Metepec alberga uno de los espacios más antiguos 

Metepec alberga uno de los espacios más antiguos 

Ya existía desde la época prehispánica, los primeros en llegar fueron los mexicas, después poblaron los Matlazincas

Brian Prado
Febrero 16, 2025

El Barrio del Espíritu Santo, en Metepec, es un sitio con más de 500 años de historia en la memoria de sus calles que han forjado la identidad, no solo del municipio, sino de quienes han sido testigos de la vida en el lugar durante los últimos años.

Jorge García Ortega, cronista del municipio, destaca su relevancia en la identidad de la región, se trata de un espacio que existía desde la época prehispánica, cuando formaba parte de los asentamientos matlatzincas y mexicas.  

“El Espíritu Santo recibe ese nombre entre 1562 y 1563. Antes, el barrio, aún con reminiscencias de los tiempos prehispánicos, se llamó Mexicapan. Tiene, con toda seguridad, una antigüedad que supera los 500 años”, comentó García Ortega.  

El cronista explicó que, tras la llegada de los mexicas en 1478, los asentamientos matlatzincas fueron rebautizados, aunque no se conserva el nombre original de Mexicapan. Aclaró que en Metepec no existía un núcleo poblacional único, sino pequeños asentamientos llamados calpullis.  

“Es importante aclarar, lo que es una primicia porque ni siquiera lo mencioné en el último libro que publiqué en octubre: cuando los mexicas llegan a Metepec se encuentran con 11 barrios. Poco a poco terminan por eliminarse, y el nombre de Metepec no se lo dan al pueblo porque no había uno, sino a los pequeños asentamientos. El nombre de Metepec es acuñado al cerro, no al pueblo”, detalló.  

 La llegada de los españoles  

Con la invasión española al Valle de Toluca en 1521 y la llegada de los primeros misioneros en 1524, los calpullis comenzaron a recibir nombres cristianos. Según el Códice de Metepec, el Espíritu Santo fue uno de los primeros barrios evangelizados, aunque García Ortega señala inconsistencias en el relato.  

“Ese documento, 95%, es falso. Narra la llegada de un personaje llamado Juan Carrillo, al Espíritu Santo, y la celebración de la primera misa en febrero de 1524. Los primeros misioneros llegaron a México en mayo de ese año. Es incongruente que hubieran llegado antes a Metepec, sobre todo porque el lugar no tenía la relevancia que algunos historiadores le han querido dar”, apuntó.  

Las primeras construcciones en el barrio eran capillas, no templos como los actuales. Fue hasta el siglo XIX que se añadieron campanarios. En 1827, el cabildo de Metepec solicitó a los habitantes de varios barrios, incluido el Espíritu Santo, que repararan sus templos debido a su estado deteriorado.

“Esa solicitud tuvo eco en el Barrio del Espíritu Santo, pero no en San Agustín, que terminó perdiendo su identidad como barrio en 1831 al subastar el terreno de su capilla”, afirmó.  

Artesanías y cultura

El Barrio del Espíritu Santo ha sido cuna de tradiciones artesanales que, según el cronista, antecede incluso a la llegada de los españoles.  

“En este barrio, desde finales del siglo XIX y principios del XX, se dedicaron a la alfarería, aunque ahora se quiera dividir entre alfareros y artesanos. Sin embargo, aquí todavía hay dos familias que trabajan el tejido de palma, una tradición más antigua que la alfarería”, explicó García Ortega.  

También reflexionó sobre el término artesano, impuesto por los españoles para demeritar el trabajo de los artistas indígenas.  

“Todos los pueblos prehispánicos trabajaban el barro, pero con la llegada de los españoles, el término de artesanías surge para evitar competencia con los artistas europeos. Es un término que desde el siglo XVI demerita el valor de los creadores mexicanos”.

Un barrio emblemático  

El Barrio del Espíritu Santo ha destacado no solo por su historia y tradiciones, sino también por su impacto en la vida política y social de Metepec. García Ortega recordó que varios presidentes municipales han sido originarios de este barrio, incluyendo al Dr. Ezequiel Capistrano, figura clave para el municipio.  

“La ubicación del barrio, a la entrada de Metepec, ha sido determinante. Su situación geográfica le ha permitido acaparar la atención. Además, su comercio establecido y su conexión con el centro han sido factores clave para el crecimiento del barrio”, explicó.

Con más de cinco siglos de historia, el Barrio del Espíritu Santo sigue siendo un pilar fundamental de la identidad de Metepec, donde el pasado prehispánico, la influencia colonial y las tradiciones contemporáneas se entrelazan.

La vida moderna   

María González, habitante del barrio desde hace más de 50 años, recuerda cómo la vida en este rincón de Metepec ha cambiado con el tiempo, aunque mantiene su esencia.  

“Entre semana esto sigue siendo un remanso de paz. Las calles son tranquilas, el aire huele a tierra mojada cuando llueve y uno puede caminar sin prisa. Antes todo el barrio era de puras familias que se conocían de toda la vida, ahora ya hay gente nueva, negocios y restaurantes; pero todavía hay momentos en los que se siente ese Metepec de antes, ese que parece detenido en el tiempo”, mencionó.

En los últimos diez años, la dinámica del barrio se ha transformado con la llegada de restaurantes, bares y cafés, convirtiéndolo en un punto de encuentro para turistas y jóvenes.  

“Hace unos diez años, a esta hora ya todo estaba en calma, pero ahora con los bares y los restaurantes la cosa cambia. Hay más ruido, más gente que viene a pasear o a cenar. 

No digo que esté mal, pero antes la vida aquí era más tranquila. Se siente bonito que la gente venga, pero a veces también se extraña cuando todo era más nuestro, más del pueblo”, apuntó.

Hay momentos en los que el barrio retoma su esencia festiva y tradicional. Procesiones, danzas y el Festival Quimera llenan las calles de color, música y alegría, recordando que este lugar es el corazón de Metepec.

“Cuando llegan las fiestas, esto se transforma. En las procesiones, la gente sale con sus veladoras, los rezos se mezclan con el sonido de los cohetes y el olor a copal. Y en el Festival Quimera, el barrio se llena de vida, con conciertos, artesanos y artistas por todas partes. Es bonito ver cómo se mezcla la tradición con lo nuevo, cómo la gente sigue celebrando como antes, pero con cosas que van llegando con los años.”

Pese a estar dentro de la zona metropolitana del Valle de Toluca, el lugar tiene un ritmo de vida distinto, casi ajeno a la ciudad.  

“Vivir aquí es curioso porque parece que estamos en otro lado, lejos del ruido de la ciudad, Metepec ya es una ciudad con centros comerciales y tráfico, pero en esta parte del centro se siente diferente, como si fuera un escondite de la ciudad y eso es algo que yo creo a muchos no gusta de vivir aquí”, dijo..

Para María, el Barrio Espíritu Santo sigue siendo su hogar, con todos sus cambios y su historia. Entre lo tradicional y lo moderno, sigue siendo un lugar donde la vida transcurre a su propio ritmo.

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