Las ruedas olímpicas de Juan Pablo Cervantes 

Las ruedas olímpicas de Juan Pablo Cervantes 

Juan Pablo Cervantes García en un referente del paratletismo nacional.

Brian Prado
Enero 10, 2025

 La artrogriposis múltiple congénita con la que nació nunca lo limitó, fue el impulso para convertir a Juan Pablo Cervantes García en un referente del paratletismo nacional.

El atleta ha hecho que el himno mexicano suene también en Parapanamericanos 

Desde niño supo que aunque sus piernas no se desarrollarían como cualquier otro infante, la imaginación, los deseos y retos serían el mejor motor para conseguir una vida de gloria a través del deporte. 

Una patineta, la motivación del día a día y el anhelo por divertirse sin comparaciones con otros de su edad, se convirtieron en el motor.

“Siempre fui un niño muy hiperactivo, muy movido.Andaba en una patineta cuando cursaba la secundaria. La silla de ruedas solo la agarraba para ir a la escuela y llegué a decirle a mi madre que nunca iba a estar en una silla de ruedas, solo en mi patineta”, comentó.

La infancia de Juan Pablo transcurrió entre juegos con sus hermanos y amigos, quienes nunca vieron en él una limitación. Esa normalidad que lo rodeaba le permitió desarrollar un carácter fuerte y decidido.

 “Yo crecí con mis hermanos que siempre me tomaron como uno de ellos. Nunca vieron la discapacidad en mí; mis amigos por igual, incluso siempre me iban a gritar para irme a jugar con ellos y eso es algo que les agradezco mucho, porque eso me hizo ser muy activo y por eso yo tampoco vi una discapacidad en mí, para nada”, mencionó.

Nació en 1992 en Naucalpan. La situación económica de su familia obligaba a su madre a recorrer largas distancias diariamente para llegar al trabajo en la zona conurbada. A veces, tenía que cargar a Juan Pablo para abordar el metro o el autobús. Cuando él cursaba secundaria la familia se mudó y en las nuevas calles era complicado usar la patineta, la abandonó y comenzó a usar una silla de ruedas hospitalaria. 

Gloria deportiva mexiquense

“Cuando llegué a una nueva colonia, como todo niño, pues llegué cohibido y olvidé la patineta. Ahí agarré la silla de ruedas que tenía; que recuerdo era una hospitalaria. Ahí me vio un taxista y me preguntó si quería hacer deporte, que él conocía a una persona”.

Fue así que Juan Pablo comenzó a entrenar como un juego. Al principio, con la misma silla de ruedas hospitalaria, daba vueltas por campos de fútbol pero todo comenzó a tener un sentido diferente el día en que su nuevo entrenador le mostró una silla especial de carreras. 

“Una vez el entrenador me invitó a su casa para ver una silla para carreras. Llegó el día y sucedió que en cuanto vi la silla, me enamoré.  Esa silla estaba hecha a la medida y yo estaba bien flaquito, pero me dijo que me podía subir. Me encantó y algo que nunca se me va a olvidar es que me dijo: ‘Tú naciste para la silla de ruedas, Juan Pablo’, por el tipo de discapacidad que padezco. Eso me ayuda a tener las piernas dobladas, tal y como debe ir un competidor en una silla de carrera”, mencionó.

De diversión  deporte 

Con apenas tres meses de entrenamiento,el adolescente Cervantes participó en la Paralimpiada Juvenil de 2007, donde obtuvo sus primeras tres medallas de oro.

“Me había dejado claro que todo dependía de mí, si yo quería sobresalir. Entonces me inscribí a la Paralimpiada Juvenil, en 2007, y con tres meses de entrenamiento obtuve mis primeras tres medallas de oro en 100, 200 y 400 metros. Todavía recuerdo que el único consejo que me dio el entrenador aquella vez fue que no me saliera del carril porque, si no, me iban a descalificar”, recordó entre risas.

Desde sus inicios deportivos,  Juan Pablo fue categoría T54, la más alta en su rama. Ese primer triunfo no solo marcó el inicio de su carrera, sino también su primera experiencia al convivir con otros competidores. 

Aunque al principio los nervios lo invadían al enfrentarse a atletas más fuertes, la victoria le dio la confianza necesaria para seguir adelante. Después de dos años de entrenamiento constante, Cervantes logró clasificar a su primer mundial juvenil, celebrado en Suiza.

“Cuando gané mis medallas pensé Soy de aquí, así que poco a poco me empezó a interesar más.  Para ese tiempo yo cursaba entre segundo y tercero de secundaria y, la verdad, estaba muy clavado en la escuela; también en el cotorreo con los amigos, pero poco a poco me empezó a jalar el deporte y dos años después, en 2009, di marca para ir a mi primer mundial juvenil”, detalló.

El empuje del campeón 

Para 2011, ya con un nivel más maduro, participó en un mundial con atletas de élite. 

“Para 2011 fui otra vez a un mundial, pero ya con los grandes y aprendí mucho. Para mí esas eran ligas mayores y fue una experiencia diferente. La verdad, llegó un punto donde me subí a la ‘nube’ y en el mundial mayor me aterrizaron. A partir de ahí empecé a madurar”, apuntó.

Sin embargo, fue en los Juegos Paralímpicos de Londres 2012 donde Juan Pablo comprendió realmente la magnitud del deporte paralímpico. Con 19 años y algo de experiencia, pero aún lejos de su máximo potencial, quedó fuera del podio, obteniendo el puesto 16; aunque la vivencia le dejó una lección invaluable y un objetivo claro.

 En 2015, durante los Juegos Parapanamericanos de Toronto, Cervantes logró la medalla de plata. No obstante, un año después, quedó fuera de los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, una ausencia que marcó un momento difícil en su carrera. La desmotivación y el cansancio se hicieron presentes, y por un tiempo pensó en abandonar el deporte. Sin embargo, su objetivo seguía claro, siento este el impulso para no desistir.

“No fui a Río porque a veces uno, como atleta, se cansa y se desmotiva por diferentes situaciones y no fui, perdí esa oportunidad. Sin embargo, seguí entrenando, no me dejé, aunque algunas veces intenté tirar la toalla, más nunca lo hice porque mi objetivo lo tenía claro desde 2012”, expresó. 

En 2019, obtuvo una medalla de bronce.

En 2020, pese a la pandemia mundial, Juan Pablo no dejó de entrenar, pese al aplazamiento de los Juegos en Tokio para el siguiente año. 

“Llegó el momento en Tokio y se consiguió la medalla de bronce en 100 metros y, pues, me hizo sentir muy contento, con sentimientos encontrados por todo lo que pasó”.

En 2023, durante los Juegos Parapanamericanos de Santiago de Chile, consiguió el oro. Un año después, en los Juegos Paralímpicos de París, alcanzó la cima de su trayectoria al ganar la medalla de oro en los 100 metros de la categoría T54, con un tiempo de 13.74 segundos, lo que además le valió el récord de América.  

“Estuve en shock, yo sabía que mis rivales eran muy fuertes. Tuvo mucho significado porque mi categoría es la más alta, algo así como los pesos pesados. Fue una preparación de lunes a lunes y ese fue el resultado, una medalla que en gran parte se la dediqué a Juan Pablo Cervantes porque pasé por muchas cosas personales”, recordó con orgullo.

PAT

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