Mojándolo todo

Tendida, con los muslos como alas abiertas,

dispuestas al vuelo… me incitas, me invitas a viajar

por lácteas vías y negros agujeros

levemente desvelados por tú mano que juega

por pudores y sudores enjugando

entre pétalos de carne, el estigma

de tu flor más desnuda,

Mojándolo todo…

Luis Eduardo Aute

Escuchar veinte veces la bendita canción de Luis Eduardo, y tratar de ponerme en el ánimo adecuado, sin dejar de temblar mientras me voy quitando la ropa, eso de ir a una cita sin haber tomado un bañito relajante no es algo que me guste, una copa de vino tinto que de repente va vaciándose mientras voy por toda la mínima extensión de la casa, cantando y tarareando la canción; convenciéndome de que sentir de nuevo no está tan mal…

Ya sin ropa, comienza de nuevo y dice: “Tendida, con los muslos como alas abiertas”, me recuesto e imito la posición de la mariposa, con los muslos a punto de iniciar el vuelo, mi mano viaja al sur, lentamente desde mi rostro, paso a pasito, antes del baño que me dejará lista para mirarte esta tarde otra vez…

Quiero reconocerme y encontrarme, ¿estará mal acaso? Son ya dos años sin permitir acercamiento alguno, sin aceptar caricia de nadie que no sean mis hijos. Ya casi no soy mujer, soy una planta, completamente asexual y en muchos sentidos medio domesticada… pero hubo un tiempo en que mis piernas estaban dispuestas al viento, en que ponerlas alrededor de una cintura, de un cuello, de una almohada era el éxtasis total, en que estaba dispuesta a sentir y a hacer sentir.

Fue hace tiempo… Comenzar por rozar mi piel, de nuevo, es suave, es sedosa, fresquecita, y mis senos responden bien, no son inmensos, son pequeños la medida perfecta para una boca hambrienta, la boca de no cualquiera…

Sentir cómo los vellos de los brazos se erizan al toque de mis manos, al roce de mis uñas…

Mi sexo se humedece, lo siento lubricar y me emociona, sigo viva… convertirme en planta no ha sido jamás opción, a mí no me conforma el calor del sol, saber que dentro de mi ser hay un fenómeno natural que aún responde a un roce, a una palabra, a un recuerdo.

Tocarme y sentirme, suave, el sudor frío comienza a recorrer mi columna vertebral, encontrar el centro de mi universo y saber que hoy es el día, hoy te sentiré, te besaré vertical y horizontalmente, quiero darme a ti y que mi cuerpo te reciba, saberte en mí y sentirme aquí, irme en ti, y que te vengas en mí.

La canción vuelve a comenzar y la voz de Aute dice: “me incitas, me invitas a viajar por lácteas vías y negros agujeros levemente desvelados por tú mano que juega…” y mi mano juega con la lengua entre mis piernas, que para este momento reboza de placer y se llena de mi humedad imaginándote entrar y descubrirme así, sé que no sucederá, mi casa está y estará siempre vedada para ti, pero imaginarte te vuelve algo aún más intenso…

Imagino escuchar de tu boca una expresión de asombro, de censura y verte desnudándote para unirte a mí… dejarme terminar y comenzar otra vez…

Pudores y sudores enjugando entre pétalos de carne, el estigma de tu flor más desnuda… dice ahora la canción y para este momento yo ya estoy arqueada en mi propio placer…

Mojándolo todo… ahora sólo me queda recibir el agua de la ducha y saber que mi piel está lista para que esta noche sea la noche en que el celibato termine. Hoy estoy viva, sé cómo vibrará mi piel bajo el abrazo de tu cuerpo, y gozaré al terminar jadeando junto a ti…

PAT

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