Memorias de mi pueblo, así se vivía la Semana Santa en Otzolotepec

Semana Santa en Otzolotepec

Memorias de mi pueblo, así se vivía la Semana Santa en Otzolotepec

El recuerdo de las notas del tambor y la flauta que anunciaban el inicio de la celebración, sigue en la memoria de los habitantes de la región.

Francisco Hurtado Cisneros *

Redacción
Noviembre 23, 2025

¡Era un “hervidero de gente”! Expresión coloquial de los abuelos otzolotepenses que atestiguaron cómo se vivía la Semana Santa en la cabecera municipal de Otzolotepec, Villa Cuauhtémoc, allá a mediados del siglo pasado, lugar que aunque hacía dos décadas (en 1933) había cambiado de nombre, la gente aún identificaba con su antiguo nombre: San Bartolo. 

Las imágenes antiguas siguen acompañando al Viacrucis

Al recordar la manera de celebrar ese evento tan especial para el cristianismo, los abuelos reflejan en su rostro la nostalgia de ver que hoy las cosas han cambiado de manera impresionante y se resisten a olvidar lo que ellos llaman “recuerdos bonitos”, sus vivencias de tiempos pasados cuando realmente se celebraba la semana mayor con respeto. 

Sí, ya nada es igual, como dicen los abuelos, vale la pena rescatar de la memoria social aquellos tiempos para que queden prendido como parte de la historia de nuestro municipio. 

El antiguo sonido de la Semana Santa

Había un sonido peculiar que se escuchaba por las calles de Villa Cuauhtémoc desde inicios de la cuaresma y llenaba el ambiente de solemnidad anunciando la proximidad de la Semana Mayor, el encargado de hacerlo era Raymundo Molina, quien caminaba por las calles del pueblo cargando un tambor y una flauta, a los que arrancaba sonidos únicos e incomparables acorde a los días, al escucharlos, diversos sentimientos despertaba entre la población, desde el miedo a la tristeza, no era para menos, tener esas sensaciones pues así se anunciaba la proximidad de la muerte de Jesús de Nazaret. 

El señor Raymundo no dejaba calle sin recorrer, su caminar pausado, sin prisa lo llevaba hasta los barrios de Dos Caminos, de ahí doblaba hacía el Arenal para pasar por el Pueblito y la Purísima, a veces, en El Arenal, daba vuelta y por un pequeño camino que más parecía callejón salía para dirigirse de nuevo al centro del pueblo. Otras veces, caminaba por San Juan, los Ramos, Tetitla, el Capulín, la Constitución.

Por donde quiera que anduviera se escuchaban a lo lejos las notas que el viento se encargaba de expandir por el territorio del municipio. 

Cuando don Raymundo Molina ya no pudo cumplir su labor, junto con él se apagó esa costumbre de anunciar la semana mayor, en el ambiente del centro de Otzolotepec se dejó de sentir el sentimiento de tristeza y melancolía de los Días Santos.

Cada familia del pueblo vivía a su manera la Semana Santa, aunque había cosas comunes que la gente hacía en esas fechas. En la cuaresma no se realizaban fiestas, bautizos, confirmaciones, primeras comuniones,o bodas; quienes tenían aparatos de radio o televisión procuraban no encenderlos, si lo hacían era lo menos posible, la radio sólo para escuchar la hora. 

Se infundía miedo a niños y jóvenes advirtiendo que si decían maldiciones además de cometer pecado se condenaban, aunque el mayor temor era recibir el regaño fuerte de los padres o abuelos. 

Las reglas estrictas durante la cuaresma hacían que en los hogares se respirara un ambiente de solemnidad, de paz, de tranquilidad, de reflexión, de temor, pero, sobre todo, de respeto.

Desde tiempos inmemoriales la semana mayor comienza desde temprano, el Domingo de Ramos en el Barrio de Los Ramos, nombre dado precisamente por evento que ahí comienza con la procesión a la parroquia de San Bartolomé Apóstol y en que la gente carga la imagen de Cristo sosteniendo en su mano una palma y montado en un burro a quien la gente llama San Ramón. 

Tradición y gastronomía en Domingo de Ramos

En ese tiempo, se acostumbraba en Domingo de Ramos preparar atole de maíz azul crudo, al que se le agregaba ceniza de olote. El olote, al rojo vivo, se ponía en agua hasta disolverse para revolverlo con el atole. También era común elaborar tamales de dulce hechos de nixtamal de maíz azul, llamados por la gente como tamales de burro. Hoy, esa tradición casi ha desaparecido. 

El símbolo más representativo del Domingo de Ramos es precisamente el atado romero, laurel y una palma que se bendecía cada año. Antaño, la autoridad parroquial encargaba a personas en cada barrio pasar a los hogares a “cobrar lo del Domingo de Ramos”, a quienes cooperaban se les entregaba su ramo y lo colocaban en algún lugar de su casa a manera de protección atribuyéndole “poderes” para alejar o calmar las tormentas en la época de lluvias.

“Cuando viene una tormenta fuerte, muy fuerte, la gente toma el ramo entre sus manos, mientras reza hace la señal de la cruz en dirección donde viene la tormenta, quita algunas hojas de laurel y romero, hábilmente quema las hojas de tal manera, que sólo humee, así los otzolotepenses cuidaban sus sembradíos y a la población en general

La popularidad del Viacrucis en Otzolotepec

Esa idea del “hervidero de gente” al cual hacen referencia los abuelos tenía una razón, en la región no había otro lugar donde se escenificara la pasión y muerte de Jesucristo como se hacía en Villa Cuauhtémoc.

La tradición se pierde en la memoria de los más viejos, no hay referencia de cuándo inició la escenificación en el pueblo aunque existen indicios que sugieren una antigüedad de más de un siglo. Lo cierto es,que dada la importancia del evento y al no haber otro lugar donde se hacía la representación en aquellos tiempos, llegaban gente como en peregrinación desde lejos, unos en carretas, otros en chalupas sobre las entonces aguas cristalinas del río Lerma, cargaban petates y cobijas que servían como cama y abrigo ya que se quedaban a dormir dos o tres noches en los portales aledaños al jardín. Nadie quería perderse la escenificación llena de fe y misticismo; en palabras de la gente adulta, “una representación hermosa y bonita”, aunque llena de tristeza la que se vivía en los días santos; el evento despertaba gran algarabía y armonía pero con respeto y devoción.

El centro del municipio resultaba insuficiente para dar cabida a toda la multitud, unos arriba de los árboles, otros en bardas y techos de las casas no querían perderse cada escena del viernes santo.

Fue en los años 90 del siglo XX cuando la celebración cambió radicalmente. Un grupo de personas encabezadas por Enrique Mireles y Julián Quiroz dieron un giro a la tradición ancestral, propusieron que una persona debería representar a Cristo. 

Así que en 1991, Julián Quiroz Martínez, fue el primero en representarlo, en esencia se siguió un guión original, lo novedoso fue la persona quien encarnó a Cristo, por lo tanto, se buscó un espacio donde realizar la crucifixión decidiendo que fuera en el atrio del lado sur del templo parroquial.

Para 1992 fue Nicandro Robles Quiroz quien representó a Jesús, y por vez primera en la historia del evento en Otzolotepec, se desconcentra del Centro del municipio la escenificación, realizándose la crucifixión a orillas del río Solanos cerca del pozo de agua; fueron dos años (1992, 1993) que ahí se rememoró el suceso. 

En 1994 los organizadores eligieron un nuevo escenario para la crucifixión buscando más realismo y determinan que el Cerro del Tezontle sería marco perfecto, y es desde ese año, ahí se rememora ese pasaje bíblico. A pesar de las transformaciones que ha sufrido la representación, las imágenes ancestrales que acompañan el Viacrucis siguen siendo las que vieron nuestros ancestros, que independientemente de su misticismo, representan un orgullo para los otzolotepenses, pues en su esencia se respira la presencia de nuestros abuelos que vivieron los días de cuaresma con respeto y devoción.

*Cronista vitalicio de Otzolotepec

“Un hervidero de gente” era la expresión que se usaba para describir a la multitud que desde principios del siglo XX acudía a observar con fe la representación de Semana Santa. Foto Archivo del Cronista

Sigue nuestro CANAL de WHATSAPP y entérate de la información más importante del día con La Jornada Estado de México.

PAT

UAEM2