Peregrinos hacia el Tepeyac, tradición, fe y perseverancia

Cada año, miles de peregrinos salen de Toluca con destino al Cerro del Tepeyac para agradecer a la Virgen de Guadalupe sus milagros y favores relacionados con trabajo, familia, salud, dinero, entre otros.

La tradición inició con la misa del “Buen Viaje” y la bendición del Obispo auxiliar, Monseñor Máximo Martínez Miranda, ofició la misa en presencia de devotos de diferentes parroquias, quienes llegaron desde el fin de semana.

Peregrinos hacia el Tepeyac, tradición, fe y perseverancia

Tras concluir, más de 20 mil personas con imágenes de la Virgen, trajes típicos, camiones adornados y con mucha fe, salieron rumbo a la Basílica de Guadalupe en la LXXXVI Peregrinación Diocesana al Tepeyac.

El viaje a pie durará tres días, del 19 al 21 de febrero. El primer punto al que llegarán será Ocoyoacac donde dormirán para continuar su camino el martes al amanecer, se estima que el miércoles en la noche llegarán al Tepeyac.

Una vez que llegan a la Basílica se lleva a cabo la llamada Hora Santa a las 8:30 de la noche, el jueves se realiza la solemne celebración eucarística a las 10 de la mañana; finalmente los peregrinos regresan a la 1 de la tarde.

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Durante su paso, elementos de la policía estatal y municipal vigilan la zona y cierran calles con un operativo de seguridad, por lo que en la mañana algunas vialidades del centro de Toluca estuvieron cerradas para dar paso seguro a los feligreses.

Algunas calles cerradas fueron Independencia, Bravo, Morelos y uno de los tres carriles del Paseo Tollocan, hasta ocupar el carril de baja velocidad de la carretera México-Toluca,

Un tema de fe

“En mi corazón está la santísima Virgen de Guadalupe, el pan que tenemos en la mesa, la salud que nos trajo, Dios nos da, vivimos día a día con él, es agradecimiento, por eso estamos aquí, yo creo todos, no hay que ser malagradecidos”.

Así lo afirmó Doña Jovita, quien viaja con sus dos hijos mayores para agradecer a la Virgen la unión de su familia y la recuperación de su primogénito quien sufrió un accidente automovilístico, “yo le pedí a mi virgencita y ella nos ayudó, le sigo pidiendo que me los cuide y ellos están bien”.

Frente a ellos hay casi 70 kilómetros por delante y muchas horas a pie, pero consideró que es un esfuerzo menor, porque los mueve la fe “aunque fueran 200, aquí estaríamos, con dios a lo que sea”.

SPM