La mujer de las mariposas, thriller emocional para leer con angustia

La mujer de las mariposas, thriller emocional para leer con angustia.

La mujer de las mariposas, thriller emocional para leer con angustia

La mujer de las mariposas, Carlos Alvahuante construye un relato perturbador, íntimo y visual sobre el deseo, la culpa y la fragilidad humana.

Alejandro Baillet
Agosto 3, 2025

Hay libros que se leen con placer. Otros con angustia. La mujer de las mariposas (Ediciones B), del escritor mexicano Carlos Alvahuante, se devora con ambas sensaciones. 

Es un thriller emocional que comienza con una fantasía casi romántica —una admiradora secreta, un hombre atrapado en la rutina que recibe una chispa de ilusión— y termina en un abismo oscuro, donde nada ni nadie es lo que parece.

Desde la primera página, el lector se encuentra con un protagonista con el que resulta fácil identificarse: un hombre que atraviesa una crisis de la mediana edad, atrapado en un matrimonio desgastado, con una vida que ya no le emociona. En palabras del autor, “está en ese momento donde uno se pregunta si ya llegó a ser lo que deseaba… y si lo que consiguió vale la pena”.

Pero La mujer de las mariposas no es solo un retrato de crisis personal. Es también una historia sobre la culpa, la pérdida, la necesidad de encontrar un culpable cuando la tragedia golpea, y sobre todo, una exploración profunda de la psique humana en sus momentos más vulnerables.

“Siempre me ha gustado imaginar otras posibilidades en la realidad, como atentar contra ella”, confiesa Alvahuante, quien tiene formación como guionista y una gran afición por la ciencia ficción. 

“De hecho, esta novela nació con la intención de convertirse en una película, pero al enfrentar las dificultades presupuestales del cine mexicano, se optó por la narrativa literaria, donde pude dar rienda suelta con los efectos especiales”.

“Yo escribo guiones, y hace más de diez años intenté levantar un proyecto de ciencia ficción llamado Luces blancas, pero me topé con muchas trabas. Cuando comencé esta historia, pensé en escribir el guion, pero luego dije: ¿para qué pasar otra vez por ese martirio? Así que la convertí en novela y me di rienda suelta. ¡En papel no hay límites para los efectos especiales!”.

Al comenzar la novela uno se identifica con el protagonista. Queremos también una admiradora secreta, una ilusión. Pero luego todo da un giro inquietante.

“Desde siempre me ha gustado la fantasía, la ciencia ficción y jugar con las posibilidades. Me gusta “atentar contra la realidad”, como suelo decir. Así que me salió bastante natural. Lo que me interesaba era partir desde la ilusión —el llamado a la aventura— y luego ver qué ocurre cuando uno se lanza hacia lo desconocido”.

Y vaya que lo logró.

La novela avanza a un ritmo vertiginoso. Es corta, visual, directa y adictiva. Una historia que atrapa con su lenguaje preciso y su estructura ágil, perfecta para quienes hoy tienen poco tiempo, pero muchas ganas de leer. 

“Soy muy impaciente como lector”, admite el autor. “Y al escribir busco ese libro que me gustaría encontrar: corto, intenso, emocionante, el libro que me gustaría encontrar en una librería y no poder soltar.

“Tengo cientos de libros por leer, así que valoro las historias que van al grano, que no se pierden en la paja. Cuando escribo, intento hacer justo eso”, declaró. 

Mujeres que marcan el rumbo 

Uno de los grandes aciertos de La mujer de las mariposas es su galería de personajes femeninos. Cuatro mujeres distintas —Milena entre ellas, una figura que comienza como un alma libre y termina envuelta en su propia distorsión de la realidad— orbitan alrededor del protagonista. Cada una desde su propia herida, su deseo, su frustración.

“Siempre he estado rodeado de mujeres fuertes: mi madre, mi abuela, mi esposa. Para mí es natural que las mujeres en mis historias cuestionen, desafíen, guíen”, explica Alvahuante.

Aunque el libro no busca emitir juicios, sí abre la puerta a la reflexión: ¿por qué nos cuesta tanto perdonar? ¿Por qué preferimos culpar al otro en vez de asumir la complejidad del dolor? ¿Qué es real y qué no lo es cuando el alma está rota?

El lector también se enfrenta a dilemas morales. Uno se pregunta: ¿por qué no lo perdonan? ¿Acaso fue su culpa?

“Eso es parte de lo humano. A veces, cuando nos enfrentamos a una tragedia, necesitamos encontrar un culpable para no aceptar que simplemente las cosas malas ocurren. Nos cuesta aceptar la incertidumbre. Y eso se refleja también en relaciones rotas, en familias quebradas”, expresa el autor.

El simbolismo de las mariposas 

Como en todo buen título, hay una capa simbólica que atraviesa la obra. Las mariposas son frágiles, hermosas, efímeras. Pero también representan transformación. ¿Es la historia una metáfora del cambio? ¿Una advertencia sobre lo volátil de nuestras certezas?

“Hay varios significados posibles. Está lo obvio: la belleza, lo efímero, la fragilidad. Pero también está el tema de la transformación. Cada lector puede interpretarlo a su manera. A mí me gusta cuando los símbolos siguen trabajando incluso después de cerrar el libro”, señala y subraya que cada lector encontrará en las mariposas su propio significado.

Un final abierto y muchas posibilidades 

El desenlace de La mujer de las mariposas es tan inquietante como toda la trama. ¿Fue todo real? ¿Una alucinación? ¿Un sueño? ¿Una culpa proyectada? No hay respuestas definitivas, y eso forma parte del encanto. 

Alvahuante deja la puerta abierta a la interpretación y, por qué no, a una posible segunda entrega.

“Escribí otro libro en cuanto terminé este porque disfruté muchísimo el proceso”, revela. “No es una secuela, pero quién sabe… tal vez el universo siga expandiéndose”.

Por lo pronto, La mujer de las mariposas es uno de esos libros que uno termina en tres días (o menos), caminando despacio por no dejar de leer, abriéndolo en el metro o en la cama antes de dormir. Y que, cuando termina, deja un zumbido emocional que dura más allá de la última página.

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