La justicia del pueblo

La justicia del pueblo

Justicia en perspectiva

Redacción
Abril 28, 2025

Nos encontramos justo a mitad del camino en las campañas judiciales. Han pasado treinta días y por treinta días más, las personas candidatas seguiremos recorriendo territorio, reuniéndonos con líderes sociales, con empresarios, con colegios de abogadas y abogados, con colectivas y organizaciones de la sociedad civil. Seguiremos tocando puertas, repartiendo volantes, impartiendo conferencias, dando entrevistas y buscando dar a conocer nuestra visión de la justicia.

Para mí, como candidata a ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, la experiencia ha sido una revelación. La justicia es quizá la mayor de las aspiraciones sociales. Es un pilar que sostiene la estructura social y hace posible el funcionamiento armónico de la comunidad. 

Pero esta simple afirmación encierra complejidades inimaginables, porque la justicia es un concepto multidimensional con facetas que adquieren relevancia en distintos contextos y situaciones. 

A lo largo de estas semanas he conocido, por ejemplo, a habitantes de la colonia Zaragoza, en Xalapa, para quienes la justicia sería contar con un mejor acceso al agua potable. En San Cristóbal de las Casas, Chiapas, conocí a un líder indígena, para quien la justicia e igualdad sería, por ejemplo, que en su comunidad hubiera un parque con juegos infantiles. En Oaxaca, conocí a una defensora de derechos humanos, para quien la justicia sería que las personas no tuvieran que caminar por horas y después tener que pagar transporte, para acudir a diligencias en los juzgados. Una y otra vez las personas me plantean sus historias: las pensiones que no reciben, las investigaciones que no avanzan, los delitos que no se castigan, los expedientes que no se resuelven.

La idea de justicia es un concepto que nos atraviesa a todas las personas, pero para todas implica algo distinto. 

Por ello, el tipo de justicia que queremos y la clase de personas queremos que la impartan es algo que siempre debió pertenecer al ámbito de la discusión pública. Siempre debió ser así. 

Siempre debimos tener voz y voto sobre algo tan complejo y elusivo como es la justicia; siempre debimos haberlo tenido sobre algo que nos incumbe tan íntimamente. Siempre debimos haber podido conocer y escudriñar a las personas que pretenden asumir tan alta responsabilidad.

Hace unos días entregué un volante a una mujer y con mirada incrédula me dijo: se me enchina la piel de estar viviendo este momento. Y lo mismo me ha pasado. Cuando me presento ante cualquier foro, se me enchina la piel de pensar que pedir el voto es un acto de humildad y ejercerlo es un acto de poder. Al fin se invirtió la ecuación, al fin la justicia le pertenece al pueblo. 

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