Madres de víctimas de feminicidio viven revictimización

Madres de víctimas de feminicidio viven revictimización

Lourdes Domínguez ya no celebra el 10 de mayo como antes lo hacía, en compañía de su hija Brenda

Redacción
Mayo 10, 2025

Lourdes Domínguez ya no celebra el 10 de mayo como antes lo hacía, en compañía de su hija Brenda, a tres día de que la joven perdiera la vida, por sus propios medios tuvo que lograr que se abriera la carpeta de investigación y se imputara a una persona por su muerte.

Lourdes Domínguez ya no celebra el 10 de mayo como antes lo hacía, en compañía de su hija Brenda

Por tres años consecutivos, el Día de las Madres ha sido una fecha de dolor para Lourdes Domínguez Hernández, vecina de Ecatepec, quien desde el 14 de mayo de 2022 vive una pesadilla: su hija, Brenda Guadalupe Trinidad Domínguez, estudiante de la Facultad de Medicina de la Universidad La Salle, murió al caer del piso 13 de un edificio en Naucalpan. Desde entonces, Lourdes ha enfrentado una lucha desigual contra instituciones que —en lugar de brindarle justicia— se han encargado de revictimizarla.

El último recuerdo de Brenda con vida fue aquel sábado, cuando salió a celebrar con sus compañeros de clase que habían aprobado un examen de reanimación cardiopulmonar.

“Ella era estudiante de la Facultad de Medicina de La Salle, estaba a 15 días de terminar su carrera y ese 14 de mayo acuden al departamento de uno de sus compañeros de grupo. Eran alrededor de siete compañeros y fueron a festejar que habían pasado un examen de reanimación cardiopulmonar. Fueron a Naucalpan, a la Torre Ivori, a convivir y como a las 10:00 de la noche me llaman y me dicen que Brenda había resbalado de un decimotercer piso”, relató.

La llamada que cambió su vida

Lourdes no esperaba una llamada así. Ese día estaba en casa, nerviosa por el examen difícil que su hija iba a presentar. Su esposo estaba trabajando. Entonces, el teléfono sonó con un número desconocido, y algo dentro de ella le dijo que contestara.

Al llegar al lugar, ya era tarde. La zona estaba acordonada. Había policías, vecinos y miradas ajenas, pero no había información clara. Lourdes y su esposo fueron los últimos en enterarse del fallecimiento. Lo que encontraron les pareció sospechoso.

“Cuando llegamos, resulta que el Ministerio Público estaba encerrado con el papá de los compañeros de mi hija y el dueño del departamento. Como media hora después, salen sin presentarse y sólo nos dicen que mi esposo y yo tenemos que ir a declarar, pero en ningún momento llevan a declarar a sus compañeros”, comentó.

Los siguientes minutos fueron confusos, pero algo no cuadraba. Lourdes sintió que estaban ocultando información. Aunque estaba en shock, no podía dejar de hacerse preguntas, quizá, una reacción de su instinto maternal.

“El agente del Ministerio Público regional de Naucalpan, Martín Ángeles Martínez,nos dijo que no nos podía atender, que no había reactivos para los peritajes, un trato indigno. Decía que no había carpeta y, al final, los compañeros se presentaron a declarar hasta 24 horas después”, señaló.

Ese fue el primer portazo de muchos. Lo que para otros era un caso que podía cerrarse pronto como un accidente o suicidio, para Lourdes fue el comienzo de una travesía por pasillos burocráticos y ministeriales. Una madre que grita justicia, que exige ser escuchada y que encuentra como respuesta indiferencia o burla.

Enfrentar al sistema

Durante dos años, Lourdes enfrentó sola un sistema que parecía diseñado para proteger a los victimarios. Tuvo que buscar asesoría legal por su cuenta. El Estado, con toda su maquinaria, no le asignó un abogado de oficio sino hasta año y medio después del crimen. Fue gracias a su persistencia que, poco a poco, comenzó a encontrar personas dentro del sistema que la escucharon.

“En ese tránsito y con varios cambios de fiscal logré conocer a Dylcia García, que es la Fiscal de Género de Toluca y llega a la fiscalía el licenciado Erick Solís, que está ahora en feminicidios. Con ellos logré un apoyo y, junto con los abogados que tuve que contratar, porque no me ofrecieron abogado de oficio hasta un año y medio después, logramos enderezar la carpeta hasta tipificarla como feminicidio porque querían darle carpetazo como suicidio”, mencionó.
Esa fue una victoria mínima, pero significativa. Lourdes nunca creyó que su hija se hubiera quitado la vida. Los reportes periciales contenían errores graves que sólo aumentaban sus sospechas.

“Sus compañeros, después de que se presentan a declarar 24 horas después, coinciden en cosas como si alguien los hubiera puesto de acuerdo, pero algunos dijeron que se aventó, otros que se resbaló, y a pesar de todo, llega a haber inconsistencia en sus declaraciones” detalló. además de que recalcó que hubo inconsistencias en la descripción de su hija.

Una víctima del estado

Las omisiones, contradicciones y errores se acumularon. Pero Lourdes no se rindió. Como madre, se aferró al amor por su hija para encontrar una verdad que el sistema quiso negar. Hoy, a tres años de la muerte de Brenda, sigue sin juicio. La justicia no ha llegado.

“Se pretendía atender esto como un suicidio. Dada mi persistencia, yo conozco perfectamente a mi hija, sabía que no era capaz de eso, y menos cuando le quedaban 15 días para terminar la carrera de medicina, ella no se quitó la vida, a ella se la arrebataron sus mismos compañeros”, apuntó.
Tras el asesinato de Brenda, Lourdes cayó en una oscuridad que nunca imaginó. La pérdida no fue solo de su hija, sino de todo un proyecto de vida, relata, que criarla fue como esculpir un diamante que jamás pudo brillar del todo.

Con el paso de los días, Lourdes comenzó a dimensionar no sólo la tragedia personal, sino también la violencia sistemática en la que está sumido el país, especialmente el Estado de México. Lo que vivía no era un caso aislado, y eso lo hacía aún más devastador.

“Es la cruda realidad que vivimos en nuestro México, con muchas incidencias de feminicidio, y sobre todo en el Estado de México, donde varios municipios tienen dos alertas rojas, pero tal parece que a las autoridades no les interesa ver. Es un proceso destructivo para la familia, para todos. Brenda tiene un hermano y una hermana.”

Pese al dolor, Lourdes se obligó a levantarse y buscar justicia. Pronto se dio cuenta de que el sistema no solo estaba plagado de omisiones, sino que parecía diseñado para entorpecer cualquier intento de verdad además de que no se lleva el debido proceso ni una investigación adecuada.

Aunque en un momento pareció que el proceso avanzaba, con la detención de una presunta culpable, la esperanza duró poco. La decisión judicial de dejarla en libertad condicional provocó una nueva herida en Lourdes, quien comenzó a cuestionar si la justicia existe para las víctimas.

“La jueza de distrito en Naucalpan de Juárez, Karla Luisa Sánchez Luna, emitió unas consideraciones que favorecen a la victimaria y la dejaron en libertad condicional el día 28 de marzo de este año, con un brazalete y una irrisoria cantidad de 200 mil pesos. Ahí uno se pregunta si la justicia de verdad existe”, detalló.

Se le notificó por correo de las audiencias y de que la jueza consideró que el haber privado de su libertad a la acusada era muy lesivo para su estado mental, compartió.

En medio de este panorama, Lourdes comenzó a atar cabos y recordar noticias que antes le parecían lejanas. Hoy, tras vivir la violencia institucional en carne propia, asegura sentirse una víctima más del Estado.

El fin de las celebraciones

La llegada del Día de las Madres, una fecha que antes era motivo de alegría, se convirtió en uno de los momentos más difíciles del año. Lejos de celebraciones, Lourdes solo encuentra dolor.

“Las celebraciones se acabaron. En mi vida no existe el 10 de mayo, ni se festeja Navidad o Año Nuevo. Aplastaron mi vida, no tengo absolutamente nada que festejar, solo quiero justicia para Brenda y mi familia. Estas fechas son dolorosas y preferimos que no existieran, pero es algo que se sale de nuestro control, pero que nosotros no festejamos”, comentó entre lágrimas.

El legado de Brenda

El amor por su hija, dice Lourdes, es más fuerte que cualquier obstáculo. Si es necesario, llegará a instancias internacionales. Ya no lo hace solo por Brenda, sino por todas las madres que no han podido o no se atreven a alzar la voz.

“Si es necesaria una demanda al Estado, lo voy a hacer. No es un caso aislado el de mi hija, hay 13 víctimas diarias en el Estado de México, y ya no nada más lo hago por mi hija, sino por todas las madres que vienen atrás, las que no se atreven a alzar la voz por miedo, por aquellas madres que por una u otra situación se quedan sumergidas en su duelo y no les permite gritar, solicitar la justicia. Por esas madres que vienen detrás de mí, voy a tener que llegar a donde tenga que llegar” puntualizó.

En el fondo de su lucha, Lourdes busca algo más que una resolución jurídica: busca una condena que siente precedente y ayude a evitar otros feminicidios. Sabe que, aunque lo logre, su vida no volverá a ser la misma.

“Lo que se persigue es una sentencia ejemplar para que los victimarios no vuelvan a cometer estos delitos y ojalá, si logro esto, reconstruir a mi familia, pero lo veo muy difícil, porque la ausencia de Brenda está ahí siempre.”

Hoy, con el 10 de mayo acercándose una vez más, Lourdes no sabe qué hacer con las fechas que antes eran de celebración, pero tiene claro que no descansará hasta ver justicia para su hija y para todas las mujeres que siguen siendo víctimas de violencia.

PAT

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