Movimiento Ecologista del Estado de México cumple cuatro décadas trabajo

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Movimiento Ecologista del Estado de México cumple cuatro décadas trabajo

La presidenta de la asociación, Luz María Gómez, señaló que siguen atendiendo denuncias sociales, no obstante la falta de recursos es una de sus limitantes.

Brian Prado
Septiembre 27, 2025

En la década de los 80, cuando en el país aún no se hablaba de medio ambiente sino de ecología, un grupo de ciudadanos en el Estado de México comenzó a organizarse para denunciar los daños que observaban en los bosques. Así nació el Movimiento Ecologista del Estado de México, cuya historia ha estado marcada por la crítica, la resistencia y la acción desde la sociedad civil.

“Surge en el Estado de México a partir de la experiencia u observación de la sociedad de cómo se estaban acabando los bosques. En esa época Probosque tenía el objetivo de aprovechar y proteger los bosques, lo que veíamos como contradicción”, relató Luz María Gómez Ordóñez, presidenta del movimiento.

Desde sus primeros pasos, la organización se distinguió por presentar denuncias constantes frente a las autoridades, sin depender de cargos públicos ni aceptar apoyos condicionados. Ese camino los colocó en una posición crítica frente a los gobiernos estatales de distintas épocas.

“Es una característica que siempre ha tenido el movimiento, denuncias que vienen de la sociedad, no ocupamos ningún cargo público y que durante todo su desarrollo nunca se ha aceptado ninguna ayuda por parte de gobierno. Hubo gobiernos en el estado que ofrecían apoyo a grupos ecologistas, por ejemplo la administración de Pichardo Pagaza decía que por cada peso que los ecologistas invirtieran en favor del ambiente ellos iban a dar otro peso, pero si no hay un mecanismo o un acuerdo completamente transparente se presta a mucho condicionamiento”, explicó.

Bosques y agua bajo presión

La experiencia de más de cuatro décadas dejó aprendizajes sobre lo que realmente funciona en la conservación de las zonas forestales. Frente a la reforestación masiva, los integrantes del movimiento aseguran que el mejor método es la regeneración natural del bosque.

Otro de los temas centrales ha sido el agua. Desde los primeros años, la organización advirtió que el líquido disponible no recibía tratamiento, señalamiento que con el tiempo se volvió un reclamo recurrente en distintas regiones del estado.

“En cuestión de contaminación del agua nosotros hemos señalado siempre que el agua que se tiene no se trata, nosotros siempre hemos sido críticos de que hace falta tratamiento de agua. Cuando el movimiento ecologista comenzó a señalar, solo existía una planta, que ahora es Reciclagua y hasta la fecha es la única que sigue trabajando porque es de una empresa privada, se han hecho tres macroplantas por parte del gobierno que apenas en este sexenio se están tratando de recuperar”, explicó.

Espacios ganados por la ciudadanía

El Movimiento Ecologista del Estado de México también ha dejado huella en la configuración urbana de la capital mexiquense. Una de sus mayores intervenciones fue la defensa del predio que hoy se conoce como Parque Alameda 2000.

“Entre los logros en la ciudad de Toluca se tiene el Parque Alameda 2000, ese se hizo junto con la Asociación de Periodistas del Valle de Toluca y la Asociación de Médicos Cardiólogos y Asociación de Médicos Cirujanos. Ese predio estaba destinado para ser un conjunto habitacional del ISSEMYM, se hizo la protesta y ahí sí se empezó a plantar árboles para que esa zona fuera un pulmón para la ciudad que está muy escasa. Pasaba algo chusco porque nos mandaban cifras excesivas de áreas verdes, donde contaban hasta un árbol que había en una banqueta”, señaló.

Además de ese parque, el movimiento ha impulsado otros proyectos comunitarios en distintos municipios del Estado de México. Desde jardines en zonas urbanas hasta espacios arbolados en áreas rurales, la intervención ciudadana ha buscado preservar áreas verdes frente a proyectos urbanos y comerciales.

“Se hizo también el jardín de la colonia Hank González, donde en el gobierno de Agustín Gasca Pliego como presidente municipal pretendía ser un paradero para autobuses porque se quería desahogar la terminal de Toluca, que sigue siendo todo un lío. También en Ixtlahuaca se hizo el Jardín de San Isidro, en Jiquipilco se hicieron las zonas arboladas de Endotzi, donde hay un manantial y a otra se le puso el nombre de alguien de la comunidad, José Moreno, de alguna manera siempre se ha trabajado desde la sociedad y en contacto con la comunidad”, relató.

Políticas y leyes ambientales

El movimiento ha cambiado con el tiempo. Aunque en los últimos años no han creado nuevas zonas de protección dado a que reconocen que no tienen recursos y se pueden crear cuestionamientos dado que son una organización civil, pero sí han dirigido sus esfuerzos a la observación de políticas públicas y al análisis de programas ambientales implementados en México.

Se han firmado todos los acuerdos, se han plasmado en leyes, se dice que México tiene una de las legislaciones ambientales más robustas, más actualizadas, lo trágico es que lamentablemente no se cumplen estas leyes”, explicó.

La Secretaría del Medio Ambiente ha jugado un papel normativo, pero el movimiento insiste en que también se requiere coordinación y seguimiento a nivel municipal, particularmente en la gestión de residuos.

“A lo largo del tiempo, siempre ha mencionado que ellos no son ejecutores, que son normativos, pero también tienen entre sus funciones la de coordinar, reconocemos la autonomía que los ayuntamientos tienen, pero también debe de haber un monitoreo. Siempre se ha hecho la recomendación desde el movimiento que se hagan lugares regionales para disposición de desechos, hacer convenio con el sector privado para ver qué se puede reciclar y con eso el ayuntamiento puede obtener recursos, incluso para equipo, porque ¿cuántos lotes baldíos están convertidos en basureros?”, señaló.

Ecocidios y pérdida de biodiversidad

El panorama que describen los integrantes del movimiento es crítico. La tala ilegal, la contaminación de ríos y la falta de acción por parte de las autoridades municipales se han convertido en un problema recurrente.

“Lo que estamos haciendo son ecocidios, volteamos a cualquier lado y encontramos ecocidios, en los ríos; ahí está el Río Lerma, en los montes, en las comunidades forestales; 48 municipios forestales que tenemos en el Estado de México donde toda la comunidad sabe quién baja madera y nadie hace nada, porque también en muchos casos son parientes de presidentes municipales o expresidentes”, dijo

Esto se traduce, a decir de la titular del Movimiento, en el agotamiento de recursos que son necesarios para la biodiversidad.

“Olvidan o desconocen que México es uno de los 12 países megadiversos que existen en el mundo y que esa megadiversidad la tenemos que honrar, no se podría explicar ni la gastronomía mexicana sin esa diversidad”, comentó.

El cambio de uso de suelo es otro de los problemas que más preocupa al movimiento. La expansión de desarrollos inmobiliarios en tierras agrícolas ha transformado la fisonomía de municipios con tradición productiva, por lo que se requiere que los ayuntamientos y quienes toman las decisiones lo hagan tomando en cuenta la necesidad de conservar el medio ambiente.

Retos actuales y visión a futuro

Los integrantes del Movimiento Ecologista del Estado de México han participado en proyectos de restauración, aunque reconocen que en ocasiones las políticas de reforestación masiva no tomaron en cuenta la vegetación nativa y generaron nuevos problemas ambientales.

“Dentro del concepto de conservación viene la restauración y últimamente sí hemos participado en pequeñas reforestaciones porque en su momento se dio la fiebre reforestadora y se produjo en los viveros eucalipto, cedro blanco, sauce llorón y se llevaba a plantar en bosques, como el Nevado y se llenó de invasores que acabaron con la vegetación nativa”, destacó.

Explicó que la elección del eucalipto se dio por su crecimiento rápido y eso se veía como una planta de gran reforestación, pero es un árbol originario de Australia utilizado para desecar pantanos y para su mantenimiento se tiene que hacer restauración”, explicó.

La motivación central del movimiento, después de más de cuatro décadas, sigue siendo la misma: fomentar una ciudadanía consciente de sus derechos ambientales y exigir a las autoridades transparencia y compromiso en la gestión de recursos naturales.

La historia del Movimiento Ecologista del Estado de México es la de una organización que surgió desde la observación ciudadana, se fortaleció con la denuncia constante y se mantiene activa en la defensa del medio ambiente. Sus logros urbanos, como la creación del Parque Alameda 2000, conviven con sus críticas a los programas fallidos de conservación. Su voz insiste en la necesidad de restaurar los ecosistemas, cuidar el agua y detener los ecocidios, con la esperanza de que la sociedad se apropie de sus derechos ambientales y las autoridades cumplan con las responsabilidades que les corresponden.

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