Preparan veladas en el panteón “La Soledad” en Toluca

Preparan veladas en el panteón “La Soledad” en Toluca. Foto: Emilio Varela

Preparan veladas en el panteón “La Soledad” en Toluca

El Panteón La Soledad, en Santa Ana Tlapaltitlán a diferencia de muchos otros, la tradición se mantiene viva.

Brian Prado
Noviembre 1, 2025

Entre el aroma de la flores, principalmente las de cempasúchil, el Panteón La Soledad, en Santa Ana Tlapaltitlán, comenzó a llenarse de vida. Desde temprano, las familias llegaron con cubetas, cepillos y trapos para limpiar las tumbas de sus seres queridos. A cada paso se escuchaba el sonido del agua golpeando las lápidas y el murmullo de quienes preparan la velada que, como cada año, se prolongará hasta entrada la madrugada.

En el panteón “La Soledad” la tradición se mantiene viva

En este panteón, a diferencia de muchos otros, la tradición se mantiene viva: las familias se quedan a velar junto a las tumbas. Algunos montan toldos, otros colocan sillas plegables y mesas pequeñas donde más tarde compartirán pan de muerto, café o atole. En medio de todo, los niños corren entre las flores mientras los mayores decoran con esmero las cruces.

Carmen Hernández, vecina del barrio de Santa Ana, llegó con sus hijos a limpiar la tumba de sus padres. Las herramientas eran una escoba, un balde y un ramo grande de cempasúchil. Mientras acomodaba las flores, habló sobre la importancia de mantener viva la tradición de velar.

“Nosotros siempre venimos desde el 31. Mis papás decían que los muertos llegan en la noche y que hay que esperarlos con luz, con comida, con cariño. Aquí todavía se quedan varios toda la noche, pero si vienen bastantes y se pone bonito porque traemos café, pan y hasta una bocinita para ponerles música de la que les gustaba”, mencionó.

En el ambiente no hay prisas ni solemnidad absoluta

A unos metros, un grupo de jóvenes pintaba con cal las letras de una lápida, algunos tienen que dar encomienda por los compromisos laborales de los padres, o bien, porque viven con familiares de la tercera edad, entre ellos Antonio Rivera, de 22 años.

“Mi abuela dice que es como una reunión familiar, pero con los que ya se fueron. Aquí pasamos la noche, platicamos de cómo era mi abuelo y ponemos su tequila. Ahorita venimos unos primos y yo a preparar todo porque somos los que tenemos tiempo y pues mi abuela pero ella ya viene a velar un rato porque ya está grande”, comentó.

El ambiente previo al Día de Muertos en el panteón La Soledad es distinto al de otros panteones. No hay prisas ni solemnidad absoluta, sino una convivencia tranquila, donde el recuerdo se mezcla con la vida cotidiana. Algunos venden veladoras y flores en la entrada, que dan la bienvenida a la tradición.

Entre los pasillos ya comenzaban a escucharse el murmullo de rezos, pero también risas de quienes recuerdan anécdotas familiares, y de paso, refrendan que esta época de celebración, conmemoración y no de lamento, según la tradición.

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