En el Estado de México, la metalistería es un oficio que ha perdurado siglos y generaciones, combinando técnicas ancestrales con el uso de metales introducidos tras la conquista española.
Esta tradición, que comenzó a desarrollarse en el Estado de México con la fabricación de faroles, utensilios y objetos decorativos, sigue vigente gracias a la labor de artesanos.
De acuerdo con el Instituto de Investigación y Fomento de las Artesanías del Estado de México (IIFAEM), en el México prehispánico se elaboraron piezas de cobre, pero fue a partir de la conquista cuando se inició la introducción de metales como el latón, la hojalata, el hierro, el bronce y el acero pavonado, antes desconocidos.
Trabajan meticulosamente el metal para crear piezas únicas
Entre las regiones donde se promovió esta labor se encontraba el Estado de México.
En esta entidad, al igual que en otros lugares, se fabricaron faroles de hierro y cristal, ya con características propias, la metalistería se ha dedicado a la fabricación de artículos de diferentes tipos.
En un taller en Toluca, José Luis Rojas, un artesano con más de 20 años de experiencia en la metalistería, trabaja meticulosamente el metal para crear piezas únicas que combinan tradición y modernidad.
Desde objetos decorativos hasta utensilios funcionales explica que la labor requiere no solo destreza manual, sino también un profundo conocimiento de los materiales y técnicas.
“La metalistería es un arte que trabaja el metal de manera artesanal para crear objetos que para mí son únicos. Por lo regular se trabaja con cobre, bronce, hierro o aluminio, y cada uno tiene características, ahí es donde esta el reto o el chiste de este trabajo, en saber manipular estos materiales”, comentó.
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Comienza con la selección de material adecuado
El proceso, detalla Rojas, comienza con la elección del material adecuado y el diseño de la pieza, seguido por el corte, el calentado y el modelado del metal.
“Primero se diseña lo que se va a hacer, después se corta el metal según las medidas que uno toma. Luego viene el calentado, ahí el metal debe alcanzar la temperatura justa para poder trabajarlo sin que pierda sus propiedades.
Después de todo esto se tiene que moldear con martillos o cinceles, y finalmente se pule para darle el acabado”, explicó el artesano.
Asimismo detalló que el proceso puede tardar desde unas horas hasta una semana, dependiendo del diseño.
La complejidad de la metalistería radica en el manejo de herramientas y la precisión que requiere cada etapa del trabajo. Según Rojas, un error mínimo puede arruinar el resultado final.
“Es un trabajo de mucha paciencia. Si no calientas el metal lo suficiente, puede romperse cuando lo moldeas. Si te excedes en el pulido, puedes desgastar demasiado la pieza. Todo tiene que estar bien calculado para que el resultado sea como uno quiere o como te lo pide el cliente”, comentó.
El arte está perdiendo practicantes
Pese a las dificultades del oficio, Rojas afirma que la metalistería sigue siendo una tradición viva en Toluca, aunque advierte que es un arte que está perdiendo practicantes.
“Este oficio lo aprendí de mi padre, y él lo aprendió de mi abuelo pero cada vez hay menos gente interesada en aprenderlo porque es un trabajo duro y largo, yo sigo porque creo que es importante preservar la tradición. Además, hay personas que valoran el trabajo artesanal y están dispuestas a pagar por piezas de calidad”, concluyó.
Según señala el IIFAEM, los municipios que presentan producción metalistería son Ecatepec de Morelos, Naucalpan de Juárez, Tecámac, Cuautitlán y Texcoco, mientras que en el Valle de Toluca destacan Jiquipilco, Toluca y Zinacantepec, en el norte, El Oro. En estos lugares se trabaja el cobre, el latón, la hojalata, el bronce y la modalidad de aleación metálica compuesta en su mayor parte de estaño, y en un bajo porcentaje el cobre.
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TAR