Las encuestas
No hay día que pase de la campaña en que no veamos en televisión, escuchemos en radio o encontremos en las redes sociales encuestas sobre el proceso electoral, ya sea a nivel federal para la presidencia de la República o ahora en el caso del Estado de México para ayuntamientos y diputados locales.
Sin embargo, en los últimos procesos electorales se ha cuestionado a las empresas que realizan estos ejercicios demoscópicos porque pareciera que más que ser un instrumento de medición, son elementos propagandísticos a favor o en contra de determinadas candidatas o candidatos.
Hay argumentos a favor y en contra. Quienes realizan las encuestas afirman que se tratan de fotografías instantáneas de un determinado momento del proceso electoral o sostienen que las encuestas no votan.
Lo que es un hecho es que influyen en el ánimo del electorado al ofrecer ventajas amplias que parecen ya irreversibles, como si todo ya estuviera dicho.
También se afirma que la mejor encuesta es la del día de la votación, es decir, la del próximo 2 de junio.
En la obra “Elecciones, justicia y democracia en México. Fortalezas y Debilidades del Sistema Electoral 1990-2020”, del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, el especialista Lauro Mercado Gasca relata en el análisis “Evaluación de la Precisión de las Encuestas Electorales. Desafíos y Retos Metodológicos”, que desde hace 30 años las encuestas electorales en México han sido fuente invaluable de información sobre la opinión pública en general y el comportamiento electoral en particular.
También consigna que conforme se fue abriendo el sistema político mexicano y la democracia electoral fue ganando terreno a la hegemonía del PRI, las encuestas se convirtieron en uno de los actores relevantes del proceso.
A partir de 1993 se reguló el uso de las encuestas en los procesos electorales, demandando rigor en los criterios metodológicos y comenzó a darse el debate sobre el uso propagandístico de las mismas, generando una crisis de credibilidad entre quienes las realizan.
Pero el primer encontronazo entre quienes están a favor y quienes están en contra se dio en el año 2000.
El especialista Sergio Anzaldo Baeza, en el artículo “Encuestas Electorales 2024. Usos y Abusos”, publicado en la revista interactiva “Cámara Periodismo Legislativo”, en la edición del pasado 11 de abril, menciona a propósito de ello que en el año 2000 hubo encuestas publicadas en los periódicos Reforma y Milenio que se equivocaron de ganador; refiere que El Universal sólo le atinó en la última de la serie de las encuestas que publicó sobre este proceso. El 21 de junio de ese año María de las Heras presentó en Dallas Morning los resultados que daban a Vicente Fox como ganador, señalando que ningún medio nacional quiso publicar esa encuesta.
También recapitula de manera específica que en las elecciones presidenciales del año 2006 cuatro encuestadoras acertaron en el ganador de la contienda; siete se equivocaron y una registró empate; mientras que en el año 2012 considera que por primera vez predomina en la discusión pública la versión de las encuestas como instrumentos de propaganda electoral.
Lo cierto es que serán los resultados los que validarán estos ejercicios. Habrá que estar atentos.
@periodistamex