de Infraestructura de Agua y Saneamiento FIAS

La semana pasada hablamos de nuestra propuesta de financiar la inversión relacionada con el agua con financiamiento vía ingresos fiscales, una propuesta es crear un fondo obligatorio del Ramo 33, denominado Fondo de Infraestructura de Agua y Saneamiento (FIAS).

Dentro de los beneficios de etiquetarlo en un fondo de las aportaciones federales están 1) garantiza su progresividad nominal al ser un fondo participable por la recaudación fiscal, 2) no es necesario recortar otros ramos o programas federales para fondearlo, 3) se fondeará por primera ocasión del incremento que tenga anualmente el Ramo 33, 4) se etiquetan recursos federales, una ventaja del Ramo 33 es que son sus recursos están condicionados a los fines establecidos en el Fondo, y  5) se deberán establecer lineamientos y otros “candados” para una adecuada ejecución y eficiencia del gasto de inversión.

Por ejemplo, el incremento propuesto para 2024 del Ramo 33 fue de 6.71%, lo que representa 61.6 mil millones de pesos, este sería el tope del presupuesto que podría asignársele al FIAS propuesto, significa alrededor de tres veces más de lo que está invirtiendo actualmente Conagua, obviamente esto se sumaría a lo que ya se ejecuta, y que sumado, representaría un presupuesto considerablemente mayor sin quitar presupuesto a otros rubros, ni disminuir a los ya existentes, es solo etiquetar.

Sin embargo, en un análisis más a fondo para 2025 se está considerando una disminución del Ramo en total, pero no es la tendencia en los últimos 20 años, por lo que se podría tomar el promedio de incrementos para la asignación del fondo propuesto. En 2023, un dato interesante es que aproximadamente solo 15% del FAIS se dedica a agua, es sorprendentemente mayor a lo esperado, pero aún insuficiente.

Se tendría que tomar en cuenta el elaborar una fórmula para distribuir los recursos del fondo, tomando en cuenta las coberturas existentes de los servicios de agua y saneamiento, calidad del agua, grado de pobreza y pobreza extrema, contaminación de sus cuerpos de agua, nivel de sequía y estrés hídrico, especificar las acciones que podrían llevarse a cabo, y que fueran aprobadas por las Comisiones o Secretarías de Agua estatales, así como por los Consejos de Cuenca (incluida por supuesto la Conagua), supervisando sus licitaciones y costos de ejecución.

Adicional a lo anterior, se deben diseñar estructuras tarifarias con perspectiva progresiva de ingresos, disminuir costos de operación, trabajar en un sistema de valoración del agua, y destrabar “cuellos de botella” normativos y legales en el sistema financiero del país.

Para llevar a cabo esta propuesta, se requiere en primera instancia de voluntad política, hay que tomar en cuenta el Sistema de Coordinación Fiscal para su aprobación. En una segunda etapa, se deberá revisar los criterios de cobro de la Ley Federal de Derechos, así como una mayor participación de las Entidades Federativas en el presupuesto, adicional a ello, se puede buscar inversión privada y búsqueda de fondos internacionales en proyectos específicos. Un cambio de esta magnitud requiere un trabajo importante que requiere la participación de todas las instituciones del Estado, pero sobre todo requiere voluntad política, pero si se quiere avanzar de manera importante, hay que trabajar en ello, el reto lo amerita.

PAT

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