¿Mamita querida?
I am tired, tired of introducing myself
To you.
I bear all your insults and still shout,
Mother! I am yours!
Mother
Estoy cansada, cansada de presentarme
Ante ti.
Soporto todos tus insultos y aún, así grito,
¡Madre! ¡Yo soy tuya!
Madre
Rehna Sultana
Existen en la historia de la literatura varios relatos que rememoran la brutalidad de las relaciones entre madres e hijas. Ríos de tinta se han utilizado para contar el dolor que representa ser la hija de una madre que no tuvo la capacidad y menos el deseo de quererla, haciéndola sentir inoportuna por decir lo menos.
Con la tristeza que esto nos provoca al provenir de un país Guadalupano y que celebra a sus “madrecitas” el 10 de mayo por todo lo alto, debo ser honesta, hay madres que rompen con el estereotipo de amor incondicional y abnegado y si no que le pregunten a Marilyn Monroe, a Antonieta Rivas Mercado y a mi consentida Nahui Olin, madres que en todo momento y sin dejar espacio para la duda cobran muy caro haber dado vida, haciendo desear la muerte.
Recuerdo haber visto cuando era una niña “Mommy Dearest” la película basada en el libro escrito por Cristina Crawford, autobiografía como hija adoptiva de Joan Crawford y su abusivo rol como madre.
Acabo de leer Sangre Nueva, el más reciente libro de Bibiana Camacho, quien cuenta en su haber con tres libros de cuentos y dos novelas previas, debo confesar que hace mucho tiempo no me sucedía tomar un libro entre las manos y no poder dejarlo. Lo leí en solo un día con su noche y eso solo me había ocurrido con el Marqués de Sade.
Dice Bibiana y dice bien: “Esto es una especie de genealogía, del horror de existir y de dónde vivimos. Qué es lo que heredamos y de dónde no nos podemos alejar, porque de ahí somos.”
En esta historia existen los personajes que deben ser y estar, ni uno más, desde Cassandra, quien, a la muerte de Mamá, hereda un departamento que se convierte en un personaje más, el escenario siniestro de una infancia ‘inolvidada’ donde Mamá daba rienda suelta a sus desórdenes de carácter que no escatiman en las formas diversas en que humilla, lastima y hiere a ‘esa’ hija a la que ama y detesta, de acuerdo a sus cambios de humor. Padre, quien a su manera ejerce violencia pasivo-agresiva y pretende controlar a madre y a Cassandra y que muestra una tremenda repulsión por la diversión y aquellos que se atreven a practicarla.
Esta historia es un recuento de frustraciones, dolor, accesos de locura, la presencia de la sociedad, sus opiniones y cómo estas pretenden reprimirnos y domesticarnos. La madre y su omnipresencia omnisciente, aún después de muerta. El novio comodino – no mencionaré su nombre, me cae muy mal, todo el tiempo, – que se aprovecha y violenta desde la cobardía.
Bibiana Camacho nos acompaña con toda una atmósfera que oprime, y por momentos evita la respiración, haciéndonos partícipes de la sensación de angustia ante la posibilidad de sofocarnos.
Bibiana Camacho le retira el relleno cremosito a sus letras y escribe sin tapujos sobre lo que necesita ser dicho.
Al final, una posibilidad, quizás la única…
Hubo momentos en que Las sonámbulas de Gibrán Jalil Gibrán, taladraba mi memoria, recomiendo leerlo a toda costa.
Leer a Bibiana Camacho me hizo recordar una frase escuchada en una clase de “Constelaciones familiares” a la que asistí por cuestiones laborales: “Absolutamente todos escogemos a los padres capaces de generarnos el dolor, las heridas y cicatrices de los que tenemos la capacidad de recuperarnos…”
Allá cada quien y sus elecciones, mientras tanto: ¡¡Que la maternidad sea elegida, o no sea!! Aguascalientes se convierte en el estado número 12 en despenalizar el aborto, sumándose así a la Ciudad de México, Oaxaca, Baja California, Coahuila, Veracruz, Colima, Hidalgo, Guerrero, Baja California Sur, Sinaloa y Quintana Roo.
DB