Dedicarse a la práctica médica es una carrera de contrastes, por un lado, se trata de una profesión muy noble que trabaja con lo más valioso del ser humano, la salud y la vida, pero también requiere mucha fortaleza mental para enfrentarse todos los días a la muerte y al sufrimiento, señaló el Médico Cirujano, Miguel Ángel Karam Calderón.
La práctica médica es una carrera de contrastes
El profesional del cuidado de la salud menciona que a lo largo de su vida ha entendido que la medicina es mucho más que una profesión, es un estilo de vida, un compromiso permanente con la vida, la ética y la humanidad de 24 horas, las enfermedades no tienen horario, aseveró.
“En general, la profesión médica es de las más nobles a las que uno se puede dedicar, trabajamos con una de las partes más sensibles del ser humano, la salud, los pacientes depositan en nuestras manos y conocimientos dos de las cosas más valiosas, la confianza y la salud”.
Karam Calderón, quien ahora dedica gran parte de su labor a la investigación en materia de Epidemiología Social dijo que los médicos se preparan para ayudar a las personas, pero no solo para aliviar sus enfermedades, también para apaciguar sufrimiento e incertidumbre de alguien que sabe que puede perder la vida, incluso se calma la angustia de toda una familia que se ve afectada por la enfermedad se su pariente.
Sin embargo, reconoció que detrás de esa vocación de servicio existe una realidad compleja y demandante de la cual se habla poco, “esta profesión exige mucho tiempo, compromiso y preparación constante, es muy celosa, requiere toda la atención, todo el tiempo y hacerlo de buena manera y de forma ética”.
Fortaleza mental
Pormenorizó que un médico requiere mucho tiempo para su preparación y eso puede costarle la ruptura de sus vínculos sociales y hasta familiares, de igual manera en la práctica hospitalaria o clínica constantemente se enfrentan a muchos dilemas, entre ellos desafiar a la muerte y arrebatarle de sus manos a los pacientes, “intentamos rescatar a las personas de situaciones críticas, enfermedades terminales, accidentes graves, pero no siempre se puede, nos toca ver morir a un paciente, eso es muy triste y frustrante”.
Ante este panorama, Karam Calderón enfatizó que su profesión requiere una gran fortaleza mental y el control emocional, recuerda que en los años setenta se decía que la carrera de medicina solo formaba personas con ansiedad o alteraciones psicológicas, y en parte es cierto, “la carga de trabajo, el estudio y la constante exposición al sufrimiento humano dejan huella”.
Pese a todo, Miguel Ángel Karam Calderón subraya que la medicina es una de las profesiones más humanas y gratificantes, “cuando se trabaja de manera correcta y ética, es muy gratificante. La recompensa es ver a un paciente recuperarse, volver a su vida normal, eso vale cualquier sacrificio, ver la sonrisa de la gente agradeciendo que ya se van a su casa, eso no tiene precio, esa ha sido la mejor recompensa, lograr la sanación física, sino la curación más interna”, concluyó.
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