Manuel Gamio: El padre de la antropología moderna

Famoso por descubrir el Templo Mayor, también propició el desarrollo indígena

La historia de Teotihuacán no podría entenderse sin el trabajo antropológico y social que realizó Manuel Gamio hace más de un siglo en este valle, al nororiete del Estado de México. 

Nacido el 2 de marzo de 1883, el antropólogo que descubrió el Templo Mayor de los aztecas tuvo impacto en la vida de esta región de la entidad mexiquense.

En la memoria de los habitantes de los pueblos que rodean a la zona arqueológica de Teotihuacán, viven anécdotas, o quizá leyendas, sobre cómo ese hombre de traje gris, se apasionaba por su trabajo y así lo demostró hasta su muerte el 16 de julio de 1969.

Manuel Gamio descubrió el Templo Mayor de los aztecas

Siempre buscando, observando y descubriendo la belleza arquitectónica de una civilización que estaba enterrada y cubierta de maleza. 

Pero, más allá de eso, realizó una investigación que arrojó proyectos que impulsaron el desarrollo cultural, educativo y económico de la población.

Su pensamiento quedó plasmado en tres volúmenes: “La población del Valle de Teotihuacan”, cuya obra cumple 100 años de haberse publicado.

Nadie mejor que su descendencia para seguir difundiendo las importantes aportaciones de quien es considerado el padre de la arqueología moderna en México.

El Centro de Estudios Teotihuacanos, ubicado frente a la puerta número 5 del sitio arqueológico, fue sede de un homenaje a Manuel Gamio.

Sus nietos Ángeles González Gamio y Manuel Augusto Gamio Petricioli, dieron testimonio del aprendizaje y la herencia cultural que recibieron de este personaje de gran trascendencia y reconocimiento para Teotihuacán y la arqueología en nuestro país. 

“Este homenaje es importantísimo, trascendente, porque lo que planteó Manuel Gamio en esa obra de ’La población del Valle de Teotihuacán’ hace 100 años, sigue siendo totalmente vigente; de todas las cosas que plantea, son realizables el día de hoy”, dijo Ángeles Gamio.

Reconoció que, a la fecha, mucha gente ha retomado y mantiene vivas muchas de esas cosas que su abuelo planteó en aquel momento, tales como el trabajo artesanal con obsidiana, cuya actividad es una de las principales fuentes de ingreso para los más de mil artesanos que tallan la piedra en los municipios de Teotihuacán y San Martín de las Pirámides. 

“Están haciendo una revolución de la obsidiana, a la cual Manuel Gamio le vio la posibilidad hace 100 años, cuando no le daban ningún valor”, señaló.

En su visita a Teotihuacán, los nietos estuvieron acompañados también del arqueólogo Eduardo Matos Moctezuma, quien ha sido precursor de las investigaciones de Gamio.

En el homenaje también participaron vecinos de edad adulta que en su momento acudieron a la escuela instaurada por iniciativa del arqueólogo y que ahora es el Centro de Estudios Teotihuacanos.

Ellos han sido los principales promotores de los logros alcanzados por el arqueólogo en su tiempo.

“No sé si sea una leyenda, pero hay quienes han visto caminar a un hombre con su traje gris por las calles de San Francisco Mazapa; esa historia se la contaron a mi abuelo y a él solo de dio risa, pues se dice que es el alma de Don Manuel Gamio”, relató una joven de esa comunidad.

La población de Teotihuacán

La de Manuel Gamio fue una investigación integral, pionero en el mundo, en la que propuso estudiar a los grupos indígenas en su medio físico y no solamente dentro de su sociedad.

Analizó la evolución histórica desde épocas pasadas hasta la actualidad y generó una política de mejoramiento social y económico de los grupos estudiados.

Durante dos años reunió a alrededor de 40 de los más destacados investigadores, profesionistas y artistas de la época.

Con su ayuda logró este análisis y diagnóstico.

Se dice que Gamio defendía la postura de que el pasado influye en el porvenir y sólo conociéndolo se podría ayudar a la gente. 

El Centro de Estudios Teotihuacanos y su relación con Manuel Gamio

Este edificio fue construido el año de 1905 por Leopoldo Batres. Posteriormente, el arqueólogo Manuel Gamio lo convirtió en escuela para niños y taller de artes y oficios para adultos.

Ahí se enseñaba herrería, fabricación del tabique, cerámica, carpintería, tallado de obsidiana e incluso teatro, entre otros. 

Ese fue el surgimiento de los primeros talleres artesanales en estos pueblos.

Sus nietos relataron cómo es que Manuel Gamio, viendo la abundante obsidiana, propuso a los pobladores a replicar las figurillas que estaban siendo descubiertas.

Además de la construcción de un teatro al aire libre que ha estado abandonado, pero del que se tiene un proyecto para reactivarlo. 

El llamado a los futuros investigadores es que conozcan la obra de Manuel Gamio, como base fundamental en la preservación de la historia.

SPM