Proceso de elección en UAEMéx

Communitas

La decisión del rector, Alfredo Barrera Baca, de iniciar el proceso para elegir a su sucesor o sucesora y quitar el reflector a su cuarto y último informe de actividades al frente de la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEMéx), fue una decisión estratégica e inédita.

La tradición en la Máxima Casa de Estudios mexiquense dictaba que la atención debía mantenerse en “el evento del rector” (3 de marzo) y particularmente en el último informe, en virtud de que ahí se pueden exponer todos los logros alcanzados durante su gestión y acreditar -ante la comunidad universitaria, la clase política convocada y la opinión pública- el trabajo de cuatro años.

Ahora que el escenario se modificó, el rector Barrera ha puesto una gran responsabilidad en las 111 personas que integran el Consejo Universitario, y -en una primera fase- en quienes forman parte de la Comisión de Legislación Universitaria, porque serán responsables de revisar las bases, que el pasado viernes propuso el rector, para emitir la convocatoria correspondiente a la elección de quien encabece la Rectoría en el periodo 2021-2025. 

Dicha comisión la integran el propio rector, quien la preside; el abogado general de la UAEMéx, quien funge como secretario de la misma; J. Dolores Alanís Tavira, director de la Facultad de Derecho; Sergio Ruiz Peña, consejero profesor, y Raquel Estrada Sánchez, consejera alumna, ambos también de la Facultad de Derecho; además de Héctor Urbano López, consejero profesor de la Facultad de Medicina; Carlos Bañales Rodríguez, consejero alumno del plantel “Nezahualcóyotl” de la Escuela Preparatoria, y Sebastián Juárez López Arriaga, consejero alumno de la Facultad de Artes.

En esa primera composición -si es que no ha tenido modificaciones- es notorio que la Facultad de Derecho, por tratarse de un trabajo jurídico, tienen preponderancia con cuatro de los ocho integrantes, considerando al propio abogado general de la institución. Llama la atención que no forme parte de la comisión algún integrante de las facultades de Ciencias Políticas y Sociales o de Humanidades.

Para contextualizar la importancia que tiene el proceso de la sucesión en la UAEMéx, es necesario recapitular algunos datos: Ejerce recursos anuales que, en promedio, alcanzan los 6 mil 500 millones de pesos. Adicionalmente, tiene una matrícula de 90 mil estudiantes, distribuidos en 10 planteles de la escuela preparatoria, 21 facultades, 11 centros universitarios, seis unidades académicas profesionales, 19 centros de investigación, 17 espacios culturales, tres institutos y una escuela. Además, en ella se desempeñan casi 7 mil 900 docentes y 4 mil 500 integrantes del personal administrativo, y está relacionada con 76 instituciones incorporadas -tanto de bachillerato como de licenciatura- que representan una matrícula superior a 23 mil estudiantes.

Por si fuera poco, este proceso de elección -que se prevé arranque formalmente el próximo 12 de febrero- coincidirá con la elección constitucional de ayuntamientos, la Legislatura local y las diputaciones federales, de la entidad; de manera que no puede generarse algún conflicto en la comunidad universitaria, y por ello -de acuerdo con fuentes altamente confiables- existe preocupación en el Gobierno del Estado de México por una eventual inestabilidad en el proceso de sucesión.

Hasta este momento, se han entrevistado con representantes del Poder Ejecutivo estatal cuatro personas que aspiran a ocupar la Rectoría: dos varones de la administración central y dos mujeres directoras de organismos académicos, quienes han expuesto sus aspiraciones; sin embargo, al menos un par de integrantes del Gabinete universitario han continuado sus acercamientos con diferentes actores políticos, estatales y nacionales, en busca de su apoyo para contender por la presidencia del Consejo Universitario. Habrá que estar atentos a quienes decidan participar sin que hayan seguido esa ruta tradicional.

Sin embargo, tal como lo explicó el rector Barrera en un encuentro con periodistas, la comunidad de la UAEMéx ya no se mantiene pasiva frente a los acontecimientos que le atañen o afectan, como ocurrió desde diciembre de 2019 cuando se detonaron los movimientos feministas dentro de la institución. 

El doctor Barrera lo dijo con total claridad: “Tenemos una comunidad expectante, una comunidad exigente, una comunidad atenta a lo que sucede en la vida de la universidad, y esto es bueno también. Ya no es una comunidad tan tranquila, tan apacible, tan indiferente, como pudiera pensarse. Hoy ya no”.

Es así como la responsabilidad del Consejo Universitario tiene tres retos: primero, garantizar en las bases de la convocatoria las condiciones no sólo de legalidad sino de legitimidad en el proceso de sucesión. Segundo, establecer los mecanismos que aseguren que toda la comunidad conocerá las propuestas de quienes aspiren, así como recibir -como Consejo- las inquietudes y posturas de quienes integran la comunidad: docentes, estudiantes y empleados administrativos. Tercero -que es lo más importante-, emitir su voto en concordancia con lo que dicte esa comunidad. 

De lo contrario, la preocupación que se ha manifestado en el Poder Ejecutivo -y ante la cual se mantienen expectantes otros actores políticos-, podría hacerse realidad.

PERCEPCIÓN

El nivel de contagio por Covid-19 debería hacer reflexionar a quienes contenderán por un cargo de elección popular con respecto a las estrategias que seguirán. Exponer a la sociedad a encuentros físicos, podría tener un elevado costo.