Por primera vez el Premio Ariel cambia de sede

La Academia Mexicana de Artes y Ciencias Cinematográficas (AMACC) anunció que la sexagésima quinta entrega del Premio Ariel se realizará el próximo 9 de septiembre en el Teatro Degollado de Guadalajara, con lo que por primera vez el galardón fílmico más alto que se otorga en México no será entregado en la capital del país. De acuerdo con Leticia Huijara, actual presidenta de la AMACC, al descentralizar esta ceremonia se alcanza “un sueño largamente anhelado por sus miembros”.

Cifras, títulos y nombres de Premio Ariel

En pos del Ariel se inscribió un total de nueve largometrajes extranjeros –para la categoría de mejor película iberoamericana–, ciento treinta nacionales, de los que cuarenta y seis son de ficción, diecisiete son documentales y dos de animación, así como sesenta y seis cortometrajes, repartidos en las mismas tres categorías. De estos totales, el Comité de Elección de Nominados extrajo veintiocho largos –de los cuales cinco son iberoamericanos– y quince cortos, así como los nombres de 101 hombres y sesenta y dos mujeres que competirán por los Arieles a director, guionista, fotógrafo, actor, actriz, etcétera.

Los largometrajes documentales nominados son Cartas a distancia, del sempiterno Juan Carlos Rulfo; Dioses de México, de Helmut Dosantos; Home is somewhere else, de Carlos Hagerman y Jorge Villalobos; Teorema del tiempo, de Andrés Kaiser, y Users, de Natalia Almada. En cuanto a las veintitrés largoficciones, como suele suceder, hay algunas que sólo tienen una o dos nominaciones –verbigracia, la muy buena Zapatos rojos y la magnífica Trigal–, mientras que un puñado de ellas está en posibilidades, dicho clásicamente, de llevarse la noche en Guadalajara y que, sin casualidad posible, se trata de las que competirán por Mejor Película: Huesera, de Michelle Garza Cervera, con diecisiete, para ser la más nominada; le sigue El norte sobre el vacío, de Alejandra Márquez Abella, con dieciséis; después está Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, de Alejandro González Iñárritu, con doce; La civil, de Teodora Mihai, con siete; y finalmente La caída, de Lucía Puenzo, apenas con seis.

Consideraciones varias

Habida cuenta de los recientes dimes y diretes entre la AMACC, la Secretaría de Cultura federal, el IMCINE y algunos integrantes del gremio cinematográfico, tocantes a la falta de recursos para la celebración arielesca del año que corre, más que un sueño largamente acariciado que por fin se cumple, da la impresión de que el cambio de sede obedece a que en la capital jalisciense hubo personas o entidades que, por convicción o por persuasión, le entraron al quite y rescataron al Ariel. Bien por ellos. En cuanto a la ceremonia en sí, queda por ver cómo habrá de irle en su nueva calidad itinerante –pues, de acuerdo con lo declarado, es de suponerse que en 2024 se irá a otro lado, luego a otro y otro–, sobre todo en términos de lo que pareciera ser su eterno sambenito: la visibilidad. ¿Será promovida y transmitida masivamente? ¿Por qué medios? ¿Alcanzará una audiencia mayor, igual o menor a la acostumbradamente raquítica alcanzada?

No es por echar la sal pero, tomando en cuenta lo mismo antecedentes que novedades logísticas, es imposible no advertir claros barruntos de invisibilidad para un premio que –como se ha dicho en este espacio un año tras otro– merecería mejor suerte. Tampoco ayuda, sino todo lo contrario, el innegable desconocimiento masivo que padece casi la totalidad de los filmes nominados: con excepción de Bardo, falsa crónica de unas cuantas verdades, cuyas posibilidades de difusión y exhibición la separan abismalmente de sus competidoras, éstas padecen lo mismo que el grueso de la producción fílmica nacional: casi en términos absolutos carecieron de promoción, fueron exhibidas poco y mal, sobre todo para un público tan restringido como el que acude a festivales cinematográficos y, en consecuencia, es tremendamente escaso el público que las recuerda y, en consecuencia, el que aguarda a ver si obtienen un premio igual de anónimo que ellas.

Información de Luis Tovar

TAR