Migración
Si hablamos de migración, debemos enfatizar el problema como un asunto de aquellos en que las zonas del sur del país –y del continente- atraviesan por México, buscando empleo en los Estados Unidos. Las migraciones se convierten en un problema social brutal, pues son masivas.
El problema de los cambios culturales se profundiza y nos plantea el imperativo de reconocer que la cuestión social que el siglo XXI es distinta a la cuestión social del siglo XX; sí, recoge la agenda por no cumplida: analfabetismo, desnutrición, mortalidad infantil, mortalidad materna, pues sigue siendo un enorme agravio para el país que las mujeres se mueran por falta de atención – muertes no causadas sólo por cáncer cérvico- uterino, sino por otras enfermedades prevenibles.
Si lo que estamos haciendo en lo social es o no lo suficiente: si es lo correcto, si está alineado el estado, para enfrentar los problemas. Dado que no es viable ni factible la justicia social, ofertemos oportunidad para todos; ese es el paradigma que hoy vivimos. Esto que implica: construir capacidades, en lo que alguien llamó capital humano, ¿y cómo se construye capital humano? Hay que asociar salud, educación y alimentación.
Hoy tenemos individuos que por desempleo prolongado pasan por una honda depresión, un sentimiento de soledad, abismos profundos de tristeza, y no tenemos en todo el gigantesco “inventario” de las políticas públicas que este país construyó en el siglo XX, ninguna propuesta de la envergadura necesaria, para enfrentar este reto: la salud mental de los individuos.
Al hablar del Modelo social- liberal; planteó que todas las acciones de apoyo social debían favorecer a los individuos. Hemos cambiado mucho respecto de las generaciones del siglo XX, y vamos a seguir cambiando más aceleradamente, piensa el autor.
El gran saldo del siglo XX es la desigualdad social; el concentrarse sólo en la pobreza es un enorme error estratégico, puede ser justificable en términos discursivos, pero tiene que abordar esta enorme complejidad social. Necesitamos tener mejores políticas sociales para gobernar en la globalidad.
Debemos tener la capacidad de poder fomentar la tolerancia a la diversidad de sexo y pensamientos; mayor compromiso social de solidaridad; capacidad para seguir fomentando el desarrollo individual.
Tenemos que situar en el centro de todo, el esfuerzo social, la noción de igualdad, tenemos -dice el autor- que rehacer la nación social; tenemos que confrontar el hecho de que hay en evidencia, una crisis del modelo social y que se requiere en consecuencia una acción decidida y afirmativa de todos, para poder vivir con dignidad en el siglo de la globalidad.
Entender que en nuestro Estado viven como pobres, el 60 por ciento de la población, y ellos queridos lectores, son muchos. De veras muchos. ¿Qué estamos haciendo de todo lo que les conté antes por ellos?
A usted, sí, a usted que tiene todo -porque si está leyendo esta columna es que en realidad tiene de todo mucho- le pregunto: qué ha hecho hoy por estos seres que le necesitan… Con eso de que tenemos que amar al prójimo como a nosotros mismos… ¿Qué hacemos?
ASME