Nguemore y Toste, la leyenda mazahua que dio origen a la naturaleza en Jocotitlán 

Nguemore y Toste, la leyenda mazahua que dio origen a la naturaleza en Jocotitlán 

A través de una caminata, los pobladores rinden tributo a sus antepasados, además de agradecer las bondades recibidas a lo largo del año.

Redacción
Mayo 4, 2025

El cerro Xocotépetl, también conocido como Nguemore, que significa montaña sagrada; se ubica en Jocotitlán, al norte del Estado de México, con una elevación de 3 mil 224 metros sobre el nivel del mar.

Para los habitantes del lugar y de los pueblos vecinos es una tradición subir al cerro, ya sea a convivir con la naturaleza, a juntar tierra de monte, recoger hongos, algo de leña, caminar, hacer ejercicio, realizar senderismo, andar en bicicleta de montaña o a caballo, apreciar el paisaje a través de sus diversos miradores o pasar un día de campo en familia en sus parajes, cabañas o asadores, siempre que se hace es para recordar a los mazahuas, cuidadores de la montaña sagrada.

Historia de amor 

Cuenta la leyenda que Nguemore era un gran guerrero mazahua bendecido por el sol. Habitó en una cueva cerca del manantial donde recogía el agua con sus manos para apagar su sed. A pesar de tener todo para vivir se sentía solo pues le faltaba una compañera.

Nguemore comenzó la búsqueda de aquella con quien deseaba compartir existencia. Encontró una doncella, la siguió, pero esta se le perdió en el camino. Siguió a otra, pero lo rechazó. Tras varios intentos encontró a una hermosa mujer que recogía agua en un cántaro de barro, se le acercó y preguntó su nombre, se llamaba Toxte. Tras varios encuentros decidieron compartir juntos la vida.

Para sellar su amor colocaron una piedra hacia el norte, otra hacia el sur y otra hacia el poniente, dejaron un espacio abierto hacia el este, para que llegara el calor sagrado del sol.

Nguemore y Toste unieron sus vidas y sus pensamientos en una fuerza poderosa, sus voces y sus manos se juntaron para exaltar la tierra, para acariciar el viento y el agua.

Juntos dieron nombre a elementos de la naturaleza, al sol lo llamaron Jyaru, a la luna Zana, al agua Ndeje, al fuego Sivi, al sauce Xiño, al venado Panteje, al trabajo Mbefi; juntos  aprendieron a cultivar el maíz, nacieron sus hijos y se integraron al pueblo mazahua.

Nguemore y Toxte vivieron muchos años, vieron caer numerosas lluvias y repetirse muchas veces el ciclo del maíz, sin embargo; todo inicio tiene un final.

Nace una montaña

Al paso del tiempo Toxte enfermó y poco a poco sus fuerzas se fueron extinguiendo, hasta que murió. Nguemore nunca entendía porqué se quedaba solo; sin embargo, aceptaba los designios. 

Pese a su tristeza Nguemore se sentía agradecido por tanta felicidad; por ello y como regalo el dios sol Jyaru, transformó a Toxte en volcán, a quien llamaría Xinantécatl, el hoy también conocido como Nevado de Toluca.  

Después de la noticia, Nguemore emprendió el camino al norte, pero al poco andar el dios sol lo detuvo y le dijo:

—¡Espera! ¿A dónde vas? Debes seguir cuidando a tu compañera. Tú también serás volcán, al transformarte en montaña sagrada serás el lugar donde tus hermanos mazahuas realicen todas sus ceremonias.

A la conquista de la región por los aztecas, estos le cambiaron el nombre a Xocotépetl, que hasta hoy perdura.

El sincretismo religioso

En el lugar existe una capilla abierta dedicada a la Virgen de los Remedios, pues habitantes de la zona localizaron una imagen pintada en la pared de una roca.

También, a unos metros de ese sitio se encuentra la capilla de San Isidro Labrador, patrono de los campesinos y a quien cada primera semana de diciembre ofrendan. 

Año con año, los vecinos de la región acuden en peregrinación para agradecer las dotes recibidas, no solo a la virgen y al santo, también a Nguemore; por lo que suben al cerro. 

La comunidad sale en procesión para acompañar al Señor de la Expiración, imagen milagrosa que la comunidad usa para todas las peregrinaciones.

Las familias llevan viandas con sus alimentos, comales y utensilios para la comida, generalmente para cocinar en el momento, en una lumbre improvisada con leña del lugar.

Otros suben en automóvil, camioneta, camión, caballo o burro, algunos más se adelantan para escoger un buen lugar y otros llegan para acampar desde el día anterior.

De los que caminan en la procesión, el padre de familia o a los hijos mayores cargan las imágenes que los guían. La tradición es milenaria, pues los mazahuas también peregrinaban desde antes de la llegada de los españoles, cuando estaba el señorío de Mazahuacán en la comunidad , al llegar los evangelizadores la convirtieron en una ceremonia religiosa católica.

La celebración comienza por la mañana. La gente se da cita en la parroquia de Jesús Nazareno, ubicada en el centro de la Ciudad de Jocotitlán, un templo del siglo XIX construido totalmente de piedra volcánica, que por su tamaño parece una catedral.

La procesión llega a las doce del día a la capilla, acompañada de las imágenes del Señor de la Expiración, otra de San Isidro Labrador y una imagen de la Virgen de la Concepción, más los estandartes del Movimiento Católico Cristo Rey y el de la escuela de pastoral de la parroquia de Jesús Nazareno.

Se realiza una misa de acción de gracias, los que asisten se congregan alrededor y frente a la capilla para participar en la eucaristía. Al final se hace una procesión alrededor de todo el llanito del lugar y termina la misa el sacerdote, para dar paso a los danzantes mazahuas quienes agradecen a los antepasados y a la montaña sagrada por las buenas cosechas.

Fiesta, color, música, ofrendas, alimentos que, al final de la celebración que dura 90 minutos, serán compartidos con la comunidad. Es el momento en que se reúnen las familias en el lugar escogido, el que encontraron o se apropiaron, para preparar sus alimentos, para el momento varios habrán encendido el fuego con leña para colocar el comal y los bistecs, las tortillas y demás viandas, sin faltar el néctar de los dioses; un buen pulque natural. Se convive en familia, con amigos y vecinos, se arman juegos de pelota, raqueta; además de que los artesanos de la región ofertan sus productos tradicionales. 

A las cuatro de la tarde toca la campana de la capilla para anunciar que se preparen para el regreso, todos empiezan a juntar sus viandas y se forman nuevamente en la procesión para caminar de regreso a la parroquia de Jesús Nazareno y llegar a tiempo para el rosario.

Las principales ceremonias que se practican son en el cerro Xocotépetl son las del Quinto Sol, Fuego Nuevo, la fiesta del Xocohuetsi.

El cerro de los mazahuas se considera como dador de vida, de ahí que la gente acuda a esta tradicional caminata que se ha convertido en parte del patrimonio histórico-cultural del pueblo, además de recordar que el contacto con la naturaleza es el símbolo de la remembranza de una leyenda. 

 Carlos Chimal Cardoso, cronista Vitalicio de Jocotitlán 

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