“¿Para qué los límites?”
Todas las distintas relaciones que establecemos requieren límites claros en la dinámica para que sean vínculos de calidad, sobre todo, se habla de esto en los vínculos más importantes y cercanos, pero también en las relaciones menos profundas que establecemos.
Los límites básicos son el respeto, la honestidad, ser empáticos y no actuar deliberadamente para afectar al otro.
Nuestros límites son como las luces de los semáforos que nos indican cuándo seguir y cuándo detenernos o tomar otro camino.
Si no se respetan los límites las consecuencias pueden ser bastante dolorosas.
Si no hay límites las relaciones se vuelven complicadas, se desgastan, hacen daño emocional e incluso físicamente.
Es importante reconocer que para poder establecer límites con los demás estos límites deben ser claros en primer lugar, para nosotros mismos.
Así que la mejor manera de empezar a marcar límites en las relaciones consiste en tener claros nuestros límites para establecerlos correctamente.
Saber que sí y que no es aceptable en una relación.
Y respetar aquello que es indispensable para cada quien.
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Los límites no deben ser transgredidos y deben llegar hasta antes de afectar a un tercero.
Como establecer límites:
Reconocer lo que es indispensable en tus relaciones.
(No solo son necesarios e importantes entre parejas, también en padres e hijos, compañeros de trabajo).
Definir qué es lo que no es negociable no solo mejora la calidad de las relaciones, sino que también proporciona estabilidad emocional y salud física.
Por ejemplo: la deslealtad, sin poder confiar en que el otro o la otra es leal a lo que se ha compartido, a tus secretos o heridas no podrías sentirte tranquilo ni seguro en esa relación.
El engaño, la traición, las mentiras pueden destruir la autoestima.
Los límites los define cada persona y cada relación, para que los límites funcionen deben ser:
Claros
Objetivos
Realistas
Empaticos
No depender de la emocionalidad
Los límites no son para marcar distancia entre las personas sino para que puedan acercarse con la confianza de sentirse a salvo.
Los límites son un problema cuando son demasiado estrictos o para quien no piensa respetarlos porque su presencia en la relación la haría más justa y equitativa.
Los límites en las relaciones permiten mantener una dinámica sana.
Para marcarle límites a una persona lo primero es marcarse límites a sí mismo y estar dispuesto a mantenerlos, es decir; que no dependan de la emoción del momento ni que se cambien negativamente una y otra vez.
Podemos cambiar para bien los límites, pero siempre deben comunicarse para que los otros estén enterados, obviamente, en situaciones complicadas o de peligro los límites no tienen que ser consensuados.
Todo vínculo de calidad amerita límites, incluso con nosotros mismos, para preservar nuestra salud también es indispensable saber a qué renunciar y qué elegir cotidianamente.
Un abrazo
@psicologalorenapatchen
Psicoterapia presencial y en línea.
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