Madres…

Antevasín

“…El mundo no apareció convocado por el lenguaje, 

sino que se manifestó a través de él. 

La luz no se hizo al pronunciarla, pero se significó. 

Por eso, cada tanto, murmuro el nombre que llevará mi hijo, 

para irle haciendo un hueco de sentido en el mundo. 

Para ir trayendo, poco a poco, su significado…”

Germinal

Tania Tagle

A todas las personas que leen estas letras, muchas gracias por dedicarles sus ojos, un momento de sus vidas y su atención.

Existen fechas muy especiales que nos humanizan y eso que suena a belleza, no siempre resulta en algo positivo. Humanizarse es volverse humano y esto de serlo, no siempre va de la mano del humanismo, sino de la humanidad…

La humanidad tiene historias de autofagia, tal como lo dijo en su momento Hobbes: “Homo homini lupus,” locución latina de uso actual que significa ‘el hombre es el lobo del hombre’ o ‘el hombre es un lobo para el hombre.’ ​(De lenguaje incluyente y no sexista, luego hablamos, evidentemente no fue tomado en cuenta para explicarlo). Se cita con frecuencia cuando se hace referencia al origen individual, egoísta y violento de la humanidad.

Humanizarse puede ser encontrarse en las construcciones que nos han permitido crearnos y sobrevivir como sociedades, incluidos los andamiajes patriarcales que permiten creación de ciudadanías de primera y de segunda – donde generalmente habitamos todos aquellos que nos encontramos en los márgenes, poblaciones “vulneradas” que no “vulnerables” incluidas.

Y todos los mundos: El Primer mundo, el Segundo Mundo, el Tercer Mundo y ahora con la conceptualización de Necropolítica y todas sus implicaciones hasta un Cuarto Mundo, donde existen todos aquellas humanidades genéricas intercambiables que al parecer no le importan – absolutamente a nadie – a casi nadie.

Y sin embargo, a pesar de todo y de todos, las personas continuamos teniendo un punto en común más allá de las cuentas bancarias, los códigos postales y los títulos de universidades caras, o no, todos, todas y todes, provenimos de un padre y una madre, de un milagro bicelular que se comparte y se divide en gametos, hasta convertirse en un cigoto, un feto, un ser humano.

La madre idealizada por Máximo Gorky, convertida en santa, en virgen impoluta, en ángel de todas las plegarias, castigada cuando se atreve a desear, a vivir, a existir como en la época de la Madame Bovary de Flaubert y de la Ana Karenina de Tolstoi, convertida en escultura y en el modelo de amor incondicional, ese que se da por y para los hijos.

Hoy quiero compartirles una probadita de mi concepto de madre, y al mismo tiempo deslindar a mi madre de mi concepto, este ha sido creado por mí, desde mi maternidad, en su defensa diré que ella, MI MADRE, ha sido lo mejor que pudo haberme ocurrido, a pesar de mí.

Mi ser madre es ser bruja, hechicera y maga: Crear conjuros (desde el nombre de nuestros hijos o hijas), hacer milagros, unir células, cocinar en nuestro interior a seres humanos que no son nuestros, que nos son prestados por la vida para aprender el más alto nivel del arte del amor incondicional.

Es una condición, es un derecho, una decisión. Ser madre es aprender a interesarnos en alguien totalmente, de manera completamente desinteresada.

A todas mis amigas que han decidido serlo: 

toda mi admiración, mi amor y mi respeto.

A todas mis amigas que han decidido no serlo: 

toda mi admiración, mi amor y mi respeto.

Nuestra misión como mujeres será la que nosotras 

decidamos y eso, está muy bien.

A T E N T A M E N T E 

Paloma Cuevas 

P.D. La maternidad será elegida, o no será.

Por madres que amen serlo y que no sean obligadas a cumplir con una función que les haya sido impuesta.

#HastaQueLaDignidadSeaCostumbre

TAR