Manolo Jiménez: juventud con mando en la trinchera priista

Jorge Chávez Mijares | Demoscopia Digital

En tiempos en que el PRI parece vagar por el desierto en busca de su identidad, hay un rincón del norte donde el viejo partido no solo sobrevive: gobierna con eficacia. Ese lugar es Coahuila, y al frente está Manolo Jiménez Salinas, priista de 40 años, quien ha comenzado su mandato con un impulso firme y una aceptación que va en ascenso.

De acuerdo con el estudio de Demoscopia Digital de mayo, Jiménez se coloca con un 63.7% de aprobación, un salto importante desde el lugar que ocupaba en abril con 58.8%. Este crecimiento no es gratuito: es reflejo de una gestión que ha sabido combinar juventud con experiencia, cercanía con resultados, y visión con territorio.

Coahuila es un estado donde el orden, la seguridad y la gobernabilidad se han vuelto símbolos. Manolo no ha venido a romper esa tradición, sino a consolidarla desde una nueva generación de liderazgo. Representa a un PRI moderno, sin lastres, que entiende que la legitimidad ya no se impone desde las estructuras, sino que se construye con resultados y conexión social.

Su estilo es directo, regional, práctico. Habla con claridad y actúa con celeridad. En una época donde la oposición sufre para generar figuras con atractivo más allá de sus bastiones, Jiménez destaca como el mejor varón opositor posicionado a nivel nacional, no solo por sus números, sino por lo que representa: un político joven que no evade el presente ni se refugia en la nostalgia.

En temas de seguridad, desarrollo económico y atención ciudadana, ha dado pasos firmes desde el inicio de su mandato. Lejos de encerrarse en la trinchera partidista, ha tendido puentes, ha recorrido su estado palmo a palmo, y ha logrado posicionarse como una voz con proyección nacional sin necesidad de estridencias.

Coahuila, por ahora, no parece añorar el cambio. Y Manolo Jiménez ha entendido que la mejor manera de hacer política desde la oposición es gobernar bien. Su ascenso es un recordatorio de que el PRI aún tiene cartas por jugar, pero solo si las pone en manos nuevas, con ideas frescas y vocación de servicio.